domingo, 23 de junio de 2024

MALINA, DE INGEBORG BACHMANN

David Vivancos me puso tras la pista de esta obra. Gracias, David


Malina fue la única novela publicada por la poeta Ingeborg Bachmann. Descrita por su autora como una autobiografía espiritual e imaginaria, cuenta el descenso a los infiernos de una mujer que se debate entre un amante (Iván) que no la comprende ni está a su altura intelectual y un compañero de piso (Malina) inteligente y cortés, pero distante y frío.

La mujer, que ha padecido por parte de su padre abusos sexuales y violencia física, y sobrevivió una deportación a Siberia, vive inmersa en una lucha constante por encontrar las palabras que le permitan expresarse a sí misma, sostener viva la comunicación, mantenerse viva... Hasta el punto que padece accesos de grafomanía en los que escribe compulsivamente cartas que luego destruye. Incluso recurriendo a clichés sobre los más distintos temas que mantengan la ilusión de una comunicación real.

La mujer juega al ajedrez frecuentemente con su amante. A veces el juego parece sustituir a la comunicación:
Hoy ha venido a mi casa, la próxima vez iré yo a la suya; y cuando no tiene ganas de construir frases conmigo, saca su tablero de ajedrez o el mío, en su apartamento o en el mío, y me obliga a jugar.

Pese a que Iván juega mucho mejor que la mujer —casi siempre gana, aunque algunas veces ayuda a la mujer a hacer tablas— no deja de recurrir a una cháchara despectiva para con su rival acusándola, incluso, de utilizar su físico como arma. Algo que lamentablemente seguimos escuchando hoy en día de vez en cuando a algunos jugadores.

Ah, y ahora la señorita descerebrada, de cabeza vacía, quiere distraerme, pero ya conozco la treta, el vestido que resbala por el hombro, ya no lo miro, piensa en tu alfil, hace ya media hora que estás exhibiendo las piernas hasta más arriba de las rodillas...

A veces parece que la descripción de los encuentros ajedrecísticos relatan metafóricamente su relación con Iván y aún su vida, sumida en una pelea desigual contra sus recuerdos, contra la vida, contra sí misma.
Empezamos una partida de ajedrez y así no tenemos que hablar, la partida se alarga, se complica, se estanca, no avanzamos, Iván ataca, yo estoy a la defensiva.

Según avanza la novela, preludio de la soledad, la mujer termina jugando sola: 

Estoy sola en casa. Malina se está haciendo esperar mucho, estoy sentada con el AJEDREZ PARA PRINCIPIANTES frente al tablero y juego una partida. Frente a mí no hay nadie, me cambio todo el tiempo de sitio, Malina no podrá decir que esta vez voy a perder, pues al final pierdo y gano simultáneamente.

Pronto se hace patente la inutilidad de sus esfuerzos, su fracaso. Como le había dicho a su amante durante uno de sus encuentros:

...prefiero decirle enseguida que abandono, que para mí la partida está perdida.

Al final, la mujer desaparece en una grieta. «Ha sido un crimen» es la última frase de la novela.

Probablemente.

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La fotografía, en la que la escritora austriaca parece estar empleando el Sistema Londres, está hecha en Roma, en 1962, por el hermano de la autora Heinz Bachmann
 

FICHA TÉCNICA
MALINA
AKAL LITERARIA. MADRID, 2003
TRADUCCIÓN DE JUAN J. DEL SOLAR BARDELLI

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