El ajedrez estuvo muy vinculado en sus orígenes a las apuestas. La condena del juego que con extraña unanimidad hicieron las tres religiones monoteístas tiene una de su justificaciones en su existencia y proliferación.
Vamos a iniciar una serie de artículos para mostrar las cosas, muchas veces insólitas, que la gente se jugó con un tablero de ajedrez por medio. Por supuesto, desde la perspectiva de la creación artística.
En el primer caso, extraído del Romancero, lo que se apuesta son ciudades. No en vano los jugadores son gente de posibles.
ROMANCE DE FAJARDO
Jugando estava el rey moro
y aun al axedrez un día
con aquesse buen Fajardo,
con amor que le tenía.
Fajardo jugaba a Lorca
y el rey moro a Almería;
xaque le dio con el roque,
el alférez le prendía.
A grandes bozes le dice el moro:
-La villa de Lorca es mía.
Aí hablara Fajardo,
bien oiréis lo que dezía:
-Calles, calles señor rey,
no tomes la tal porfía,
que aunque tú me la ganasses
ella no se te daría:
cavalleros tengo dentro
que te la defenderían.
Allí hablara el rey moro,
bien oiréis lo que dezía:
-No juguemos más, Fajardo,
ni tengamos más porfía,
que sois vos tal cavallero
que todo el mundo os temía.
Un artículo publicado en una vieja revista, firmado por Francisco Escobar, correspondiente de la Real Academia de la Historia, nos ayuda a situar el romance.
Fajardo es don Pedro Fajardo Quesada, adelantado del reino de Murcia, y el rey moro, Abu `Abd Allah, conocido como
el Zagal. La partida se disputaría en Lorca, donde el Zagal estaba refugiado huyendo de su hermano Muley Hacén, rey de Granada, durante una de las constantes guerras civiles que el reino nazarí padeció a finales del siglo XV.
Por último, es evidente que el
buen Fajardo no se comportó precisamente con la deportividad que se espera de un ajedrecista.
FICHA TÉCNICA
EL ROMANCEROESTUDIO CRÍTICO DE GIUSEPPE DI STEFENONARCEA S. A. DE EDICIONES. MADRID, 1978UNA PARTIDA DE AJEDREZFRANCISCO ESCOBARREVISTA DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE GRANADA Y SU REINO.TIPOGRAFÍA DE EL DEFENSOR. GRANADA, 1921.