martes, 30 de agosto de 2022

EL SÉPTIMO SELLO

Una recreación de la escena ajedrecística de la película de Ingmar Bergman El séptimo sello, por la artista digital china YuHang.

Cortesía de Nacho Pérez Ortiz.

domingo, 28 de agosto de 2022

VASSILY KROTKOV


Vassily Krotkov (1959) es un artista ruso contemporáneo. Su estilo se inspira en las vanguardias rusas de principios del siglo XX, especialmente en el cubo-futurismo, que intentó reunir aspectos del futurismo italiano y el cubismo analítico francés.  
 
FICHA TÉCNICA
FINAL DE PARTIDA (2017)
VASSILY KROTKOV
ÓLEO SOBRE LIENZO. 70 x 80 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

sábado, 27 de agosto de 2022

KENNEDY vs JRUSHCHOV


En 1961, el presidente de los EE. UU., John Fitzgerald Kennedy, se reunió con el presidente de la U.R.S.S., Nikita Serguéyevich Jrushchov, en Viena. La opinión generalizada sobre la cumbre fue que el joven e inexperto presidente estadounidense no estuvo a la altura del veterano dirigente comunista, que había retorcido mucho su colmillo en la época de la sucesión de Stalin.

La prensa de la época estuvo de acuerdo con esa idea, como podemos ver en la viñeta de editorialista gráfico británico de origen alemán Victor Weisz, quien firmaba bajo el nom de guerre de Vicky, para la revista The New Statesman

En ella, Kennedy, apoyado por los líderes occidentales Konrad Adenauer (República Federal de Alemania), Charles de Gaulle (Francia) y Harold Macmillan (Reino Unido) se enfrenta a Jrushchov, apoyado por Mao Zedong (Mao Tse-Tung se escribía cuando yo era niño) delante de un tablero de ajedrez. La vieja metáfora del ajedrez como imagen de la geopolítica.

El dirigente norteamericano se presenta como un niño que tiene que sentarse sobre los libros con los que acaba de aprender a jugar. 

Previamente al encuentro, el gobierno norteamericano había promovido la fracasada invasión de Cuba en Bahía de Cochinos; con posterioridad a él, la URSS ordenó la construcción del muro de Berlín e intentó instalar misiles atómicos en Cuba. Tiempos de guerra. Como siempre. Como ahora.

Los textos de la viñeta dicen:

CONGRESO DE VIENA
EL
NIÑO MARAVILLA
CONTRA
EL
GRAN MAESTRO
AJEDREZ EN 100 DÍAS
TABLAS

Kennedy: Entonces, moví un peón y aplazamos...

viernes, 26 de agosto de 2022

MARCEL DUCHAMP, POR GISÈLE FREUND


Marcel Duchamp (1887-1968) fotografiado por Gisèle Freund (1908-2000) en 1966. Probablemente, en el estudio de Suzanne Duchamp, hermana de Marcel, del número 5 de la rue Parmentier en Neuilly-sur-Seine.

jueves, 25 de agosto de 2022

EN UN CAFÉ DE NUEVA ORLEANS

Alan Flattmann (1946) es un artista norteamericano especializado en el uso del pastel. Su temática es de género, la técnica realista, con gran interés en el paisaje y las escenas cotidianas, con personajes peculiares y gran abundancia de músicos. No en vano Nueva Orleans, donde sitúa la mayoría de sus obras, es la cuna del jazz.

La partida de ajedrez que presentamos se disputó en el Barrio francés de dicha ciudad Seguro que se escuchaba un viejo blues en el café donde se está desarrollando la partida. Y espero que el espíritu de Morphy inspirara a los jugadores a dar lo mejor de sí mismos.

FICHA TÉCNICA
ALAN FLATTMANN
THE CHESS PLAYERS
PASTEL SOBRE TABLA. 60,96 x 76,20 cm.
COLECCIÓN DEL ARTISTA

miércoles, 24 de agosto de 2022

LA EXPEDICIÓN NIMROD


El artista británico George Marston (1882-1940) se enroló entre 1907 y 1909 en la Expedición Nimrod (oficialmente, Expedición Antártica Imperial Británica), dirigida por el célebre explorador Ernest Shackleton, cuyo objetivo era llegar por primera vez al Polo Sur. No lo logró, pero la latitud alcanzada, 88° 23' S (solo les faltaron unos 180 Km. para llegar al polo) fue la más meridional que se había logrado hasta la fecha.

Marston, dibujante oficial de la expedición, realizó diversos cuadros sobre paisajes antárticos y bocetos de la vida de a bordo. En el que mostramos, podemos ver al cirujano Alistair McKay y al segundo oficial Frank Wild disputando una partida de ajedrez a bordo del buque que dio el nombre popular de la expedición: el Nimrod.

lunes, 22 de agosto de 2022

LEVAN STEPANIAN II


Otro cuadro del israelí Levan Stepanian (1968) en el que aún resulta más evidente la extrañeza que generan sus personajes, que evitan cruzar sus miradas y no las fijan siquiera en la actividad que están realizando.


FICHA TÉCNICA
LEVAN STEPANIAN
THE CHESS PLAYERS (2014)
ÓLEO SOBRE LIENZO. 93,98 x 66,04 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

 

domingo, 21 de agosto de 2022

EN EL SET DE... PERROS DE PAJA


Sam Peckinpah preparando con Susan George la escena artedrecista de la película Perros de paja. (Straw Dogs. Sam Peckinpah; British Film Institute, 1971).

Susan tiene entre sus manos Selected Chess Masterpieces, del GM yugoslavo Svetozar Gligoric. El libro es una  selección de sus célebres artículos titulados La partida del mes que se publicaban en diversas revistas de ajedrez. En España, las publicaba la revista Jaque.

De Perros de paja hablamos hace tiempo aquí.

Svetozar Gligoric. Selected Chess Masterpieces.
Pitman Publishing. New York, 1970


sábado, 20 de agosto de 2022

EL AJEDRECISTA DE LEVAN STEPANIAN


Este Jugador de ajedrez de Levan Stepanian realizado en 2015 reúne las características típicas de la figuración del artista israelí: figuras ensimismadas, de perfiles angulosos y entregadas a actividades cotidianas que transmiten una sensación perturbadora debido a la dislocación de su mirada.

La posición presente en el tablero es la que se produjo en el Torneo de Candidatos celebrado en Londres en 2013 en la partida disputada entre Levon Aronian y Vladimir Kramnik después de la quincuagésimo séptima jugada de las negras, que ganarían la partida solo cinco movimientos después.

Este es el diagrama:


Y esta, la partida:


FICHA TÉCNICA
LEVAN STEPANIAN
JUGADOR DE AJDREZ (2015)
ÓLEO SOBRE LIENZO. 100 x 80 cm,
COLECCIÓN PARTICULAR

miércoles, 10 de agosto de 2022

JOHN FANTE / FRANCO MINEI

Era un buen sastre. Su pequeña tienda estaba a unas cuantas calles de la vieja casa de ladrillo que había conseguido comprar con sus ganancias. Año tras año confeccionaba ropa para sus clientes habituales, sus paesani. La sastrería se había convertido en un lugar de encuentro para italianos de los viejos tiempos. Allí se reunían para jugar al ajedrez y al pinacle, para discutir el curso de la historia.


Ajedrez incidental en un cuento de John Fante (1909-1983) que narra las vicisitudes de una familia de emigrantes italianos en Denver. Ilustramos con un óleo de Franco Minei (1922)

FICHA TÉCNICA
JOHN FANTE
LOS PECADOS DE LA MADRE (de la colección de relatos HAMBRE)
ANAGRAMA. BARCELONA, 2022
TRADUCCIÓN DE ANTONIO-PROMETEO MOYA


FRANCO MINEI
PARTIDA DE AJEDREZ (1967)
ÓLEO SOBRE LIENZO. 64.8 x 74.9 cm
COLECCIÓN PARTICULAR



martes, 9 de agosto de 2022

EL MIRÓN


Pocas figuras tan enojosas en ajedrez como el mirón entrometido que no tiene reparo alguno en ofrecer consejos no solicitados en cualquier partida que se ponga a su alcance.

Es una figura habitual en las representaciones humorísticas sobre ajedrez de todo el mundo. En este caso presentamos una tarjeta postal búlgara de los años 40 del siglo XX.

En la jerga internacional del ajedrez se los conoce con el término yiddish kibitzer.

En tiempos más tolerantes con el humo se solía advertir a dichos personajes con la frase: «los mirones son de piedra y dan tabaco». Daba igual, se metían en la partida de todas formas.



 

domingo, 7 de agosto de 2022

EL CASO DE LOS CRÍMENES DEL ALFIL

En 1923, el crítico de arte y editor de revistas culturales Willard Huntington Wright (1888-1939) padeció un colapso nervioso que lo tuvo postrado cerca de dos años. Sus comienzos, después de algunos proyectos empresariales fallidos y unos pocos trabajos de subsistencia, habían sido en el campo de la crítica literaria. Pronto se hizo famoso por la mordacidad de su pluma y sus opiniones irreverentes, que le convirtieron de la noche a la mañana en el enfant terrible de la Costa Oeste.

Sin embargo, su prestigio se cimentó sobre todo en el campo de la crítica de arte, en el que se relacionó con los círculos más vanguardistas de Nueva York. Escribió sobre artistas en aquel entonces poco conocidos y valorados, como Cézanne, sobre Filosofía del Arte y Estética, campo en el que sus ideas influyeron de forma notable en creadores tan dispares como Georgia O'Keeffe o William Faulkner. Además, impulsó a los artistas más avanzados de su tiempo, algunos de los cuales fueron decisivos en el traspaso de poderes entre París y Nueva York como centro mundial del Arte.

El campo de sus intereses fue muy amplio: lo mismo escribía sobre Poe que sobre Nietzsche. Fue germanófilo durante la I Guerra Mundial, y a poco estuvo de dar con sus huesos en la cárcel en un surrealista episodio en el que fue acusado de espionaje a favor de las Potencias Centrales.

También fueron amplios sus intereses en el campo de la experimentación con psicotrópicos. En su botiquín podía encontrarse morfina, cocaína, opio, marihuana o hachís. El poco rendimiento económico que suele dar la crítica de arte de vanguardia y los muchos gastos derivados de sus investigaciones en el campo de las sustancias psicoactivas le llevaron a vivir en condiciones precarias a pesar de trabajar sin descanso. De ello no podía salir nada bueno. Y así fue. Como decíamos al principio, Wright padeció una severa crisis nerviosa.

El doctor que lo trató recomendó descanso absoluto, nada de preocupaciones, y le prohibió absolutamente leer o escribir sobre temas abstrusos. Solo ante la insistencia de Wright le permitió leer algo de literatura ligera. Paradójicamente, al principio de su carrera como crítico literario, Wright había reservado sus dardos más acerados para la literatura ligera, con especial animadversión hacía la novela policiaca.

Aquí entra en juego Norbet Lederer, un hombre de negocios, promotor ajedrecístico y poseedor de una enorme biblioteca particular de novela policiaca. Lederer le anima a probar suerte en el género y le permite hacer uso de sus libros durante su convalecencia. Wright así lo hizo. Cuenta la leyenda que en los dos años siguientes, el paciente leyó dos mil obras de misterio, crímenes o policiacas (quizá una ligera exageración) y pensó que él podía hacerlo mejor.

Sobrecubierta de una edición norteamericana de The Bishop Murder Case

En 1925 ya estaba manos a la obra, elige un nombre de guerra, S. S. van Dine, y en 1926 publica The Benson Murder Case (El caso del asesinato de Benson), la primera novela en la que aparece el detective Philo Vance. El éxito fue inmediato y abrumador. Tres novelas más tarde, el colapsado crítico de arte era multimillonario. 

Como hemos dicho, las novelas de S. S. van Dine están protagonizadas por Philo Vance. Este es un sofisticado millonario; culto, refinado y pedante hasta pedir socorro; de aguda inteligencia y razonamiento lógico y científico. Vance es un diletante que solo trabaja de detective por afición, por satisfacer su curiosidad intelectual, por superar un reto. Sus casos son creaciones intelectuales en los que no tiene peso alguno el análisis de las causas sociales del delito ni la sicología de de los personajes que los cometen. Son asesinatos concebidos como un juego, como un pulso entre el criminal y el detective, que suele ir acompañado por un elenco de tontos que subrayan con su ineptitud la inteligencia de aquel (el propio Van Dine milita en este bando como personaje en calidad de narrador y ayudante de Vance).

El despliegue de conocimientos exhibido por Philo Vance en sus novelas es tal que hasta el más encallecido de los lectores termina sintiéndose apabullado. Ciñéndonos solo a la novela que nos va a ocupar, Vance diserta sobre clásicos greco-latinos, como Jenofonte, Terencio o Menandro (a quién el detective está traduciendo directamente del original griego); de arte contemporáneo francés; de ópera moderna; de la literatura de Ibsen; de matemáticas; de física (con especial atención a la mecánica de los cuerpos celestes y a la relatividad); de sicología... Sin olvidarnos de la filosofía, con gotas de Schopenhauer o Bertrand Rusell. La lista de científicos citados en el libro con referencia a alguna de sus obras es del tamaño de la guía de teléfonos de una ciudad mediana. ¡¡Y además de todo eso habla, y mucho, de ajedrez!!

Nos referimos a la cuarta novela de Philo Vance, publicada en 1929, The Bishop Murder Case. En España, bishop se ha traducido siempre, en el caso que nos ocupa, como «obispo». Ni siquiera la última edición publicada (El caso de los asesinatos del obispo. Reino de Cordelia. Madrid, 2020), que es la que he manejado para esta breve nota, se ha atrevido a titularla, como quiere la trama, «los asesinatos del alfil». Supongo que ha prevalecido la tradición frente a la exactitud. Porque, por mucho que quiera la tradición, el asesino de esta novela tiene como firma inequívoca un alfil. Negro, para más señas. Además, la anfibología que presenta el término inglés bishop (pieza de ajedrez o dignidad eclesiástica) solo se mantiene unas páginas.

Un alfil negro, la firma del asesino

La trama argumental de El caso de los asesinatos del obispo se articula en torno a una familia neoyorquina, los Dillard, y su entorno. Los Dillard se mueven en un círculo muy reducido, un ambiente muy intelectualizado, con profesores de universidad, científicos y ajedrecistas entre ellos. La tranquilidad de este grupo se rompe por una serie de asesinatos que parecen seguir el hilo argumental de una colección de canciones infantiles: Las canciones de mamá Oca. Y como hemos dicho, el asesino deja un alfil negro como firma.

Varios personajes de la novela tienen una estrecha vinculación con el ajedrez. El primero es John Pardee. Vecino y visitante asiduo de la mansión de los Dillard, Pardee es descrito como un multimillonario ocioso cuyo único interés en la vida es el ajedrez. El personaje de Pardee es un remedo del magnate Isaac L. Rice, del que hablamos aquí. Al igual que Rice, Pardee había ideado un gambito. E igualmente, su mucho dinero había conseguido que fuera una apertura obligatoria en los torneos en los que participaba y que a la vez patrocinaba. Pero en sus enfrentamientos con los grandes de la época —se cita textualmente a Lasker, Capablanca, Rubinstein y Finn— quedó claro que el gambito Pardee era incorrecto. La inclusión en la lista de Finn (un árbitro respetado, pero no uno de los grandes como jugador) debe entenderse como un guiño al publico estadounidenses aficionado al ajedrez.

Pardee, asesinado. El criminal deja su firma

Adolph Drukker es un científico, también vecino de los Dillard, también aficionado al ajedrez. En un momento dado, aporta como coartada que había estado, a la hora de uno de los crímenes, en la biblioteca de la mansión Dillard resolviendo un problema de ajedrez de una revista. En concreto, el final de una partida entre Shapiro y Marshall (no he podido encontrar ninguna partida en las bases de datos que coincida con la descripción que se da en la novela). Resolverlo le llevó media hora, lo que tardó en hallar un movimiento de peón que llevaba a un inevitable zugzwang. De Drukker se dice en la novela que es un excelente analista, pero que tiene un escaso dominio práctico del juego.

Sigurd Arnesson, un matemático casi tan cínico como Philo Vance, también es aficionado al ajedrez, aunque no a los ajedrecistas. Introduce en la trama la noción de idiot savant (sabio idiota) aplicado a los genios del juego: profundos en su ciencia, pero incapaces de realizar las tareas más simples sin ayuda. Previó que el gambito Pardee iba a ser refutado y añade a Tartakower y a Vidmar en la lista de ajedrecistas que lo derrotaron.

El propio Philo Vance demuestra un conocimiento más que adecuado del juego. Conoce personalmente a Edward Lasker. Durante la investigación dedica un día entero a estudiar los análisis que Janowsky y Tarrash dedicaron al gambito Pardee. Y en su intento de establecer un perfil sicológico del asesino menciona a Philidor, Staunton, Morphy, Kieseritzy y Maroczy.

Basil Rathbone, en el rol de Philo Vance, estudiando una posición

Con todo, la parte más interesante de la novela en relación con el ajedrez es la comprobación de una coartada de John Pardee. El millonario aduce que no pudo cometer uno de los crímenes porque en el momento en que se produjo él estaba jugando el aplazamiento de una partida contra Akiba Rubinstein.

El ajedrecista polaco estaba de gira por Estados Unidos y accedió a jugar un encuentro de exhibición a tres partidas contra Pardee. Rubinstein ganó fácilmente la primera, la segunda fue tablas y la tercera se aplazó en una posición que parecía favorable a Pardee. Ni que decir tiene que empatar un match con Akiba Rubinstein hubiera sido un resultado extraordinario para el norteamericano. Así que Pardee se afanó en el análisis de la posición suspendida.

Pardee sudando la gota gorda analizando su partida aplazada contra Rubinstein

Pero Rubinstein había visto muy lejos. Neutralizó el ataque de Pardee y llegó a un final que remató de forma brillante. En la novela se da la posición en la que abandonó Pardee y la continuación que había previsto Rubinstein. La posición es la que vemos en el siguiente diagrama (las negras acaban de jugar 44... c2+), aunque de momento me voy a reservar la solución.

Pardee vs. Rubinstein
Nueva York, 1929
-+                                          (4+5)

La sospecha de Vance era que durante la partida Pardee hubiera podido ausentarse durante el tiempo de reflexión de Rubinstein, cometer el asesinato y regresar al tablero. Para apoyar su idea remarca a sus interlocutores que ausentarse del tablero cuando toca mover al rival es algo habitual y que no suscita ningún interés (¡Qué tiempos aquellos! ¡Ahora te siguen hasta el baño por si se te ocurre consultar un programa de juego en el teléfono!).

Para verificar su hipótesis, Vance visita el Manhattan Chess Club (el club donde Capablanca sufrió el infarto que lo llevó a la muerte, el club donde jugó Bobby Fischer), se hace con las planillas, habla con los árbitros, calcula el tiempo que cada jugador empleó en el total de la partida, cronometra cuánto tiempo se tarde en recorrer la distancia que separa la sala de juego de la escena del crimen y, finalmente, concluye que Pardee dispuso de 45 minutos libres. Tiempo suficiente para cometer el asesinato. Pardee, pues, sigue siendo sospechoso. Al leer esta parte de la novela me preguntaba si Abelardo Castillo pudiera haberse inspirado en esta historia para su magistral relato La cuestión de la dama en el Max Lange

Finalmente, las capacidades deductivas de Philo Vance dan su fruto y en el apoteosis final descubre el nombre del asesino. Aún sin poseer las brillantes dotes del detective americano, cualquier lector hubiera tenido al menos un 50% de posibilidades de acertar el culpable: al final de la novela solo quedaban vivos dos de los personajes sospechosos.

S. S. van Dine había concebido su serie del detective Philo Vance como dos trilogías después de las cuales abandonaría el personaje. Pensaba que ningún personaje de ficción daba para más de seis novelas. Sin embargo, la necesidad de mantener un alto nivel de vida, le llevó a traicionar su intención y la serie se prolongó hasta su muerte, alcanzando una docena de títulos en total. Al final se dio la razón a sí mismo, es una opinión generalizada que sus seis últimas novelas son mucho peores que las seis primeras.

Su éxito le generó sentimientos contradictorios, se acostumbró a llevar una vida acomodada y bastante extravagante. Abandonó las drogas pero para compensarlo comenzó a explorar el mundo del alcohol. Le encantaba ser rico y excéntrico, pero lamentaba que no se le considerara ya un escritor «serio». Todo este proceso mental lo describió en un artículo de 1929 titulado Yo solía ser un intelectual y mírenme ahora.

El juego de ajedrez de Philo Vance 
Como corresponde a un adinerado dandi, es un antiguo juego de hueso y marfil conocido como ajedrez Barleycorn

Vamos a echar un vistazo a la génesis de los aspectos ajedrecísticos de El caso de los asesinatos del obispo. Al tiempo que escribía la primera novela de Philo Vance, S. S. van Dine pidió a Robert Lederer (el amigo que le permitió acceder a su biblioteca de novela negra durante su convalecencia) que le organizara un encuentro con Alexander Alekhine, en aquel entonces a punto de hacerse con el título de Campeón del Mundo de ajedrez. Lederer conocía bien al ruso por haber sido el principal organizador de las simultáneas a la ciega en las que Alekhine batió el récord mundial al enfrentarse a 26 oponentes a la vez en Nueva York, 1924.

Sin duda, Van Dine pretendía que el futuro campeón del mundo le orientara en el tema ajedrecístico que quería introducir en su cuarta novela. Hay una fotografía del encuentro entre Alekhine y Van Dine que se publicó, según el historiador del ajedrez Edward Winter, en el número correspondiente a julio y agosto de 1929 de American Chess Bulletin. Significativamente, Alekhine está mostrando un alfil negro al novelista.

Alekhine y Van Dine en la terraza del Hotel La Reine
Sin fecha, pero podemos aventurar que se tomaría entre 1926 y 1928

Es probable que Van Dine pidiera a Alekhine que le ayudara a buscar alguna posición en la que un alfil negro tuviera una actuación determinante en el desarrollo de una partida. Por motivos argumentales, un alfil debía resultar decisivo. No parece demasiado aventurado pensar que Alekhine recordara un estudio de uno de los grandes compositores rusos, Alekséi Troitski, en el que la fuerza del alfil se manifiesta en todo su esplendor. 

El estudio, publicado en el periódico de San Petersburgo Но́вое вре́мя (Novoye Vremya) en 1895, es el siguiente:

Alekséi Alekséyevich Troitski
Но́вое вре́мя (Novoye Vremya),1895
+-                                          (3+3)

Y en el visor podemos ver la hermosa solución:


Y del estudio de Troitski se deriva la posición que S.S. van Dine da en la novela y que presenta el momento en el que Pardee abandona su partida ante Rubinstein.

Es el momento de ver la solución al problema de la novela.


La traducción adolece de algún fallo menor, por ejemplo llamar «hoja de resultados» a lo que en España se conoce como planilla, la hoja de papel donde se apuntan las jugadas de la partida. Probablemente por seguir literalmente al inglés, idioma en el que se llama score sheet. 

Casi al mismo tiempo que se publicaban las novelas, Hollywood preparaba las versiones cinematográficas. Metro-Goldwyn-Mayer estrenó en 1929, el mismo año de su publicación, la película The Bishop Murder Case (David Burton y Nick Grinde. MGM, 1929), con Basil Rathbone como Philo Vance. La película es bastante fiel a la novela. Algunos fotogramas de la misma nos han servido para ilustrar esta entrada.

Basil Rathbone y los directores David Burton y Nick Grinde en el set de rodaje

FICHA TÉCNICA
S. S. VAN DINE
EL CASO DE LOS ASESINATOS DEL OBISPO 
REINO DE CORDELIA. MADRID, 2020
TRADUCCIÓN DE MARÍA ROBLEDANO

1ª EDICIÓN
THE BISHOP MURDER CASE.
SCRIBNERS. NEW YORK, 1929

jueves, 4 de agosto de 2022

NOCHE EN BLANCO

Durante la guerra civil rusa, un contingente de las tropas checas, que combatían junto a los rusos blancos del almirante Kolchak contra los bolcheviques, captura un tren con propaganda revolucionaria. Entre ella, un juego de ajedrez «cuyos peones son proletarios encadenados». Dos oficiales blancos se incautan del tablero y las piezas y disputan en él varias partidas mientras esperan entrar en acción para liberar al zar Nicolás II.

Esta historia se cuenta en el cómic Noche en blanco, con guion del francés Yann LePennetier (1958) y dibujo y coloreado del belga Olivier Neuray (1962), que narra las peripecias del capitán (luego general) del ejército blanco Sacha Kalitzin  durante los convulsos acontecimientos que siguieron a la Revolución de Octubre y, luego de la derrota, en la posterior diáspora de los rusos blancos por Europa y los Estados Unidos. 


Olivier Neuray ha reproducido con fidelidad en sus dibujos el ajedrez diseñado por las hermanas Danko (Natalya y Elena) para la fábrica de porcelanas Lomonosov de Petrogrado (antes San Petersburgo, posteriormente Leningrado y hoy de nuevo San Petersburgo) en 1922. El tema de este juego de ajedrez es «rojos contra blancos», siendo los blancos figuras del antiguo orden capitalista (la muerte, la avaricia, la esclavitud) y los rojos los supuestos logros del nuevo orden comunista.


La elección de este juego de ajedrez incurre en un ligero anacronismo, ya que la acción del cómic transcurre en 1918 y los primeros ejemplares del prototipo de las hermanas Danko no empezaron a circular hasta 1921. Y también se ha deslizado un error de tipo técnico. En una de las viñetas se ve que el jugador del bando rojo está dando jaque con su rey al rey negro, algo que como es bien sabido es antirreglamentario. Llamar fichas a las piezas también suele levantar ciertas ampollas en el público lector ajedrecista.

En el guion de Yann abundan las referencias a personajes reales. Militares y políticos, sobre todo, pero también del mundo de la cultura. En Noche en blanco podemos ver a Jean Cocteau o Charles Chaplin deambulando por sus páginas mientras se representan obras de Ibsen y espectáculos de cabaret. Especial presencia tiene Nadezhda Plevítskaya, conocida como «el ruiseñor de Kursk» (así la llamaba el zar Nicolás II y así se llama el primer capítulo de esta obra), popular cantante rusa, que tiene un papel muy destacado en la historia.

Nadezhda empezó cantando para el ejército rojo, pero se enamoró de un capitán blanco y siguió su destino al final de la guerra, teniendo que exilarse a Europa. Sin embargo, ante las penurias que pasaron en occidente, fueron reclutados por la inteligencia soviética. Acusada de espionaje para la URSS por el gobierno francés, fue condenada a 20 años de prisión. Murió en la cárcel en 1940. Algunas fuentes dicen que después de ser interrogada por las fuerzas de ocupación alemanas.


FICHA TÉCNICA
YANN (GUION) / OLIVIER NEURAY (DIBUJOS Y COLOR)
NOCHE EN BLANCO (NUIT BLANCHE, ÉDITIONS GLÉNANT, 2009)
EDICIONES GLÉNANT ESPAÑA. BARCELONA, 2009
TRADUCCIÓN DE ALIÉNOR BENOITS Y PEDRO RIERA
ROTULACIÓN DE NACHO CASANOVA