Marcel Duchamp jugando en el Marshall Chess Club de Nueva York en 1950.
Colección del Museo de Arte de Philadelphia.
Bajo este título, tomado de la revista que Javier Carpintero editó a mediados de la década de los 90, pretendo comentar las relaciones que el ajedrez ha mantenido y mantiene con la literatura y las artes plásticas.
Colección del Museo de Arte de Philadelphia.
Sí, soy un insaciable entusiasta del ajedrez. Juego al ajedrez en cualquier momento del día o de la noche. Es un juego fascinante, de hecho, para mí es más que un juego...
Al Gran Maestro de Ajedrez Emanuel Lasker le preguntaron una vez cuántos movimientos era capaz de anticipar y su respuesta fue maravillosa: «Solo uno», contestó, «pero siempre es el mejor».
(...) sucede que las sirenas disponen de una arma más terrible aún que su canto.Es su silencio. Acaso era imaginable —aunque por cierto, eso tampoco había ocurrido— que alguien se salvara de su canto; pero sin duda alguna nadie podía salvarse de si silencio.
Y por supuesto, aún menos puede salvarse alguien de una sirena ajedrecista.