La muerte de Bobby Fischer me ha sorprendido mientras releía una novela española en la que el genio de Pasadena, si no el protagonista, es una referencia constante y fundamental. Se trata de “La fórmula Omega” de Rafael Reig. Sirva el resumen que aquí les ofrezco como mi modesto homenaje a uno de los mayores talentos ajedrecísticos de la historia.
ADVERTENCIA PRELIMINAR
Creo preferible que Ud., lector, no pierda el tiempo en leer esta nota y lo apreveche mejor en salir a la calle, buscar una librería y leer el libro que voy a comentar. Si no me hace caso descubrirá que aquí se desvela gran parte del argumento. Luego, no se queje.
Antonio Maroto, el protagonista de esta novela, es jugador de ajedrez y compositor de problemas. Pero también es miembro del Comando Suicida del Club Gambito.
Pero... hagamos un poco de historia. Desde tiempo inmemorial un grupo de iniciados ha buscado sin descanso una oculta fuente de poder: la fórmula Omega. Durante años se pensó que su secreto estaba escondido en el Grial, lo que provocó no pocas matanzas en su época, hasta que, en 1301, el Gran Maestre de la Orden de los Hermanos de la Espada recibió una revelación: la fórmula Omega se mostraría cifrada en los movimientos de las piezas negras de una partida de ajedrez. A partir de ahí, Occidente entero se dedicó con ahínco a jugar al ajedrez en un vano intento de agotar todas las posibilidades y conseguir la fórmula.
Pasaron los siglos...
Corría el año 1972 y parecía que por fin la fórmula Omega iba a desvelar su secreto al mundo. El elegido para tal revelación era Claudio Carranza von Thurns, Maestro Internacional de la FIDE, Doctor en teología por la Universidad de Innsbruck y miembro del Anillo Analítico Lacaniano de Buenos Aires. Carranza había tenido una revelación que complementaba la conocida desde principios del siglo XIV: la fórmula Omega se desvelaría en una partida de Bobby Fischer.
Pero los ejércitos de la oscuridad vencieron en su empeño de impedir la revelación de la fórmula. Despojaron a Fischer de su corona, por lo que éste abandonó el juego, y con ello se desvaneció la posibilidad de encontrar la fórmula.
Carranza no se dio por vencido. Reunió a su alrededor a un grupo de prosélitos y fundó el club Gambito de Dama, en el que se rendía culto a la Segunda Venida del Mesías de Brooklyn, Robert James Fischer, el Gran Ausente.
En el club se analizaban con unción las herméticas revelaciones que el genio de Pasadena iba desgranando con una morosidad desesperante: de la publicación en 1982 de un opúsculo titulado I was Torturated in the Pasadena Jailhouse, dedujeron que los servicios secretos estaban tras la pista de la fórmula.
Mas perplejidad les causó el anuncio, en 1988, del lanzamiento de un reloj de ajedrez que además de restar tiempo lo sumaba en cada movimiento. No sabiendo muy bien si interpretar esto como una llamada a la paciencia o como una llamada a la acción, Carranza decidió, por si las moscas, montar una unidad armada: el Comando Suicida.
Por fin, en 1992, el Custodio del Secreto vuelve a aparecer: va a disputar un nuevo encuentro contra su antiguo rival, Boris Spassky. La fórmula Omega por fin va a hacerse pública. Pero estalla la guerra y el encuentro parece que va a posponerse...
Es hora de que el Comando Suicida del Club Gambito entre en acción.
El organizador y jefe del Comando Suicida es Antonio Maroto. Ajedrecista precoz, su carrera ajedrecística se vio truncada, pese al apoyo recibido de sus padres cuando a los doce años descubrieron que pasaba las noches en vela estudiando las partidas de los grandes maestro, por una razón poderosa: un amor contrariado, su propia hermana.
Antonio aprendió a jugar al ajedrez con su padre al hilo de la gran expectación mundial que levantó el match disputado por Fischer y Spassky en Reyjiavik en 1972. El ajedrez se convirtió en una obsesión para él. No sólo dedicaba las noches a su estudio, sino que le servía de calendario. Así su hermana había nacido rege Botviniko y él el mismo año que Petrosian se coronó campeón del mundo. Incluso lo utilizó para frenar la excitación que le producía la cercanía de su hermana reproduciendo mentalmente la 6ª partida del encuentro Fischer Spassky.
El despecho por el fracaso de sus intentonas incestuosas le llevó a exilarse a París, dónde intentó poner en marcha un sistema definitivo contra las aperturas de peón de rey: la Defensa Maroto.
Cuando fracasó en su intento volvió a Madrid y se dedicó a la composición de problemas, la mayoría de mate en 3. En esta decisión pesó el hecho de que Antonio detestaba el trabajo en equipo o cualquier cosa que implicara la participación de otra persona, bien fuera el ajedrez o el sexo.
El único amigo de Antonio es Ortueta, un idiot-savant cuya única habilidad el mundo es el ajedrez. Ortueta había logrado entablar una partida en silmultáneas contra el mismo Bobby Fischer. Pero pronto abandonó el ajedrez y las ganas de vivir. Su frase más celebrada fue:
—El ajedrez hace daño, tío. Mejor te la cascas.
Antonio entró en contacto con el Club Gambito por medio de una octavilla recibida en el metro en la que se anunciaban partidas rápidas y diagnóstico psiquiátrico instantáneo. Antonio quedó convencido tanto del juego del MI como de su capacidad como psiquiatra y se puso enteramente a su servicio.
La misión es sencilla deben cometer un secuestro y pedir a cambio de la liberación del secuestrado la concesión de la nacionalidad española a Bobby Fischer. De esa forma podrá jugar el torneo y desvelar por fin la fórmula Omega.
Me gustaría añadir que, para lo que es habitual cuando los escritores incorporan el ajedrez como tema de sus obras, el juego está tratado con conocimiento y buen humor, salvando algún detalle de escasa importancia. Especialmente hilarante es, a mi juicio, la interpretación del ajedrez como motor de la historia que hace Carranza o las interpretaciones sicoanalíticas que el mismo Carranza hace del juego de Antonio Maroto y que sin duda son una revisión paródica de las teorías que Reuben Fine publicó en su “Psicología del jugador de ajedrez”
Para terminar y para deleite de sus sentidos o por si, como el protagonista de la novela, necesitan un anafrodisiaco: la sexta del match de Reykjavik.
FISCHER, ROBERT JAMES - SPASSKY, BORIS VASILIEVICH
D59 GAMBITO DE DAMA
Reykjavik,1972
1. c4 e6 2. Cf3 d5 3. d4 Cf6 4. Cc3 Ae7 5. Ag5 O-O 6. e3 h6
7. Ah4 b6 8. cd5 Cd5 9. Ae7 De7 10. Cd5 ed5 11. Tc1 Ae6
12. Da4 c513. Da3 Tc8 14. Ab5 a6 15. dc5 bc5 16. O-O Ta7
17. Ae2 Cd7
18. Cd4 Df8 19. Ce6 fe6 20. e4 d4 21. f4 De7 22. e5 Tb8
23. Ac4 Rh8 24. Dh3 Cf8 25. b3 a5 26. f5 ef5 27. Tf5 Ch7
28. Tcf1 Dd8 29. Dg3 Te7 30. h4 Tbb7 31. e6 Tbc7 32. De5 De8
33. a4 Dd8 34. T1f2 De8 35. T2f3 Dd8 36. Ad3 De8
37. De4 Cf6
38. Tf6 gf6 39. Tf6 Rg8 40. Ac4 Rh8 41. Df4
FICHA TÉCNICA
RAFAEL REIG
LA FÓRMULA OMEGA. UNA DE PENSAR
EDICIONES LENGUA DE TRAPO S.L., MADRID, 1988