jueves, 28 de septiembre de 2023
JOVEN AJEDRECISTA
miércoles, 27 de septiembre de 2023
LA REINA LILI'UOKALANI
martes, 26 de septiembre de 2023
LOS JUEGOS DE LA GUERRA
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.Apocalipsis 6,3-4
lunes, 25 de septiembre de 2023
LA GUERRA DE LAS SALAMANDRAS
En La guerra de las salamandras, la obra más conocida del checo Karel Čapek (1890-1938), encontramos el siguiente pasaje:
Aquel oficial —Bellamy se llamaba— era un hombre inteligente y silencioso, formidable jugador de ajedrez.
(,,,)
Dos meses más tarde estaba yo jugando una partida de ajedrez con el señor Bellamy, en el hall del Hotel France de Saigón; desde luego, yo ya no estaba como marinero en su barco.
—Oiga, Bellamy, le dije, usted es un hombre decente y, ¿cómo se dice?, un gentleman. ¿No siente a veces cierta sensación de que está sirviendo para algo que, en el fondo, es la más miserable forma de esclavitud?
Bellamy se encogió de hombros.
—Las salamandras son salamandras —gruñó desviando el tema.
—Hace doscientos años también se decía que los negros eran sólo negros.
—¿Y acaso no es verdad? —dijo Bellamy—. ¡Jaque!
Perdí aquella partida. De pronto me pareció que cada jugada que se presentaba en el tablero ya se había hecho alguna vez. Quizá nuestra historia también había sido vivida ya alguna vez, y nosotros movemos las figuras con los mismos movimientos y alcanzando las mismas derrotas que en tiempos pasados. Quizá precisamente un hombre tan decente y silencioso como Bellamy había cazado alguna vez negros en la Costa de Marfil para llevarlos a Haití o Luisiana, dejándolos morir en las bodegas de los barcos. Entonces aquel Bellamy tampoco imaginaba que hacía nada malo. Los Bellamy nunca creen que hacen nada malo. Por eso son incorregibles.
—Han perdido las negras —dijo Bellamy satisfecho, y se levantó para desperezarse.
La guerra de las salamandras es una novela distópica en la que la humanidad vive un momento de gran crecimiento y enorme prosperidad gracias al descubrimiento de una nueva especie animal, una salamandra gigante que se creía extinguida (Andrias scheuchzeri). Estas salamandras, dotadas de cierta inteligencia y lenguaje, son utilizadas como mano de obra barata en multitud de trabajos. Son anfibias, fuertes y sumisas. Todos los países del mundo se entregan a la cría intensiva de salamandras para que trabajen en los oficios más penosos.
Pero las salamandras se van organizando, algunas cursan estudios superiores, y pronto empiezan a reivindicar ciertos derechos. Armadas, los hombres les han facilitado dinamita para realizar grandes obras submarinas, las salamandras comienzan a demoler las costas de los continentes para ganar más espacio de océano en el que mantener a su creciente superpoblación. A la humanidad no le quedó más remedio que refugiarse en las montañas más altas.
La novela es una crítica profunda al carácter destructivo del capitalismo, capaz de armar a sus enemigos solo por hacer negocio, cerrar sus ojos frente al avance del fascismo y mantener una profunda hipocresía en su trato con los trabajadores. También, como ejemplifica el fragmento que hemos elegido, a la indiferencia ante el mal de personas que no se sienten responsables de sus actos y simplemente aducen que hacen su trabajo.
domingo, 24 de septiembre de 2023
EN EL CAFÉ DOMINIC
Hugo Elias Backmansson (1860-1953) fue un pintor finés, aunque desarrolló gran parte de su carrera en la Rusia imperial. Militar, fue en un principio un pintor de batallas, llegando incluso a ser el responsable de los pintores de guerra rusos durante la I Guerra Mundial. Su temática en esa época fue esencialmente militar, aunque también se dedicó al retrato y a las escenas de género, como el cuadro que nos ocupa hoy.
Titulado En el café Dominic muestra a dos clientes del café enfrascados en una partida de ajedrez mientras el resto de parroquianos contempla la escena. El café Dominic, fundado en 1841 en el número 24 de la perspectiva Nevsky, albergaba al Club de Ajedrez de San Petersburgo. Los mejores jugadores rusos del siglo XIX jugaron allí, incluidos Alapin, Schiffers y Chigorin, y se celebraron torneos y competiciones oficiales. El café fue punto de reunión de intelectuales y artistas. Fueron clientes escritores como Dostoievsky y Chejov; artistas como Riepin y el propio Bankmansson; científicos como Mandeleev... Sus asiduos eran conocidos como «Los dominicos». Cerró después de la Revolución de 1917.
También después de la Revolución, Bankmansson volvió a Finlandia. Su obra se acercó hacia el orientalismo y realizó numerosos viajes por el norte de África, especialmente por Marruecos. Bankmansson fue muy aficionado al ajedrez, llegando a disputar torneos en San Petersburgo. Fue el fundador, en 1924, del Club de Ajedrez de Helsinki y su primer presidente.
El cuadro pertenece a la colección del Museo del Ajedrez de Moscú.
sábado, 23 de septiembre de 2023
GEORGE Y LYNNE
Los comercios informan de una caída de las ventas de un 20% |
—Los comercios informan de una caída de las ventas de un 20%. —¿La subida de precios, la crisis crediticia y la falta de confianza de los consumidores? —No, que Lynne no puede ir a comprar. |
jueves, 21 de septiembre de 2023
ESCHER. MUNDOS IMPOSIBLES
ESCHER. MUNDOS IMPOSIBLES
AVENAUTA. SEVILLA | MAR DEL PLATA, 2022
TRADUCCIÓN DE JUAN FRAU
lunes, 18 de septiembre de 2023
YA TU CEMENTERIO ES / UN TABLERO DE AJEDREZ
Eduardo Keller Sarmiento (1900-?) fue un poeta argentino de origen alemán. Se inició en el vanguardismo y publicó en revistas literarias y antologías. Pronto derivó a una poesía religiosa. Su obra es breve y muy poco conocida.
El poema del que entresacamos los versos que encabezan esta nota se titula Lied. La reproducimos completa a continuación.El Sol es como un platillo
ebrio a fuerza de martillo
(polichinela que corre
a suicidarse en la torre).
De una nubecilla que arde
cuelga el Ángel de la Tarde
(su cuerpo azul y profundo
sigue el péndulo del Mundo).
Oigo tu infancia lejana
rosa azul de la campana
(la Sombra de Ayer asoma
su ala fresca de paloma).
Ya tu cementerio es
un tablero de ajedrez
(abajo la gente fuma
su cigarrillo de bruma).
Hasta tu oreja he subido
—oh torre— por un descuido
(antes cantaba un poema
que era un humo de alhucema).
Ahora voy al arrabal
acordeón de Carnaval
(el Cielo tiznase sobre
su velería de pobre).
Mujer no quiero perderte
el Árbol me desmenuza
(lo desconocido cruza
en los coches de la Muerte).
Mi Pena dragón inmenso
me sigue por donde pienso
(y la Noche me proclama
en el beso y en la llama).
Me voy, me voy; tengo frío
escaparate del río
ya bostezan las esquinas
poeta dime qué opinas.
Suena el fragor como un tacho
lejano y sucio de greda
(mi sombra es como un borracho
acostado en la vereda).
viernes, 15 de septiembre de 2023
POCOS, BUENOS Y SEGUROS
jueves, 14 de septiembre de 2023
SUEÑOS DE BUNKER HILL
Sueños de Bunker Hill es la última novela de Joe Fante. La dictó, ciego y moribundo, a su esposa Joyce, en 1982, desde la cama de un hospital. Sin embargo, dentro del ciclo sobre su alter ego Arturo Bandini ocuparía el primer lugar. En ella vemos los comienzos del joven escritor, sus escarceos en la despiadada industria de Hollywood, su amoríos fracasados. Todo con el descarnado estilo de Fante, que muestra las miserias y la crueldad de una sociedad empobrecida, fanatizada y absurda. Con razón se le considera el padre el realismo sucio.
En un momento de la novela, Bandini tiene un delirante encuentro con un ajedrecista callejero.
En el centro de la plaza había un banco ocupado por ajedrecistas. Había cuatro jugadores a ambos lados de la larga mesa, todos con un tablero delante. Jugaban simultáneas rápidas, ocho jugadores midiéndose con un solo hombre, un anciano, un escandaloso, insolente e inteligente individuo en mangas de camisa que bailoteaba de jugador en jugador, movía una pieza, profería una injuria y pasaba al jugador siguiente. En cuestión de minutos dio mate a los ocho adversarios y se embolsó los veinticinco centavos de la apuesta. Mientras los contrariados perdedores se iban, el viejo, que se llamaba Mose Moss, exclamó:
—¿Quién es el siguiente? ¿Quién cree ser un gran jugador de ajedrez? Ganaré a todos los que se presenten, de uno en uno, de dos en dos, de diez en diez. —Se volvió y se quedó mirándome—. ¿Qué haces ahí? —gritó—. ¿Quién coño te crees que eres? ¿Tienes un par de monedas? Siéntate y apuéstalas, niñato cagón. ¡Voy a sacarte los higadillos!
Me di la vuelta.
—¡Eso es! —prosiguió—. ¡Cobarde de mierda! ¡Sabía que eras un cagueta en cuanto te eché el ojo encima!
Alrededor de la gran mesa había ya otra tanda de ajedrecistas. Había siete. Hacía dos años que no jugaba al ajedrez, pero había sido un buen jugador en Colorado, incluso había ganado un torneo organizado por el club de ajedrez. Sabía que podía defenderme frente a aquel viejo lenguaraz, indignante y cabrón, pero no sabía si podía derrotar su escatológico ataque. Me dio una palmada en la espalda.
—Siéntate, criatura. Aprende algo sobre ajedrez.
Fue la gota que desbordó el vaso. Saque un cuarto de dólar del bolsillo, lo puse en la mesa y me senté.
Me ganó, a mí y a los otros, en diez movimientos. Las víctimas nos levantamos de la mesa mientras él recogía las monedas y las hacía tintinear en el bolsillo.
—¿Ya ha terminado? —dijo—. ¿He vuelto a ganar?
Arañé otro cuarto de dólar, pero los otros jugadores ya habían tenido bastante. Mose Moss se sentó frente a mí y empezamos a jugar. Encendió un cigarrillo.
—¿Quién te enseño, muchacho? ¿Tu madre?
—Tú mueves, hijoputa —dije.
—Ahora pareces un ajedrecista de verdad —dijo moviendo un peón. Me venció en doce movimientos. Encontré otro cuarto. Volvió a derrotarme con rapidez y rotundidad. No había manera de ganar al viejo. Entonces empezó a juguetear conmigo. Fue cruel. Fue brutal. Fue sádico. Jugó sin reina y perdí. Luego jugó sin reina, sin alfiles y sin caballos, y volví a perder. Por último jugó solo con los peones. A nuestro alrededor había ya tres circulos de mirones que se tronchaban de risa mientras sus peones machacaban mis piezas y me hacía otro jaque mate. Me quedaba un cuarto. Lo puse en la mesa. Mose Moss se frotó las manos y sonrió con bondadoso aire triunfal.
—Te diré lo que voy a hacer, muchacho. Voy a dejar que ganes. Vas a hacerme jaque mate.
El publico aplaudió, se puso más cerca. Cuarenta personas apelotonadas a nuestro alrededor. Le bastaron unos veinte movimientos para eliminarme y eso que movió las piezas de tal manera que me fue imposible no hacerle jaque mate. Estaba cansado, frustrado y con tristeza en el alma. Me dolía el estómago y me ardían los ojos.
—He terminado, Mose —dije—. Era mi último cuarto.
—Tienes crédito —dijo—. Pareces un muchacho honrado. Eres un idiota de mierda, pero pareces honrado.
Aunque aturdido, me puse a jugar, demasiado confuso para irme, demasiado avergonzado para ponerme en pie y abandonar. De repente hubo una conmoción. Los mirones desaparecieron. La policía hizo su entrada en escena. Detuvieron a un par de personas y a Mose y a mí nos metieron a empujones en el furgón. Nos llevaron al calabozo, a seis de nosotros, y nos pusieron en fila ante la mesa del sargento, acusados de vagancia. Después de ficharnos nos condujeron a la celda de los borrachos. Yo seguí a Mose, que parecía conocer la rutina. Nos sentamos en un banco y pregunté a Mose qué pasaría después.
—Diez dólares o cinco días —dijo—. Que les den por culo. Juguemos al ajedrez.
Horrorizado, vi que sacaba del bolsillo trasero un juego en miniatura; pusimos las piezas en su sitio y empezamos la partida. Mose era incombustible. Mis ojos se negaban a abrirse. Me dormía con la barbilla apoyada en el pecho. Me zarandeaba para despertarme cuando me tocaba mover. Las apuestas eran ya de cantidades astronómicas. Le debía quince mil dólares. Doblamos. Volví a perder y mientras Mose trataba de despertarme, resbalé del banco y me quedé dormido en el suelo. Oí sus últimas palabras:
—Me debes treinta mil dólares, cabrón.
—Ponlos en la cuenta —dije.
SUEÑOS DE BUNKER HILL
ANAGRAMA. BARCELONA, 2002
TRADUCCIÓN DE ANTONIO-PROMETEO MOYA
miércoles, 13 de septiembre de 2023
EL JOVEN AUDAZ SOBRE EL TRAPECIO VOLANTE
La honda canción del hombre, el astuto susurro de alguien oculto pero vagamente conocido, huracán en el maizal, una partida de ajedrez, fuera la reina, el rey, Karl Franz, negro Titanic, el señor Chaplin llorando, Stalin, Hitler, una multitud de judíos, mañana es lunes, no se baila en las calles.
Oh, fugaz momento de la vida: ha terminado, de nuevo la Tierra es ahora.
Quizá el momento más poético de El joven audaz sobre el trapecio volante sea la primera parte del cuento homónimo, al que pertenece este fragmento. Este título fue el primer volumen publicado (1934) por el estadounidense de origen armenio William Saroyan. Su publicación significó el impulso decisivo para que pudiera desarrollar su carrera como escritor.
La imagen que acompaña al texto es el óleo El rey ha muerto, del británico Matt Alexander Ray.
EL JOVEN AUDAZ SOBRE EL TRAPECIO VOLANTE
ACANTILADO. BARCELONA, 2004
TRADUCCIÓN DE J. MARTÍN LLORET
martes, 12 de septiembre de 2023
ARRABAL vs ARRABAL
lunes, 11 de septiembre de 2023
LAS ALEGRÍAS DE UN PRINCIPIANTE MADURO
domingo, 10 de septiembre de 2023
AJEDREZ, POR JOHN HARDEN
sábado, 9 de septiembre de 2023
AJEDREZ CON SOFÍA
John Harden (1772-1847) fue un acuarelista aficionado perteneciente a la aristocracia rural de Cumbria, en el noroeste de Inglaterra. Los Harden, John y su esposa Jessy (1776-1837), quien escribió una serie de libros costumbristas sobre la vida en Escocia, reunieron en torno a ellos un pequeño círculo de intelectuales y frecuentaron el trato con literatos como Wordsworth y Coleridge y artistas como Constable y Raeburn.
La obra de Harden se centra describir escenas costumbristas de su entorno más cercano. Retratan la vida cotidiana de la nobleza terrateniente, entregada fundamentalmente al ocio. En sus acuarelas podemos ver a los miembros de su familia y a sus invitados jugando a las cartas o a diversos juegos de mesa, estudiando, interpretando música, leyendo al amor de la chimenea o entretenidos en diversas tareas domésticas.
Este Ajedrez con Sofía nos muestra que el ajedrez no era ajeno a la vida de los Harden. Sofía era una de las hijas del matrimonio. Ignoramos la fecha en que se realizó, aunque podemos aventurar que fue entre en el primer tercio del siglo XIX.
viernes, 8 de septiembre de 2023
ANGEL FACE
martes, 5 de septiembre de 2023
GUILLERMO DE TIRO
Miniatura de la Historia rerum in partibus transmarinis gestarum (Historia de los acontecimientos acaecidos en tierras de ultramar), también conocida como Historia Hierosolymitana (Historia de Jerusalén), escrita por Guillermo (1130 aprox. - 1185), arzobispo de Tiro, en veintitrés libros.
La Historia rerum... cubre la primera Cruzada, la formación del reino de Jerusalén y la evolución posterior de este reino. Cronológicamente abarca desde 1169 hasta 1184. Es, por lo tanto contemporánea a los hechos relatados.
La miniatura ilustra un momento del sitio de Shaizar (1138), en la actual Siria, por las fuerzas combinadas del emperador bizantino, Juan II Comneno, Joscelino II de Courtenay, conde de Edesa, y Raimundo I de Poitiers, príncipe de Antioquía. El recelo tradicional de los reinos latinos de Oriente hacia Constantinopla hizo que Joscelino y Raimundo se mostraran renuentes a entrar en batalla, dejando a Juan el peso de las hostilidades.
El ilustrador medieval enfatizó este hecho dividiendo la miniatura en dos partes bien diferenciadas. A la derecha, Juan se afana en la guerra ante los muros de Shaizar; a la izquierda, Joscelino y Raimundo se solazan con sus cortes jugando al ajedrez. Al parecer, la mención al ajedrez es una interpolación del traductor medieval francés, ya que el original latino habla de dados.
La imagen pertenece a un ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional de Francia bajo la signatura Français 2824, fol. 94v
lunes, 4 de septiembre de 2023
AJEDREZ CON ALFILES REALES (SILABARIO 1938) XII
domingo, 3 de septiembre de 2023
PLAYA Y DEPORTE
Con el sol a la gente le entra una incontenible pasión por el deporte, que es otra cosa que me interesa poco. No puedo entender que la gente sude adrede y se canse por voluntad propia. En toda mi vida jugué dos veces al tenis. La primera vez, por no desairar a mi hermano; la segunda, para decirle que estaba arrepentido de no haberle desairado la primera vez. Tuve que recorrer varios kilómetros para recoger la pelota en los campos alrededor de la cancha. Fue terrible. La última vez que jugamos, me juré no volver a hacerlo sin casarme antes y que mis hijos buscasen la pelota en los matorrales. Me casé dos veces pero a mis hijos el único deporte que les interesa es el ajedrez, porque no tiene pelota.
De un artículo de José Luis Alvite publicado el martes, 6 de mayo de 2003, en el diario La Razón.
La ilustración es de Tony Sullivan. Publicada en 2019 en su libro Chess Peace.
sábado, 2 de septiembre de 2023
EL PEÓN, POR ANDREY ESIONOV
EL PEÓN
ACUARELA SOBRE PAPEL. 76 x 56 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR