La novela de Luis Manuel Ruiz (1973) Corazón de marfil es una obra de ciencia ficción distópica cuya narración se estructura en torno al ajedrez.
A grandes rasgos, la novela cuenta la búsqueda de un autómata jugador de ajedrez que habría sido propiedad del escritor y ajedrecista napolitano Alessandro Salvio (1570-1640). A diferencia de autómatas posteriores, como El Turco o Ajeeb, este habría funcionado sin truco. El autómata esconde un tesoro: la mejor jugada de ajedrez que existe o existirá: la Mano Uben.
La necesidad de encontrar el autómata surge porque una organización secreta, «La hermandad de marfil», que reúne a los mejores ajedrecistas del mundo y vela por el correcto funcionamiento del cosmos, está en crisis. Su líder, «El gran maestro del mundo», está viendo cuestionada su autoridad por un opositor. La tradición dicta que este tipo de pugnas se resuelvan por medio de una partida de ajedrez, en la que cada contendiente puede ser representado por un paladín.
Entre secuestros y torturas, en circos y librerías de viejo, científicos de la extinta Unión Soviética, androides, cíborgs melancólicos, engendros fabricados mediante ingeniería genética y algún que otro humano luchan por la supremacía en las páginas de la novela.
No cabe duda de que el autor de Corazón de marfil se ha documentado sobre el ajedrez. En el libro se habla de varios de los mejores jugadores del mundo: Carlsen, Kramnik, Léko, Shirov y Adams, entre otros . Se menciona la cuarta partida del match Fischer-Taimanov, celebrado en Vancouver en 1971. Hasta se menciona la hipótesis del origen egipcio del ajedrez, al contar que fue el dios Toth el que entregó el juego a los hombres, concretamente al primer Maestro de «La hermandad de marfil». Pero le falta mucho para ser convincente.
Dar con un tono ajedrecístico pertinente no es solamente salpicar de nombres de ajedrecistas sacados de cualquier revista especializada la narración, es también ser consecuente con con lo que es el juego en sí. Y en esto la novela flojea. Descripciones inverosímiles y algún error de concepto salpican el libro. Baste un ejemplo, extraído de las primeras páginas del libro: «El extraño jugaba de manera agresiva, casi suicida. apilando un gambito sobre otro, e incluso sobreponiéndolos entre una sangría de piezas perdidas; su indiferencia por el intercambio masivo recordaba a Topalov». No habrá que insistir mucho en los gambitos son distintos sistemas de apertura que no es posible apilar, como si fueran los libros que los estudian.
El ajedrez se presenta como un medio de conocimiento esotérico, como una herramienta hermenéutica que permite acceder a otra realidad; y el ajedrecista sería un demiurgo, creador de mundos y nuevas realidades. Claro que es cierto que en el tablero uno se enfrenta fundamentalmente contra sí mismo, contra sus limitaciones y miedos. E incluso podríamos considerar la vida como una partida infinita que solo termina con la muerte. Y desde luego, el ajedrez puede simbolizar la eterna lucha entre la luz y la sombra, el bien y el mal, dios y el diablo. lo sagrado y lo profano. Lo que queramos.
Pero la victoria en una partida de ajedrez no es sino una victoria en una partida de ajedrez. Una partida, un match, un campeonato por equipos pueden simbolizar un cambio de paradigma, el triunfo de un estilo, la ruptura de un matrimonio, el fin de una época, de una política, de una moda... Pero no serlo. La idea presentada en el libro de que el líder de una hermandad (una política, un matrimonio, una moda) sea el mejor jugador de ajedrez, y por lo tanto el más justo, el más inteligente, el más sabio, es simplemente falsa. Las cualidades morales no se acompasan con la excelencia competitiva.
Sin embargo, Luis Manuel Ruiz alcanza una elevada hondura poética en determinados momentos de la novela y consigue una gran penetración psicológica en varios de sus personajes. Ciertas reflexiones de los protagonistas de la novela transmiten una sincera emoción y, en general, el ritmo y la intensidad de la narración son coherentes con lo contado. Sin embargo, es una pena que las cualidades del libro y la buena prosa del autor se vean desmerecidas por un argumento quizá demasiado confuso y con poco rigor en los aspectos ajedrecísticos.
FICHA TÉCNICA
LUIS MANUEL RUIZ
CORAZÓN DE MARFIL
ALGAIDA. SEVILLA, 2019
1 comentario:
me parece que la cita: «El extraño jugaba de manera agresiva, casi suicida. apilando un gambito sobre otro, e incluso sobreponiéndolos entre una sangría de piezas perdidas; su indiferencia por el intercambio masivo recordaba a Topalov». hace referencia al gambito salvaje de muzio en el gambito de rey donde las blancas sacrifican un caballo y un alfil (tal parece que para el autor, cada sacrificio de pieza menor es una especie de 'gambito' por sí mismo) con el objetivo de acelerar rápidamente las piezas propias, debilitar la defensa del oponente y dar un mate fulminante al rey negro que quedó expuesto. eso fue lo primero que se me vino a la mente tras leer la cita.
hay por otra parte otros gambitos, claro está, pero no me parecen tan pretendidamente "salvajes" como este.
de otro lado, sería interesante leer este libro, donde las citas parecen ser más interpretativas que literales.
saludos.
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