viernes, 4 de septiembre de 2015

TODO NÚMERO PAR MAYOR QUE DOS PUEDE ESCRIBIRSE COMO LA SUMA DE DOS NÚMEROS PRIMOS

Petros Papachristos era la oveja negra de la familia. También era un genio de las matemáticas. Una cosa era consecuencia de la otra. Si hubiera sido solo un buen matemático quizá hubiera sacado rendimiento a su don con alguna aplicación práctica (con una aplicación práctica traducible en dinero, queremos decir) y se habría ganado el respeto de su familia. 

Pero era un genio y se empeñó en solucionar uno de los problemas más difíciles de las matemáticas: demostrar si todo número par mayor de dos puede escribirse como la suma de dos números primos: la conjetura de Goldbach. Fracasó. Pese a dedicarle en exclusiva veinte años de su vida no pudo hallar la demostración. Y aunque fue un fracaso magnífico, digno de un héroe, su familia consideró que había desperdiciado su vida.

Este es, a grandes rasgos, el argumento de "El tío Petros y la conjetura de Goldbach", una novela publicada en 1992 por Apóstolos Doxiadis y que poco a poco se ha ido convirtiendo en un best seller de la forma más noble en que un libro puede hacerlo: por el boca a boca entre los lectores.

La aventura de Petros Papachristos tiene el regusto de la tragedia clásica; efectivamente, al fin y al cabo el tío Petros es víctima de su soberbia, de su desmesura, de la hibris en resumidas cuentas. Y aunque el propósito es noble, la forma de afrontarlo, solo frente a los dioses, le coloca al borde de la locura.

El único consuelo que encuentra el tío Petros, la única actividad que consigue apartar su torturada mente de la conjetura, es la práctica del ajedrez. Comienza casi por casualidad, pero pronto se aficiona y estudia repertorios de partidas y tratados técnicos. Pronto demuestra una gran habilidad para el juego pero desestima participar en algún torneo:
—¿Por qué tratar de convertirme en un profesional mediocre cuando puedo jactarme de ser un aficionado excepcional —respondió—. Además, sobrino favorito, toda vida debe progresar según su axioma básico, y el mío no era el ajedrez sino las matemáticas.

Ilustración de Pedro Grifol
Matemáticas y ajedrez siempre se han considerado, junto con la música, como disciplinas unidas por un sutil hilo. Petros Papachristos abunda en esa idea. Así nos lo cuenta su sobrino, a través de cuya voz hemos sabido su historia:
—Los matemáticos —prosiguió— encuentran el mismo placer en sus estudios que los jugadores de ajedrez en el juego. De hecho, desde un punto de vista sicológico, el verdadero matemático se parece a un poeta o a un compositor musical; en otras palabras, a alguien preocupado por la creación de belleza y la búsqueda de armonía y perfección.

FICHA TÉCNICA
APÓSTOLOS DOXIADIS
EL TÍO PETROS Y LA CONJETURA DE GOLDBACH
EDICIONES B, S.A. MADRID, 2001
TRADUCCIÓN DE MARÍA EUGENIA CIOCCHINI



2 comentarios:

Bix dijo...

Estupenda novela, me enganchó muchísimo.

Mariano García Díez dijo...

Completamente de acuerdo.

Saludos cordiales.

Mariano