El marinero es franqueza; el hombre de tierra es sutileza. La vida no es para el marinero un juego que requiera una gran cabeza; no es una intrincada partida de ajedrez en que pocos movimientos se realizan por derecho, y el objetivo se alcanza de modo indirecto; un juego oblicuo, tedioso, estéril, que apenas vale la pobre candela que se consume jugándolo.
FICHA TÉCNICA
HERMAN MELVILLE.
BILLY BUDD, MARINERO.
ALIANZA EDITORIAL. MADRID, 1975.
TRADUCCIÓN JOSÉ MARÍA VALVERDE
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