En 1961, el presidente de los EE. UU., John Fitzgerald Kennedy, se reunió con el presidente de la U.R.S.S., Nikita Serguéyevich Jrushchov, en Viena. La opinión generalizada sobre la cumbre fue que el joven e inexperto presidente estadounidense no estuvo a la altura del veterano dirigente comunista, que había retorcido mucho su colmillo en la época de la sucesión de Stalin.
La prensa de la época estuvo de acuerdo con esa idea, como podemos ver en la viñeta de editorialista gráfico británico de origen alemán Victor Weisz, quien firmaba bajo el nom de guerre de Vicky, para la revista The New Statesman.
En ella, Kennedy, apoyado por los líderes occidentales Konrad Adenauer (República Federal de Alemania), Charles de Gaulle (Francia) y Harold Macmillan (Reino Unido) se enfrenta a Jrushchov, apoyado por Mao Zedong (Mao Tse-Tung se escribía cuando yo era niño) delante de un tablero de ajedrez. La vieja metáfora del ajedrez como imagen de la geopolítica.
El dirigente norteamericano se presenta como un niño que tiene que sentarse sobre los libros con los que acaba de aprender a jugar.
Previamente al encuentro, el gobierno norteamericano había promovido la fracasada invasión de Cuba en Bahía de Cochinos; con posterioridad a él, la URSS ordenó la construcción del muro de Berlín e intentó instalar misiles atómicos en Cuba. Tiempos de guerra. Como siempre. Como ahora.
Los textos de la viñeta dicen:
CONGRESO DE VIENA
EL
NIÑO MARAVILLA
CONTRA
EL
GRAN MAESTRO
AJEDREZ EN 100 DÍAS
TABLAS
Kennedy: Entonces, moví un peón y aplazamos...
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