Como hoy es el Día Internacional de la Poesía, traemos a ARTEDREZ un poema del premio Nobel de literatura de 1975, el italiano Eugenio Montale (1896-1981). Pertenece a su segundo libro, Las ocasiones (Einaudi. Turín, 1939).
NUEVAS ESTANCIAS
Ahora que, a un gesto tuyo, NUEVAS ESTANCIAS
ya las últimas hebras de tabaco
se apagan en el plato de cristal,
asciende, lenta al techo una espiral de humo
que alfiles y caballos de ajedrez
contemplan con asombro; y se suceden
nuevos anillos, más volubles que
los de tus dedos.
El espejismo que en cielo torres
y puentes liberaba ha desaparecido
al primer soplo; se abre la ventana
invisible y el humo se alborota.
Otro tropel se mueve al fondo; un aquelarre
de hombres que ignoran este incienso tuyo,
en el tablero de ajedrez cuyo sentido
solo tú puedes componer.
Yo dudé un tiempo si tú misma acaso
desconocías el juego que se libra
en las casillas y ahora retumba ante tus puertas:
no basta ya el fulgor de tu mirada,
la locura de muerte no se aplaca a ese precio,
mas requiere otros fuegos,
tras las densas cortinas que fomenta
por ti el dios del azar, cuando está en vela.
Al fin sé lo que quieres: débilmente
suena la Martinella
y a su toque las piezas de marfil
se llenan de terror en una luz
espectral de nevero. Mas resiste
y gana el premio de la solitaria vigilia
el que al espejo ustorio que ciega los peones
puede oponer contigo tu mirada de acero.
Traducción de Carlos Sahagún
Ilustración de María José Acosta
EUGENIO MONTALE
NUOVE STANZE
Poi che gli ultimi fili di tabacco
al tuo gesto si spengono nel piatto
di cristallo, al soffitto lenta sale
la spirale del fumo
che gli alfieri e i cavalli degli scacchi
guardano stupefatti; e nuovi anelli
la seguono, più mobili di quelli
delle tua dita.
La morgana che in cielo liberava
torri e ponti è sparita
al primo soffio; s'apre la finestra
non vista e il fumo s'agita. Là in fondo,
altro stormo si muove: una tregenda
d'uomini che non sa questo tuo incenso,
nella scacchiera di cui puoi tu sola
comporre il senso.
Il mio dubbio d'un tempo era se forse
tu stessa ignori il giuoco che si svolge
sul quadrato e ora è nembo alle tue porte:
follìa di morte non si placa a poco
prezzo, se poco è il lampo del tuo sguardo
ma domanda altri fuochi, oltre le fitte
cortine che per te fomenta il dio
del caso, quando assiste.
Oggi so ciò che vuoi; batte il suo fioco
tocco la Martinella ed impaura
le sagome d'avorio in una luce
spettrale di nevaio. Ma resiste
e vince il premio della solitaria
veglia chi può con te allo specchio ustorio
che accieca le pedine opporre i tuoi
occhi d'acciaio.
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