Pierre Jamet (1910-2000) dividió su tiempo entre la música y la fotografía. Antes tuvo que desempeñar un sin fin de ocupaciones para subsistir: mecanógrafo, figurante, bailarín, modelo y hasta radiotelegrafista de la marina mercante.
En los años treinta, Jamet comenzó a cantar en el coro de la Asociación de Artistas y Escritores Revolucionarios y colaboró de forma muy estrecha con el grupo Octubre, una compañía teatral ambulante de ideología izquierdista que hizo un teatro muy crítico con el orden establecido, casi siempre de la pluma del poeta Jacques Prévert. Los de Octubre recorrían fábricas, acudían a manifestaciones y actuaban para los huelguistas para dar visibilidad a sus ideas.
Finalizada la II Guerra Mundial, Jamet se incorporó a un cuarteto que después de probar con varios nombres adoptaría definitivamente el de Les Quatre Barbus (Los cuatro barbudos). El cuarteto obtuvo tal éxito que llegó a grabar treinta álbumes, además de realizar multitud de giras por el universo de la francofonía. Su repertorio era bastante ecléctico: canciones populares, canciones infantiles, canciones de cabaret —en la línea de Brassens y Boris Vian—, canciones eróticas —para parte de la crítica meramente obscenas— para despedirse por todo lo alto en 1969, año de su disolución, con un álbum de canciones anarquistas.
Paralelamente a la musical, Jamet desarrolló una notable carrera como fotógrafo. En la preguerra publica sus fotos en la revista Regards, donde comparte páginas con otros grandes de la fotografía como Capa (hay que recordar que en esta época bajo el nombre de Capa trabajaban Gerda Taro y Ernö Friedmann), Chim y Cartier-Bresson.
En la época del Frente Popular (coalición de partidos de izquierdas que gobernó Francia entre 1936 y 1938) participó de las ideas del subsecretario de Estado para los Deportes y el Tiempo Libre, Léo Lagrange, para impulsar los albergues juveniles y extender el ocio y la práctica del deporte a la clase obrera (quizá no sea del todo ocioso recordar que hasta esta época tomar vacaciones no era cosa precisamente de pobres). Una parte importante de su obra fotográfica recoge las actividades en dichos albergues, ya que dirigió uno en Belle-Île-en-Mer, una isla bretona a la que se sintió siempre muy unido.
La obra de Pierre Jamet se entronca con la corriente conocida como fotografía humanista. Su objetivo fue siempre la gente: cómo vive, en qué trabaja, cómo se divierte... incluso cómo duerme. Aunque sus temas preferidos parten de documentar la vida de gente anónima, no desdeña retratar a personajes conocidos, fundamentalmente de la farándula. El poeta Jacques Prévert, con el que colaboró en el grupo Octubre, fue uno de ellos. También posaron cantantes como Georges Brassens, Juliette Gréco, France Gall o Serge Gainsbourg (del que ya comentamos su afición al ajedrez). O compañeros fotógrafos, como Robert Doisneau.
Después de la guerra siguió documentando la vida de las personas, con especial interés en las transformaciones que experimentaba París. En vida no se tomó demasiado trabajo en difundir su obra y gran parte de su reconocimiento actual se debe a los esfuerzos de su hija Corinne por enseñar la obra de su padre.
En una carrera fotográfica que se extendió durante varias décadas es normal que se cruzara en algunas ocasiones con gente que jugaba al ajedrez. Lógicamente, no dejó de registrarlo. A continuación, unas pocas muestras.
Jugadores de ajedrez. 1936 |
Juego de ajedrez. Belle-Île-en-Mer, 1938 |
Madre e hijo. Una partida de ajedrez. 1961 |
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