Khoja Nasreddin es un personaje extremadamente popular del folclore de Asia Central, hasta el punto que los gobiernos de Irán, Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Turquía y Uzbekistán han solicitado, todos a una, que sea considerado patrimonio inmaterial de la humanidad. Sin embargo, su influencia es mayor, llegando a Indonesia y China, e incluyendo amplias zonas de Rusia.
La historia de Nasreddin se cuenta en multitud de pequeñas anécdotas, casi siempre humorísticas, a menudo absurdas, que sirven para ilustrar y presentar a los oyentes las enseñanzas sufíes. Los maestros de esa confesión lo utilizan en sus lecciones.
La iconografía de Khoja Nasreddin es muy amplia y nos lo muestra con diversas apariencias: barbado, rasurado... A veces, tocado con grandes turbantes, otras con diversos sombreros orientales. Pero siempre, siempre, aparece acompañado de su borrico.
En esta ilustración, que encontramos en un calendario de bolsillo uzbeco, vemos a Nasreddin jugando al ajedrez con el animal.
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