miércoles, 6 de diciembre de 2017

THE THINKERS

The Thinkers (Quality Chess; 2017) es un libro monográfico de fotografía dedicado en exclusiva a mostrar retratos de jugadores de ajedrez, en su mayoría en el ejercicio de sus funciones. Su autor es el asturiano David Llada, que en esto del ajedrez ha tocado casi todos los palos. Jugador aficionado, periodista y escritor especializado, organizador y, hoy en día, sobre todo fotógrafo. Sus libros de ajedrez van desde biografías sobre campeones del mundo (Karpov, el camino de una voluntad. Dilema, S. L.; Madrid, 2006) a libros de iniciación a la pedagogía del ajedrez (Ajedrez para padres y educadores. Anaya Multimedia; Madrid, 2016)


Un genio de la fotografía, Philippe Halsman (cuyas fotografías sobre ajedrez ya se han publicado en ARTEDREZ), puso a sus modelos a saltar en una serie que tituló Jumpology! Su intención era que, concentrados en el ejercicio físico, los modelos se olvidaran de sí mismos, dejaran caer las distintas caretas con las que nos embozamos en la vida cotidiana y se mostraran tal y como son, enseñando su verdadera cara. Siempre he pensado que con idéntico objetivo bien podría haberlos puesto a jugar al ajedrez. El ajedrez es un juego agonal, en el sentido competitivo del término, en el que la profunda concentración, la intensidad de las emociones, el esfuerzo intelectual hacen que el ajedrecista se olvide completamente del mundo que le rodea, que viva en una dimensión paralela y ajena a la realidad, donde sin duda revela al objetivo su auténtico ser. Ese es el territorio donde acecha Llada. Aprovechando su conocimiento del juego y su familiaridad con muchos de los jugadores profesionales, busca captar ese momento que explicite el drama que se está representando sobre el tablero. Porque, es evidente para cualquiera que conozca un poco el ajedrez, en cualquier partida se representa un drama.



Además, por más que muchos ajedrecistas la hurten a la vista —solo hay que ver la portada del libro—, este es un libro de miradas. En una disciplina en la que salvo por los saludos protocolarios de antes y después de la partida no existe contacto físico, los ajedrecistas se comunican por la mirada. Miradas intimidatorias que pretenden influir en el contrario, miradas inquisitivas que buscan adentrarse en la mente del rival y adivinar qué planes oculta, miradas escrutadores que quieren averiguar qué efecto ha causado nuestro juego en el rival, miradas perdidas, vueltas hacia dentro, que intentan encontrar la clave oculta de la posición. 


La belleza de las imágenes viene potenciada por el uso de objetivos de focales largas a máxima abertura, lo que facilita el aislamiento de las figuras del entorno. Porque en estas fotografías no hay entorno, no hay «ambiente», y si lo hay es muy poco. Están solos los jugadores con sus pensamientos. En este sentido, Llada ha tenido que trabajar duro para convencer a árbitros y organizadores de que le permitieran hacer fotos durante toda la ronda. La convención tradicional solo permitía hacer fotos durante los cinco primeros minutos. Y durante esos minutos poco pasa. Los jugadores están concentrados o ausentes (a veces hasta físicamente del tablero) y desde luego no hay drama, no hay acción. La función aún no ha comenzado.

Un hecho que me ha llamado la atención del trabajo de Llada es que su objetivo se detiene lo mismo delante del campeón del mundo que del más humilde aficionado, sin desdeñar a los jugadores callejeros. Un no tan extraño hermanamiento ante el tablero porque ahí, da lo mismo quién seamos, campeón o aficionado, estamos todos solos frente a nuestros propios límites.



Para terminar, cualquier selección es sin duda arbitraria, aunque sea la del propio autor. Las fotos seleccionadas son unas pero pudieran ser otras. Por ello, deliberadamente, he escogido para ilustrar esa nota cuatro fotos de David que no están en el libro. Aunque bien podrían estarlo.



FICHA TÉCNICA
DAVID LLADA THE THINKERS QUALITY CHESS, 2017


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