jueves, 8 de junio de 2023

TRAMPAS, DE MAX AUB

Max Aub era un apasionado jugador de cartas y la muerte lo sorprendió mientras preparaba el tapete verde para jugar una partida con unos amigos. Trampas es un libro proyectado por él que reunía sentencias breves a modo de aforismos sobre el universo del juego. De todos los juegos: póquer, bridge, whist, bacará, dominó, lotería. Incluso la oca o el billar...

Aunque en vida no llegó a publicar mas que un puñado de ellos, el afán de Pedro Tejada Tello, especialista en la obra de Aub, ha logrado reunir 412 aforismos y los ha publicado en una bella edición en Reino de Cordelia.


La imagen es una de las cartas de Juego de cartas. Obra en la que Aub juega con el doble sentido de carta como naipe y carta como epístola. Cada naipe, cuyo dorso está ilustrado por un dibujo de Jusep Torres Campalans (heterónimo de Max), presenta una carta en la que se va reconstruyendo la vida del protagonista principal de la novela. 

A continuación los aforismos dedicados —o que tienen alguna referencia— al ajedrez.

Para ser buen jugador, creer en Dios. Los ateos solo juegan al ajedrez, al bridge, al tenis, donde el cálculo de probabilidades puede servir. Mas no son juegos en el buen sentido de la palabra. Y menos el billar, donde gana siempre el que más sabe.

La técnica, la táctica, la estrategia sirven para el ajedrez y la política, como el saber y el colmillo. El naipe, el dado, la bola son otra cosa y la lotería, otra. Queda la suerte, que se acuesta con quien quiere.

Las revoluciones modernas acaban con la ruleta y favorecen el ajedrez. La conquista del Oeste está ligada al póquer. El cancán y el bacará con la revolución industrial. Cristo con los dados. Los inglese con el bridge. Dostoievsky y los novelistas rusos con cualquier azar. Balzac con el whist. Los españoles y demás levantinos con el dominó. Los chinos con el Mah-jongg. Los niños con la lotería y la oca. Las solteronas y los generales con los solitarios. Yo, contigo.

El ajedrez es un juego perverso: desarrolla los malos instintos. Es juego de militares, de estrategas. Estratega: estratagema con tal de no dejar ni rastro del adversario.

Ni en el bridge ni en el ajedrez valen trampas: ganan los que más saben, luego no son juegos, sino abuso de confianza.

El ajedrez, esa tela de araña que se va reduciendo...

En ningún juego se tira a matar como en el ajedrez.

Enfréntanse dos ejércitos: se tiran a matar. Atacan, cercan, asesinan, buscan rehenes, hacen prisioneros, luchan a muerte. ¡Jaque mate! Mate de matar. Único juego sangriento. Las piezas desaparecen comidas. Todo es estrategia, guerra. El ajedrez es el juego más cruel. Sigue hasta el aniquilamiento del adversario, sin tregua, con premeditación y alevosía. El azar no tiene lugar. ¿Qué juego es este en el que el azar no tiene papel.

Cada vez un cuerpo nuevo en las manos...

Era mate a la tercera. Solo aquella jugada absurda, que nadie podía pensar, pudo salvarle. La hizo. Lo maté a la primera.

Fútbol —en sus diversas maneras— consiste en meter la bola, el balón, en la meta: el rectángulo contrario, las más veces posible y que no lo consiga el adversario. Hácese a base de trampas, engaño del empuje enemigo, hurtar el cuerpo, que recurre a las mismas tretas: quiebros, pases, coraje, agilidad, lo mismo que en la guerra, el amor o el ajedrez. A veces pierde su condición de juego y viene a batalla campal por culpa de los espectadores que vician, por nacionalismo mal entendido, ese tejido de trampas cayendo en la peor.

Asechanza, engaño, astucia: armas de la justicia del jugador. Juego: guerra sin condiciones hasta la muerte del adversario. Mate, de matar. Abatir, rebatiñar, arrastrar, birlar, amagar y dar. Ganar es arramblar con el botín; no dejar ficha sobre ficha.



FICHA TÉCNICA
MAX AUB
TRAMPAS
EDICIÓN, PRÓLOGO Y NOTAS DE PEDRO TEJADA TELLO
REINO DE CORDELIA. MADRID, 2017

 

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