domingo, 2 de abril de 2023

PERO... ¿HUBO ALGUNA VEZ ONCE MIL VÍRGENES?

En Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, una novela de 1931 de Enrique Jardiel Poncela, hay dos curiosas referencias al ajedrez.

La novela glosa la figura de un Don Juan, Pedro de Valdivia, lejano descendiente del conquistador de Chile, que desde su más tierna infancia tuvo claro lo que quería ser en la vida: un sinvergüenza. Y vaya si lo logró.

Su mentor en el arte de la sinvergonzonería fue su tío Félix de Valdivia, tan sinvergüenza como él. En un momento dado, Félix es apuñalado por una de sus amantes despechadas y en el lecho de muerte mantiene la siguiente conversación con su sobrino:

—Pide un ajedrez

Pedro intentó una protesta. El tío Félix le atajó.

—Pide un ajedrez, Pedrito. No soy de los que esperan la muerte rezando el rosario.

El mayordomo, el viejo mayordomo de Sagarreterrat, trajo un ajedrez (...)

Comenzó la partida. Pedro luchaba por ocultar su angustiosa emoción inclinando el rostro sobre el tablero.

El tío FéliX movía movía las piezas cada vez más torpemente. Sin embargo, diez minutos después, había conseguido acorralar a Pedro.

Trasladó de sito la torre.

Luego hizo una jugada de alfil, que colocaba al adversario en jaque mate.

—Estoy muerto, tío Félix —confesó Pedro.

—Y yo también, hijo mío —replicó él.

Cayó hacia atrás en el sillón.

Fueron sus últimas palabras.

Gran parte de la novela transcurre en clubes y casinos frecuentados por la gente de bienes, en donde entre otras cosas es habitual que los socios jueguen al ajedrez. En una escena, ambientada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el narrador nos cuenta lo que está pasando en los salones. En uno de ellos:

Más allá otros socios agotaban todas sus provisiones de estatismo empeñados en una partida de masturbación cerebral. (Ajedrez.)

Por la época en que está escrita la novela, por su estilo moderno y vertiginoso, por su sofisticación y elegancia, pienso que estilo que más se aproxima a ella es el Art Déco. Así que acompañamos esta nota con una portada de la revista Vogue de enero de 1929, solo un par de años antes de que se publicara la novela. La mujer retratada en la portada bien podría ser Vivola Adamant, la auténtica heroína de la novela.

El autor del dibujo es un artista español muy poco conocido Guillermo (William) Bolin. La obra que he podido conocer está realizada en los EE. UU. para revistas de moda como la propia Vogue y Vanity Fair


FICHA TÉCNICA
ENRIQUE JARDIEL PONCELA
PERO... ¿HUBO ALGUNA VEZ ONCE MIL VÍRGENES?
CÍRCULO DE LECTORES. BARCELONA, 2003


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