Después de retirarse como enfermera de quirófano por una enfermedad profesional, Laura Atkins (1961), que llevaba cierto tiempo pintando retratos de forma aficionada para amigos y familiares, decidió dar el salto y convertirse en artista a tiempo completo.
Atkins defiende un arte figurativo, narrativo, que cuente nuevas historias aunque se nutra de un buen número de influencias del pasado. Una de ellas la mitología grecorromana.
Y es precisamente en el terreno de la influencia grecorromana en el que se encuadra El ajuste de cuentas entre Venus y Marte, un trabajo de 2018. En la obra, un díptico, vemos a un hombre tocado por una suerte de fez y cara de asombro. En la mano, una copa vacía. Delante de él, un tablero de ajedrez visto desde un lado y, como un trebejo más, la llamada Venus de Willendorf, una estatuilla paleolítica de más de 25.000 años de antigüedad. Detrás de él, una mosca se aproxima peligrosamente a varios ejemplares de Dionaea muscipula o Venus atrapamoscas, quizá la planta carnívora más conocida. Sobre la mesa, un cuchillo. Es Marte.
El otro panel es el reino de Venus. Una mujer se sienta delante de una mesa donde aparecen una tarta con fresas en forma de corazón, un plato con ostras, que la autora incluye por su carácter afrodisíaco (curioso que Afrodita necesite un afrodisíaco), rosas rojas, una copa de vino y lleva un cuchillo en la mano. La expresión adusta de Venus se debe a que la comida trascurre poco tiempo después de que Vulcano, el marido de Venus, sorprendiera a los amantes y los expusiera al escarnio de los dioses olímpicos.
El tablero de ajedrez representaría el orden de los dioses en el monte Olimpo.
FICHA TÉCNICA
LAURA ATKINS
THE RECKONING OF VENUS & MARS (EL AJUSTE DE CUENTAS ENTRE VENUS Y MARTE), 2018
ÓLEO SOBRE LIENZO. 132,6 x 172,7 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR



No hay comentarios:
Publicar un comentario