sábado, 15 de noviembre de 2025

NOVELA DE AJEDREZ (SCHACHNOVELLE)

Novela de ajedrez (Schachnovelle) fue la última obra del escritor austriaco Stefan Zweig. La escribió en su exilio brasileño, durante la II Guerra Mundial, unos pocos meses antes de su trágica muerte en 1943. Zweig, convencido de que tras la caída de Singapur en manos japonesas en 1942 nada se interpondría para que el nazismo se extendiera por todo el mundo y Alemania ganara la guerra, se suicida junto a su esposa en Petrópolis.

La historia que cuenta la novela es bien conocida, el enfrentamiento entre el campeón del mundo de ajedrez, Mirko Czentovič y el Dr. B., un noble austriaco que aprendió a jugar al ajedrez en circunstancias anormales, en un paquebote que hace la travesía Nueva York Buenos Aires.

La trama de la novela puede resumirse así:

Viena, 1938. Los alemanes se anexionan Austria. El Dr. B., un aristocrático notario, es el único que conoce la clave que da acceso a las fortunas de sus clientes, algo que los nazis codician. Para lograr que hable recurren a un medio más sofisticado que la violencia física, la violencia sicológica. Encierran a B. en un cuartucho de hotel en el que apenas hay un jergón y una palangana y las ventanas están cegadas. Sin libros, sin papel, sin radio, sin ninguna distracción. La soledad, la ausencia de cualquier estímulo sensorial, la incapacidad de poder distraerse con algo son absolutas. La locura se cierne sobre él.

Solo sale de su cuarto para ser interrogado. En una de esas salidas logra apoderarse de un libro. Su ilusión por los placeres que espera encontrar en la lectura se desvanece cuando descubre que es un libro de ajedrez. Sin embargo, logra aprender el juego y, en un tablero fabricado artesanalmente, empieza a jugar constantemente. Es descubierto y privado del libro y de los útiles para jugar, pero da lo mismo, para ese entonces ya es capaz de visualizar el tablero en su cabeza.

Así empieza un proceso sin fin de análisis ajedrecístico de (intoxicación  ajedrecística, se llama en el libro) que solo se interrumpe cuando, tras una crisis nerviosa,  tiene que ser evacuado a un hospital. Los médicos lograrán su excarcelación con la escusa de que ha perdido el juicio, pero con el compromiso de abandonar Austria en el plazo de dos semanas. Desecho por la tortura, decide emigrar a América en un transatlántico. A bordo viaja el campeón del mundo de ajedrez, Mirko Czentovic. Desde ese momento, los dos hombres están condenados a encontrarse frente a un tablero de ajedrez.

Efectivamente, pronto algunos pasajeros, que han reconocido a Czentovic, organizan una partida en consulta contra el campeón de mundo. El Dr. B. acierta a pasar por el lugar donde se está desarrollando el juego y, al advertir que los jugadores van a cometer un error, no duda en intervenir. Pronto queda claro que B. sabe de lo que habla y consigue entablar la partida.

Por cierto, en la descripción de las jugadas se menciona una partida disputada entre Alexander Alekhine y Efim Bogoljubov, dos veces aspirante al título mundial (perdió precisamente los dos encuentros frente a Alekhine) como inspiradora de la maniobra final. Esta es la partida.


Pero los entusiastas pasajeros no se dieron por satisfechos con esto. Insistieron en que el Dr. B. debía enfrentarse directamente a Czentovic. Y lo lograron. Pero durante las partidas (una de las cuales gana) los fantasmas del pasado se materializan en la mente de B. Su cerebro vuelve al cuartucho donde estuvo encerrado y donde solo el frenético análisis de posiciones ajedrecísticas, día y noche, sin descanso ni sosiego, le permitieron resistir a los nazis, pero al coste de llegar al límite de la locura. Advertido providencialmente por otro pasajero de que estaba recayendo en la insania B., en un rapto de lucidez, abandona la partida y renuncia volver a jugar al ajedrez para siempre.

El ajedrez era un juego que interesaba especialmente a Stefan Zweig, desde su juventud, como cuenta en su autobiografía El mundo de ayer, donde muestra su aversión hacia el deporte y los juegos:
Tan despreciable como entrenar el cuerpo, nos parecía malgastar el tiempo en el juego; tan solo el ajedrez, que exigía un esfuerzo mental, hallaba un poco de merced a nuestros ojos; y, cosa más absurda todavía, a pesar de que nos sentíamos poetas en ciernes o, en todo caso, en potencia, nos preocupaba muy poco la naturaleza.

Stefan Zweig (izquierda) y Emil Fuchs jugando al ajedrez en un
establecimiento hostelero de Ostende. Fotógrafo y fecha desconocidos

Posteriormente, jugaría mucho al ajedrez en Austria, antes de su exilio en 1934, con el periodista Emil Fuchs y luego de su exilio final en Brasil con el también periodista Ernst Feder. En su correspondencia de finales de 1941 con el escritor  Joachim Maass se lamenta de que, pese haber terminado la redacción de Schacsnovelle, no había podido enviársela a algún jugador profesional de ajedrez para que se la corrigiese, según cuenta Oliver Matuschek en su biografía de 2009 Las tres vidas de Stefan Zweig. Y entre la magra herencia que dejó tras su muerte, tras haber ido perdiendo todo su patrimonio en sus sucesivos exilios, había un tablero de ajedrez con sus piezas.

Stefan Zweig jugando contra Emil Fuchs en el café Mozart
de Salzburgo.
Dibujo de Maroine Dib que suele estar en exhibición en el
Centro Stefan Zweig de la ciudad.

Obra seminal, de ella han surgido todo tipo de adaptaciones: al teatro, al cine, al cómic... Ya hemos hablado de algunas de ellas y poco a poco, iremos dando cuenta del resto de los trabajos que conocemos sobre el tema. El lector interesado en lo que hemos escrito sobre Zweig y el ajedrez puede rebuscar aquí.

Por supuesto, muchas cubiertas de las distintas ediciones de esta obra han presentado un motivo ajedrecístico. Ofrecemos unas cuantas a continuación.

Primera edición. Verlag Pigmalion
Buenos Aires, 1942

Edición armenia de 1970

Edición alemana de 1977

Edición inglesa de 2005

Edición española de 2013

Edición indonesia de 2018

Edición francesa de 2019


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