Ya hemos hablado un par de veces de Venere privata (Venus privada), el primer libro de la tetralogía de Duca Lamberti, escrita entre 1966 y 1969, que dio mucha fama a Giorgio Scerbanenco (1911-1969).
Duca Lamberti, un médico inhabilitado para ejercer su profesión por haber practicado una eutanasia, investiga para la policía junto a Livia Ussaro, novia y ayudante a un tiempo.
De Livia Ussaro sabemos desde Venus privada que es aficionada al ajedrez. En el tercer libro de la tetralogía, I ragazzi del massacro (Muerte en la escuela), descubrimos que Duca Lamberti también lo es:
Livia miró su reloj. Casi las dos. Luego miró el pequeño tablero de ajedrez entre ella y Duca. Tenían que pasar el tiempo en espera de que Carolino regresara de comprar los cigarrillos. Y jugaban al ajedrez.
—Te toca a ti —dijo Duca. Él no miró el reloj.
Ella movió. Pensaba en Carolino. Ya hacía casi una hora que había salido. Le gustaba mucho jugar al ajedrez con Duca, pero el rostro de Carolino estaba en su mente, flaco, huesudo, la gran nariz aguileña, los ojos claros y saltones, con una expresión insegura, de miedo y también de desafío.
—Es una extraña defensa, ¿la has inventado tú? —dijo Duca, con socarrona ironía, en cuanto ella movió.
—Es inútil que te cachondees —dijo ella—, es la moderna defensa Benoni...
En el resto de la novela solo vuelve sobre el tema del ajedrez cuando se dice que ambos eran «razonables jugadores de ajedrez» y en un par de ocasiones más en las que se caracteriza a Livia como «jugadora de ajedrez».
MUERTE EN LA ESCUELA
BRUGUERA. BARCELONA, 1980

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