...entonces, el sirviente se presentó con un juego al que llamó ajedrez y que recreaba una batalla sobre un tablero de ocho por ocho casillas. Satisfecho, el brahmán decidió darle lo que quisiera. El hombre pidió un grano de trigo por el primer cuadrado, dos en el segundo, cuatro por el tercero... Así hasta completar los sesenta y ocho. Le fue concedido, pero tuvo que hacer el cálculo él mismo en el granero de palacio. ¡Eran dieciocho trillones de granos! Pues seguro que tardó menos que lo que lleva mi móvil intentando leer el maldito código QR, así te lo digo...
Digo aparentemente porque inmediatamente se dice que es un juego. ¿Juego o deporte? ¿En qué quedamos? El atento lector, por otra parte, ya se habrá percatado de que un tablero de ajedrez solo tiene sesenta y cuatro casillas. Así que Sissa, habría barrido para casa en este caso.
Perdonamos a los autores, sin embargo, el redondeo a dieciocho trillones de la cifra total de granos de trigo: es difícil escribir el cardinal completo de 18 446 744 073 709 551 615. ¡Vamos allá: dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo! Esta es la cifra real con sesenta y cuatro casillas. ¡Con sesenta y ocho ni nos atrevemos a ello!
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