La traducción que hizo Edward FitzGerald (1809-1883) en 1859 de los poemas del matemático, astrónomo y poeta persa Omar Jayam (1048-1131) granjeó al escritor medieval, hasta entonces desconocido en occidente, un éxito extraordinario. FitzGerald llamó Rubaiyat (cuartetos) a la recopilación de los poemas de Jayam que publicó en una traducción muy libre, tanto que se considera más una reinterpretación que una traducción. Pese a todo, su trabajo abrió la puerta al conocimiento de una poesía que sigue conmoviendo hoy en día a un buen número de lectores.
Uno de los cuartetos de Jayam es muy conocido por los aficionados al ajedrez, sobre todo por el famoso soneto de Jorge Luis Borges titulado Ajedrez. ¿Recuerdan aquello de «la sentencia es de Omar»? Pues este es el Omar al que se refiere Borges.
FitzGerald tradujo así al inglés el original persa:
'Tis all a Chequer-board of Nights and Days
Where Destiny with Men for Pieces plays:
Hither and thither moves, and mates, and slays,
And one by one back in the Closet lays.
Muchas traducciones castellanas de estos versos se han basado en la versión de FitzGerald y en ellas abundan las referencias aunque sean tácitas al ajedrez.
Sin embargo, últimamente se ha puesto en duda que el original de Jayam hablara de ajedrez. Una traducción literal de esa cuartera (traducida directamente por Shahriar Shariari al inglés y por nosotros al castellano) sería algo así:
Somos marionetas y el destino es el titiritero.
No es una metáfora sino la sincera verdad.
En el escenario, el destino nos maneja.
Hasta que, en la nada, uno a uno desaparecemos.
La idea de que la vida humana es algo azaroso que depende enteramente del destino permanece en estos versos, pero el ajedrez han desaparecido totalmente.
La primera vez que leí que quizá la traducción de FitzGerald había incluido una referencia al ajedrez que no existía en el original fue en el artículo La sentencia no es de Omar en el blog Ajedrez Rosarino, un sitio muy interesante que actualmente está, para nuestra desgracia, inactivo. Me he tomado la libertad de parafrasear el título de dicho artículo en esta entrada de ARTEDREZ.
Suponemos que no se ha dicho aún la última palabra sobre el tema. Pero dejemos a los traductores con su paciente trabajo.
La ilustración que encabeza esta nota es obra de Edmund J. Sullivan (1869-1933) y corresponde a una edición de 1913 (Rubáiyát of Omar Khayyám. Methuen & Co, London, 1913).
Es una ilustración curiosa. La mano, hemos de suponer que representando al destino, se dispone a mover una pieza en un tablero en el que además de torres y peones normales podemos ver a Napoleón, una pieza que parece representar a un papa y otra que parece una dama. Es imposible saber qué pieza va a mover la mano. Al otro lado del tablero, una figura masculina desnuda, cuyos cabellos son serpientes, como si se tratara de la gorgona Medusa, espera pensativo la jugada.
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