jueves, 1 de octubre de 2020

KEN GAMES. CISEAUX


La tercera, y última parte, de Ken Games vuelve a presentar una partida de ajedrez como punto nodal de la trama. En una profunda crisis, Pierre Fermat se dirige a casa del que va a ser su rival en un importante campeonato boxístico. Coligny reflexiona sobre el ajedrez comparándolo con el boxeo. No es la primera vez que esta comparación, aparentemente descabellada, se ha hecho.

Reproducimos íntegros los diálogos, que tienen un gran interés.

PIERRE 
—Sabes, esto es muy humillante. Puedo llegar a aceptar que me ganes boxeando, pero que ganes también al ajedrez me desespera.
COLIGNY 
—Tu problema es el mismo, no se puede reducir todo a un número. El azar, el instinto o el engaño no se pueden cuantificar y pierdes al no tenerlas en cuenta. Pero tiene sentido, ¿acaso no es el mismo juego?
PIERRE 
—¿El ajedrez y el boxeo? Sí, claro, por eso es el deporte oficial de la Facultad de Matemáticas. 
 COLIGNY
—¿De verdad no te parece evidente la relación? Un enfrentamiento entre dos personas dentro de un cuadrilátero. Donde intentas controlar el espacio reduciendo el de tu adversario... Lo acorralas, le dejas indefenso y «jaque».
 PIERRE
—No vale, hay más deportes que podrían encajar en esa descripción.
COLIGNY
—No creas, la mayoría son por equipos. Luego están los que buscan cuantificar puntería, resistencia o velocidad. Y después los de contacto, la mayoría derivados del boxeo. Y pocos cargan tanta responsabilidad sobre una sola persona. A veces el peso de la historia y la política. 
 PIERRE
—Ya sé por dónde vas. ¿Estás pensando en el viejo Joe Louis frente a Max Schmeling, ¿no?  La segunda Guerra Mundial a decidir en un ring. Los aliados contra los nazis.
COLIGNY
—Pero también me viene a la mente otro «combate» mítico.
PIERRE
—¿Cuál?
COLIGNY
 —Plena guerra fría. 2 «rounds» enfrentando a Estados Unidos y a Rusia.
PIERRE
—¡Ey! No vale argumentar con Rocky.
COLIGNY
—No. 1972 Bobby Fischer frente a Boris Spassky. 

En los aspectos técnicos, sin embargo, el ajedrez no está tan bien tratado como en el volumen uno.  

En la primera viñeta vemos que la posición recuerda a la de la Inmortal de Anderssen que vimos en el primer episodio de la serie, aunque algunas piezas han cambiado de color, por ejemplo el caballo de 6 y el peón de b5 tendrían que ser negros, y falta alguna pieza, la dama de a1 sin ir más lejos. Parece como si se hubiera aprovechado la documentación realizada para aquel episodio pero cambiando algo la disposición de las piezas para aparentar que es otra posición. 

La cosa va a peor en las sucesivas viñetas donde las piezas blancas y negras intercambian sus posiciones y vemos posiciones ilegales, con piezas ya en jaque cuando le toca mover al rival, dos alfiles negros que discurren por casillas blancas, etc. Probablemente, como explicamos en las propias viñetas, se deba a un error en el coloreado de las piezas.

Es una pena porque me gustan mucha las analogías que se establecen entre el boxeo y el ajedrez y la enorme responsabilidad individual que recae sobre los jugadores que se han convertido en emblemas de un régimen o una causa.

El modelo de mate es idéntico al de la Inmortal de Anderssen, con mate en e7 mientras los caballos controlan las posibles casillas de escape del rey.

Posición imposible solo por el hecho de que hay once peones blancos en el tablero, probablemente es un error a la hora de colorear las piezas. Todas las piezas blancas de las filas 5, 6 y 7 deberían ser negras y todas las negras de las filas 3 y 4, blancas. 

El rey negro está en jaque, pese a que es el turno del blanco, dos alfiles negros por casillas blancas. Probablemente ha sido culpa de un coloreado erróneo.

Mate con la dama blanca en f7. Solo sería posible si, como hemos comentado antes, las piezas blancas de las filas 4, 5, 6 y 7 fueran negras; y blancas, las negras de las filas 3 y 4. De esta forma la dama estaría protegida por el alfil de c4, que ahora sería blanco.

Al final la realidad se impone.

 

 
 
 
 
 
 
 

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