sábado, 10 de mayo de 2025

FOUNDUE DE CHOCOLATE

Entrada del 5 de mayo de 2021 de los calendarios miniatura de Tatsuya Tanaka (1981).

El alfil negro es una deliciosa fuente de chocolate para deleite de los que amamos las semillas de cacao.




 

jueves, 8 de mayo de 2025

NK

Anastasiia Oleksiivna Kamenskykh (1987), conocida en el siglo como NK, es una cantante, actriz, presentadora de televisión y empresaria ucraniana.


En 2023, lanzó el sencillo Tú y yo. La letra habla de una relación prohibida y de la lucha interna que experimenta la mujer por las dificultades de la relación.

En el videoclip promocional esto se ilustra mediante una partida de ajedrez. Partiendo de la imagen seminal de René Maltête, las imágenes exploran esta lucha interior, expresada fundamentalmente con muchas piezas volando por los aires.

A continuación, el video ¡en español!



martes, 6 de mayo de 2025

¡QUÉ AUDAZ JUGADA!


Fotografía de Mijaíl Grachev realizada en 1940/1 en el Parque Central de Cultura y Ocio Gorki de Moscú.

¡Qué audaz jugada! tituló Grachev a su instantánea.

Mijaíl Grachev (1916-2009) fue un fotógrafo soviético que documentó la vida cotidiana de la Unión Soviética entre los años 30 y 60 del siglo XX. Sus temas se movieron dentro de la ortodoxia socialista: el esfuerzo de guerra, los éxitos de la economía planificada, el deporte y la cultura soviéticos, los pioneros en acción, etc. etc. etc. 

Sin embargo, sus composiciones son muy dinámicas y los puntos de vista originales y, a veces, sorprendentes. Parece que la herencia del futurismo y el constructivismo no había desaparecido del todo de su obra.



 

domingo, 4 de mayo de 2025

JAQUE

ESCAC 

La memòria es va esfilagarsant

com les cordes trencades de les barques

que el temporal s'ha endut.

Comprendre cansa. Però mai no tant

perquè no pugui ser l'últim refugi.

Som el rei i la reina en un final

difícil a un tauler ja amb poques peces. 


JAQUE

La memoria se va deshilachando

como los cabos rotos de las barcas

que se ha llevado el temporal.

Comprender cansa. Pero esto nunca 

le impide ser el último refugio.

Un difícil final de rey y reina

en un tablero ya con pocas piezas.


Un poema de Joan Margarit (1928-2021) de su poemario Casa de misericòrdia, por el que ganó el premio Nacional de Poesía en 2008. 

La ilustración, realizada en un ejemplar del libro, es de María Carmen Pérez González.

FICHA TÉCNICA
JOAN MARGARIT
CASA DE MISERICORDIA
VISOR. MADRID, 2015




viernes, 2 de mayo de 2025

EVAN S. CONNELL, PUNTOS PARA UNA ROSA DE LOS VIENTOS

Retrato de Evan S. Connell por Eve Crane, aparecido
en la contraportada de la novela Mr. Bridge

Evan S. Connell (1924-2013) fue un escritor estadounidense, autor de un puñado de novelas —algunas de ellas adaptadas al cine—, varias recopilaciones de relatos breves, una serie de ensayos históricos —entre los cuales se cuenta una biografía sobre Goya— y dos libros de poesía. El segundo de ellos, Points for a Compass Rose (Puntos para una rosa de los vientos), es considerado por el propio autor —y por la mayoría de la crítica—  su obra cumbre.

Como dice Eduardo Moga en su prólogo a la edición bilingüe editada por Godall Edicions «esta obra constituye (...) un viaje por la historia y el conocimiento humanos; sobre todo por la crueldad y estupidez del hombre». Una auténtica historia universal de la infamia desde el origen de los tiempos a la guerra de Vietnam, en pleno apogeo en la época en que se publicó el libro (1974).

A mí, la obra me ha sorprendido y admirado. La enorme erudición, el conocimiento de culturas de diversos continentes y diversas épocas —entre ellas la española, pero también la precolombina, la clásica greco-romana, la europea—, las incursiones en la ciencia y la filosofía son deslumbrantes. Pero me ha fascinado sobre todo por el tono, por la profunda empatía que siente por el ser humano, por el desprecio de la violencia y la muerte, por su multiplicidad de voces. Un libro para volver a él una y otra vez. 

En la obra, un gran número de narradores se dirigen directamente al lector, para contarle historias, para interpelarlo, para aconsejarlo.

Uno de esos narradores recurre al ajedrez como metáfora:
Mira. Los colores del tablero de ajedrez representan
nuestra doble condición: la Vida y la Muerte.
Las piezas, por su parte, simbolizan los hombres de este mundo,
que nacen iguales, ocupan diferentes puestos,
ostentan títulos diversos, luchan entre sí y, por fin,
se enfrentan a un mismo destino, que los iguala a todos.

A continuación, describe brevemente los movimientos de las piezas y, a la manera de Jacobo de Cessolis y su ajedrez moralizado, ofrece una analogía de estas con las dignidades de la época —de las que de momento nos conviene recordar la que dice que «los peones son los pobres»— y brinda al lector un consejo:

Juega con precaución, amigo mío: tu oponente es sutil.
Piensa bien antes de mover, porque está en juego
tu alma inmortal.
Y justo en este punto, como dos versos, aparecen, en notación descriptiva inglesa, los dos primeros movimientos de una partida de ajedrez:
P-K4
P-K3
En notación descriptiva española sería P4R P3R, o e4 e6 en la moderna notación algebraica. Podría ser el comienzo de una defensa francesa, aunque terminó siendo un ataque indio de rey.

Inmediatamente después de los dos versos/jugadas, Connell cuenta dos historias relacionadas con el ajedrez:

En la primera habla de la importancia del ajedrez en la autorización regia para la primera expedición de Cristóbal Colón a América. 

Según una anécdota atribuida al cronista de los Reyes Católicos, Hernando de Pulgar, el rey Fernando estaba de  muy mal humor cuando Colón compareció ante él, porque estaba a punto de perder una partida de ajedrez contra un cortesano. El propio Hernando, por medio de la reina Isabel, le indicó solapadamente una jugada que le permitiría ganar la partida. El contento del rey fue tal que autorizó el viaje de Colón. El poeta concluye:
(...) Nunca debemos,
pues, despreciar los golpes del azar:
aunque parezcan insignificantes, a veces son transcendentales.
Lo que puede aplicarse perfectamente a los ajedrecistas.

La segunda narra la leyenda de la invención del ajedrez por Sissa y su posterior demanda de una recompensa por el trabajo realizado. Connell remata la anécdota con otro consejo que también podrían hacer suyo los ajedrecistas:
Quizá te den igual estas historias, pero a mí no;
siempre presto atención a lo que pueda instruirme.
A partir de este momento, cada cierto tiempo, aparecen dos nuevos versos/jugadas. La partida se puede ir reconstruyendo poco a poco sin dificultades (la transcribimos en algebraico moderno con figuritas y sin numeración de jugadas, como en el texto original):

e4 e6
d3 d5
♘d2 c5
g3 ♞c6
♗g2 ♞f6
gf3 e7

En este punto, el poeta ha omitido dos versos. Por supuesto, ambos bandos han tenido que enrocarse para poder mover las torres hacia el centro del tablero.

Los versos que faltan son O-O y O-O.

e1 c7
e5 ♞d7
e2 b5
h4 a5
f1 a6
f4 fc8
e3 d8
ac1 b4
c4 bc3

Una rápida investigación en las bases de datos nos revela que Connell ha seguido una partida disputada entre el polaco Jacek Bednarski (1939-2008) y el ruso Vladimir Doroshkevich (1937-2005), celebrada en la localidad polaca de Polanica-Zdrój en 1971. Los versos/jugadas se interrumpen después de la jugada 16 de las negras, que supone el primer cambio de piezas de la partida. Este hecho no carece de importancia, según intentaremos demostrar más adelante.

Antes, veamos el desarrollo de la partida:


Además, salpicadas a lo largo del poema, podemos encontrar otras referencias a tópicos artedrecísticos, como el enfrentamiento con la Muerte, en estos versos que se encuentran justo antes de ♘d2 c5:
No, espera. Escucha. Lo he pensado mucho
y he decidido contarte la verdad.
He desafiado a la Muerte a una partida de ajedrez,
porque se llevó a Elizabeth, mi mujer,
y soy el indestructible adversario de la Muerte.
La supero con estratagemas diversas,
pero, de vez en cuando, sus dedos, provocativos,
me rozan los labios. Trago saliva y toso, 
y me siento obligado a mover.
O esta misteriosa alusión a la cantidad de jugadas que dos adversarios son capaces de anticipar, que se halla antes de las jugadas e5 ♞d7:
El Grande es capaz de calcular diez movimientos
por adelantado, dijo. La visión de Próximo es menor.
¿Te apetece jugar? 
Evan S. Connell fue un hombre solitario. No se casó, no frecuentaba los cenáculos literarios y murió solo, en una residencia de ancianos, donde creían que era mudo.

Sí se sabe que frecuentaba el No Name Bar (el bar sin nombre) en Sausalito, donde vivió un tiempo, para jugar al ajedrez, como puede verse en la foto de Eve Crane que hemos reproducido al principio de esta nota. 

Steve Paul, que ha escrito una biografía de Connell, nos dice que el poeta norteamericano no habló en ninguna entrevista o escrito sobre el significado del ajedrez en su obra. Así que solo contamos con la obra en sí para intentar entender su sentido.

Las historias narradas en el poema y la partida elegida como referente nos indican claramente que el interés de Connell por el ajedrez iba más allá de matar el tiempo en un café. Lo primero no sorprende, el libro entero es una exhibición de erudición apabullante. No es de extrañar, por tanto, que, si al autor le justaba jugar al ajedrez, se haya interesado por sus orígenes y por su simbología tradicional.

El poder igualador de la muerte, por ejemplo, —que hemos tratado aquí o aquí—. O el enfrentamiento contra la Muerte —que hemos visto con distintos significados en el cine, en el cómic o en la pintura (aquí y aquí) o la fotografía— son algunos de los elementos que menciona.

Más clarificadora, pensamos, es la elección de la partida. El libro fue publicado en 1974, aunque presumimos que tuvo un largo tiempo de gestación. En esa fecha, Rober James «Bobby» Fischer ya se había coronado campeón del mundo y sus partidas habían sido ampliamente publicadas en toda la prensa internacional y, sobre todo, en la de los Estados Unidos. La elección de una partida disputada entre dos maestros semidesconocidos puede obedecer al deseo de que  esta no fuera fácilmente reconocible (aunque no parece fácil que los lectores de poesía pudieran descubrir una partida solo por la notación descriptiva) y, sobre todo, por la partida en sí. 

Veamos.

Una característica de esta partida es que el primer cambio de piezas ocurre con el juego muy avanzado. Sucede en la jugada dieciséis y es un cambio de peón. Si recordamos los versos en los que nos presentaba el ajedrez como símbolo de la vida y la muerte, el poeta afirmaba que, en el tablero del mundo, los peones eran los pobres. Y los pobres mueren primero. Y mueren más.

Las dos últimas jugadas transcritas de la partida son c4 bc3 —la primera captura de la partida— y los versos que las siguen dicen:
Mira, yo tenía dos hijos. A uno lo mataron en Asia;
el otro se ha vuelto loco. Los veo como piezas
de un juego inmisericorde y de increíble complejidad
que juegan, en su mayor parte, compañías de infantes
expulsados del tablero por caballeros, obispos
y otros poderosos adversarios, supervisados,
desde lejos por un amurallado y aterrorizado rey.
      Dime, ¿tenían alguna oportunidad?  

La intención parece clara. Después de dieciséis jugadas las blancas, que simbolizarían la vida, pierden la primera pieza: un peón, un pobre, el hijo de uno de los narradores. La partida refuerza la pregunta que ya se nos ha planteado en el libro: «¿Es la violencia la penumbra natural del Hombre?». 

La Vida pierde ante la Muerte. Los peones caen primero. 

Sin embargo, debemos anotar, las blancas terminan ganando la partida, aunque la resolución de la partida quede fuera del poema. Pero, como nos dice el verso final, «cetera desunt», el resto se ha perdido. La Historia no ha terminado.

FICHA TÉCNICA
EVAN S. CONNELL
PUNTOS PARA UNA ROSA DE LOS VIENTOS
GODALL EDICIONS. BARCELONA, 2020
TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EDUARDO MOGA

jueves, 1 de mayo de 2025

1º DE MAYO


Para conmemorar el Primero de Mayo, el cartel de un torneo organizado por la Biblioteca Popular Diego Pombo de Buenos Aires hace unos años.

 

miércoles, 30 de abril de 2025

MICHAEL FITZPATRICK


Michael Fitzpatrick es un pintor norteamericano. Comenzó trabajando en publicidad, pero a mediados de los noventa decidió dedicarse a tiempo completo a la pintura. De estilo figurativo, sus temas son los habituales: retratos, bodegones, paisajes...

En torno a 2013, Fitzpatrick decidió hacer una serie titulada A Day in the Life (Un día cualquiera) en el que una modelo apareciera haciendo cosas cotidianas. Realizó una lista de cosas que pudieran hacerse en una mesa y finalmente eligió café y ordenador, ajedrez y repostería.

Lo primero que hizo fue realizar un boceto de una mujer jugando al ajedrez que le diera la estructura general de la serie. La idea final fue realizar el bodegón del primer plano del natural y pintar a la modelo a partir de una fotografía. Para ello realizó una sesión fotográfica con la modelo y unos cuantos objetos cotidianos como trebejos. Finalmente, realizó una prueba de composición y color antes de pintar la serie.
 
Boceto preparatorio

Sesión fotográfica

Prueba final

La serie al completo presentada como un tríptico, aunque son obras independientes.
En cuanto a la posición sobre el tablero, el pintor parece haber cometido el error, muy frecuente, de colocar mal el rey y la dama. En su posición inicial, la dama tiene que estar en una casilla de su color.

FICHA TÉCNICA
MICHAEL FITZPATRICK
A DAY IN THE LIFE II
ÓLEO SOBRE LIENZO. 61 x 52 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

lunes, 28 de abril de 2025

PARTIDA DE AJEDREZ EN DEADWOOD, POR FERDIE PACHECO

Otra obra de Ferdie Pacheco de temática artedrecística.

FICHA TÉCNICA
FERDIE PACHECO
DEADWOOD CHESS GAME (PARTIDA DE AJEDREZ EN DEADWOOD), 2005
ÓLEO SOBRE LIENZO. 122 x 122 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR


 

sábado, 26 de abril de 2025

FERDIE PACHECO

Fernando Pacheco Jiménez, más conocido como Ferdie Pacheco (1927-2017), se hizo popular por ser el médico personal y segundo de esquina del campeón del mundo de los pesos pesados Mohammed Alí y de otros muchos boxeadores. 

Después de dejar el equipo de Alí, cuando este desoyó su consejo de retirarse por estar empezando a dar muestras de padecer daños cerebrales que ponían en peligro su salud, desarrolló una exitosa carrera como comentarista y analista de boxeo para varias cadenas de televisión norteamericanas. En esta faceta, que le hizo muy popular, se le conocía como The Fight Doctor.

Paralelamente, desarrolló una interesante carrera como artista. De formación autodidacta, en sus trabajos abundan los temas deportivos, en especial el boxeo, aunque su temática es muy amplia e incluye retratos de personajes famosos, temas militares y, dado que sus ancestros procedían de España, temas de ambiente español.

Su estilo, algo naíf, destaca por un brillante colorido, realizado fundamentalmente a base de tintas planas y unas composiciones muy dinámicas y animadas.

Compás de espera ecuménico es una obra de 1979 en la que un sacerdote católico y un judío ultraortodoxo dejan de lado sus diferencias para enfrentarse en algo realmente duro: una partida de ajedrez.


FICHA TÉCNICA
FERDIE PACHECO
ECUMENICAL IMPASSE (COMPÁS DE ESPERA ECUMÉNICO), 1979
LITOGRAFÍA. 51 x 41 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR


 

viernes, 25 de abril de 2025

PAOLA ESCOBAR


Paola Escobar es una ilustradora colombiana que colabora habitualmente con editoriales de medio mundo ilustrando libros infantiles. También trabaja como diseñadora gráfica para varias agencias internacionales. 

El tablero, ¡ay!, está mal colocado.

jueves, 24 de abril de 2025

EL DÍA QUE LE DI JAQUE A KÁRPOV


Ilustración del argentino Edgardo Carosia (1971) —quien suele firmar como Ed Carosia, Mr. Ed o, como en este caso, simplemente Ed—  que acompañaba a un artículo de Miguel-Anxo Murado titulado El día que le di jaque a Kárpov, publicado en La voz de Galicia el 19 de enero de 2020.

El texto narra como el articulista tuvo que enfrentarse a Kárpov, en unas simultáneas celebradas en Madrid, porque el evento se desarrollaba en la institución en la que trabajaba y esta tenía reservado un asiento. Del director para abajo, en estricto orden jerárquico, todos fueron declinando la invitación hasta llegar a él, que no pudo pasarle la pelota a nadie más. Fue su debut y despedida en el mundo del ajedrez.

viernes, 18 de abril de 2025

L'ECLIPSE


Portada de la revista francesa L'Eclipse, publicada el 15 de octubre de 1871. Bajo el título de Échec et mat (Jaque mate) se publicaba una ilustración firmada por el caricaturista Alfred le Petit (1841–1909).

El texto reza:
Son las blancas las que juegan. Pero solo les queda una pieza: ¡el Rey! A su Majestad le gustaría avanzar, pero está bloqueado. La dama (la República), la torre (París), el caballo (D'Aumale) y el alfil (Rouher) mantienen a raya al nieto de San Luis. El rey está en jaque mate.
El contexto es el siguiente: después de la derrota en la guerra franco-prusiana de 1870, el Segundo Imperio se desmorona y Napoleón III es destronado. Enrique de Artois intenta restaurar la monarquía en su persona. Sin embargo, la mayoría republicana en la Asamblea Nacional de París, el político Eugène Rouher, que defendía la candidatura de Louis-Napoléon, hijo de Napoléon III, y Enrique de Orleans (duque de Aumale), que sería candidato a Presidente de la III República francesa, se lo impidieron.



miércoles, 16 de abril de 2025

JUEGO


Martina Bruccoleri Ochoa, una diseñadora gráfica de Mendoza, Argentina, es autora de una serie de interesantes collages que los lectores interesados pueden curiosear aquí

En este Juego, realizado en 2024, Martina da una vuelta de tuerca sobre el tema del jugador que es a su vez pieza de otro tablero. Lo vimos en Borges, quien atribuía la paternidad de la idea a Omar Jayyan, aunque parece ser que fue más bien de su traductor, Fitzgerald; lo vimos en al-Mutamid; y en tantos otros...


lunes, 14 de abril de 2025

CHESSUNIVERSE

El universo ajedrecístico en expansión fue el teme de la entrada del día 15 de enero de 2025 del calendario miniatura de Tatsuya Tanaka (1981).




 

viernes, 11 de abril de 2025

KASPAROV POR PETRUS


Retrato del decimotercer campeón del mundo de ajedrez, el entonces soviético, luego ruso y actualmente croata Garry Kasparov por Petrus (Pedro Lerma Gómez, 1949), dibujante de los servicios informativos de Televisión Española.

El dibujo se emitió en el capítulo 2 del programa En jaque (28 de septiembre de 1990).

miércoles, 9 de abril de 2025

EVA VÁZQUEZ


Ilustración de Eva Vázquez para un artículo de Daniel Innenarity, «Hombres pobres y ricos en datos», publicado en el diario El País el 21 de febrero de 2016, sobre la desigualdad de acceso a los datos informáticos.

 

lunes, 7 de abril de 2025

ESTUDIO DE UN JUGADOR DE AJEDREZ, POR VENANCIO DÍAZ MAIQUE

Más fotos de la serie Estudio de un jugador de ajedrez, del fotógrafo cubano Venancio Díaz Maique. Hablamos un poco sobre él ayer en esta entrada.

Hay que adoptar medidas

Veo el movimiento relajado

Concentración ajedrecística

Mejor punto de vista

 

domingo, 6 de abril de 2025

VENANCIO DÍAZ MAIQUE


Venancio Díaz Maique (1916-2003) fue el fotógrafo personal de Fidel Castro antes, durante y después de la Revolución. Su obra fotográfica constituye un fresco monumental de la vida cotidiana de Cuba entre los años 40 y 70 del siglo XX. 

Llamado «el maestro de la Leica» por la cámara que usaba, su figura es poco conocida fuera de Cuba. Además de su tarea de documentalista y sus fotografías de Estado, de vez en cuando se permitía un trabajo más personal y humorístico, como este Estudio de un jugador de ajedrez, del que desconocemos la fecha.

viernes, 4 de abril de 2025

EN EL TABLERO DE AJEDREZ SE REPRESENTA EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

Fernando Arrabal en el set del programa En jaque. 1990

EN EL TABLERO DE AJEDREZ SE REPRESENTA EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

Un aforismo de Fernando Arrabal (1933) pronunciado en el programa de Radio Televisión Española En jaque, emitido el 21 de septiembre de 1990 durante una entrevista con el subdirector y presentador del programa, el conocido periodista español Leontxo García.

jueves, 3 de abril de 2025

LA MARCHA RADETZKY

La marcha Radetzky es una novela de Joseph Roth (1894-1939) que describe la decadencia y el fin del Imperio austrohúngaro. Narra la vida de tres generaciones de la familia Trotta. De orígenes muy humildes, la familia ascendió socialmente gracias a que, en la batalla de Solferino, el primer Trotta salvó la vida del emperador Francisco José. A partir de ahí, la munificencia imperial velará por su salvador y sus descendientes, haciendo que personajes mediocres, con poca capacidad de liderazgo o iniciativa, ocupen altos puestos en la administración del Estado o el Ejército.

La novela es un largo friso en el que se denuncia el anquilosamiento de la monarquía, anclada en una rigidez jerárquica incapaz de dar respuesta a la nueva sociedad que se avecina, en la que los cambios sociales y el nacionalismo de los pueblos del Imperio están luchando por emerger. Esa rigidez se traslada a las relaciones personales. Los Trotta son como el país en el que viven: incapaces de expresarse fuera del reglamento, de las ordenanzas, viviendo detrás de una máscara impenetrable. Incapaces de expresar emociones y de mantener relaciones normales con los demás.

El ajedrez es una presencia frecuente en las páginas del libro. La primera aparición del juego surge cuando Joseph, el héroe de Solferino, súbitamente ennoblecido, empieza a frecuentar compañías acordes a su nueva clase social. En el casino de la localidad en la que está destinado, juega con el notario, con una frecuencia fija, como un rito más. 

Trotta gozó de la justa armonía que le proporcionaba su sana existencia militar en la pequeña guarnición donde servía; cada mañana iba a caballo al campo de instrucción, por la tarde jugaba al ajedrez con el notario en el café. Se fue acostumbrando a su cargo, a su situación, a su dignidad y a su fama.

Sobre la relevancia del ajedrez como juego de prestigio, poco habrá que insistir. Conviene a un capitán, héroe de guerra, conviene a un notario. Juego aristócrata, juego de reyes. A lo largo de la novela, el sonido de las piezas de ajedrez sobre el tablero se superpondrá, en los casinos, en los cafés, con el del billar o el del dominó, otros juegos adecuados a la dignidad nobiliaria.

Callaron. Se oía el choque de las bolas de billar y de las piezas de ajedrez. Afuera seguía cayendo la lluvia. 

Un coronel de uno de los regimientos en los que sirvió el tercer Trotta, Carl Joseph, dejará clara la diferencia entre los juegos admisibles —ajedrez, billar, dominó— y los plebeyos —las cartas—. Son juegos que incluso se desarrollan en locales diferentes. Los soldados se juegan sus soldadas en tabernas a las que los oficiales tienen el acceso vedado. Distintas clases, distintos juegos, distintos locales. Algo que los nuevos tiempos también cambiará hacia el final de la novela.

El segundo Trotta, Franz, el único que no siguió la carrera militar, máximo jefe administrativo de un distrito, también tenía el ajedrez como distracción. También a término fijo y con un rival fijo: el doctor Skowronnek. Incluso en los aciagos días posteriores a la muerte de su hijo en la Gran Guerra seguía jugando.

La guerra parecía importarle poco al señor Trotta. Cogía el periódico únicamente para ocultar detrás de él su cráneo tembloroso. Nunca hablaba con el doctor Skowronnek de victorias ni de derrotas. Solían jugar al ajedrez sin cruzar palabra.

La novela se cierra con una escena en la que también está presente el ajedrez. Muerto el último Trotta, incapaz de sobrevivir al emperador y al imperio, como dice el doctor Skowronnek, este se dirige al lugar donde jugaba con su amigo.

Pensó que ya era tarde y que se acercaba la hora de la partida de ajedrez. Pero ahora ya no tenía con quien jugar; pese a todo, decidió irse al café.

(...)

Se fue, como cada día, a la mesa de costumbre. El tablero de ajedrez seguía allí, como si el jefe de distrito no hubiera muerto. El camarero acudió para quitar el tablero.

—Déjelo, no es necesario —dijo Skowronnek.

Se puso a jugar una partida solo, sonriendo de vez en cuando al sillón vacío que tenía delante. Oía todavía el suave murmullo de la lluvia otoñal que seguía deslizándose incansable por los cristales. 

La única cubierta que conozco que recoja
el motivo ajedrecístico es la de la Asociación 
alemana del libro. Sttutgart, 1972.

FICHA TÉCNICA
JOSEPH ROTH
LA MARCHA RADETZKY
EDHASA. BARCELONA, 1989
TRADUCCIÓN DE ARTURO QUINTANA

 

 

martes, 1 de abril de 2025

POBRES CRIATURAS

Ajedrez incidental en la película de Giórgos Lánthimos Poor Things (Pobres criaturas; Walt Disney Studios Motion Pictures, 2023) 
 

lunes, 31 de marzo de 2025

sábado, 29 de marzo de 2025

MARÍA ESPÍN


La chef María Espín jugando una partida de ajedrez contra uno de sus hijos en una foto de Dani Ríos, para el diario Ara, publicada el 28 de mayo de 2024.

La cocinera es muy aficionada al ajedrez, hasta el punto de que lleva tatuado un alfil en su muñeca derecha.

jueves, 27 de marzo de 2025

EL ÚLTIMO ARTEFACTO SOCIALISTA

El último artefacto socialista es una serie de televisión de producción croata, rodada en 2021 y dirigida por Dalibor Matanic a partir de una novela de Robert Perišić.

En el primer capítulo hay una aparición incidental del ajedrez. Nos muestra a un grupo de parados jugando una partida en la calle.


En el capítulo segundo se muestra un torneo de ajedrez infantil que se disputa en el museo del pueblo en el que transcurre la serie. Šeila, una emigrante que ha trabajado en el mundo del arte pero ha regresado a su casa, se encarga de arbitrarlo y organizarlo.

El hecho de que sea mujer causa extrañeza entre los chicos. Ella contesta con humor a este machismo precoz: «mi padre quería un hijo, pero tuvo que conformarse conmigo».







domingo, 23 de marzo de 2025

AJEDREZ EN LA TUNDRA

Individuos de la etnia Chukchi jugando al ajedrez en alguna parte de la península de Kamchatka en 1972. La fotografía es de Lev Garkavy. 

sábado, 22 de marzo de 2025

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

En la novela de 1985 El amor en los tiempos del cólera, del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014), encontramos varias referencias al ajedrez: 

El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.

(...)

En el escritorio, junto a un tarro con varias cachimbas de lobo de mar, estaba el tablero de ajedrez con una partida inconclusa. A pesar de su prisa y de su ánimo sombrío, el doctor Urbino no resistió la tentación de estudiarla. Sabía que era la partida de la noche anterior, pues Jeremiah de Saint-Amour jugaba todas las tardes de la semana y por lo menos con tres adversarios distintos, pero llegaba siempre hasta el final y guardaba después el tablero y las fichas en su caja, y guardaba la caja en una gaveta del escritorio. Sabía que jugaba con las piezas blancas, y aquella vez era evidente que iba a ser derrotado sin salvación en cuatro jugadas más. «Si hubiera sido un crimen, aquí habría una buena pista —se dijo—. Solo conozco un hombre capaz de componer esta emboscada maestra». No hubiera podido vivir sin averiguar más tarde por qué aquel soldado indómito, acostumbrado a batirse hasta la última sangre, había dejado sin terminar la guerra final de su vida.

 (...)

También avisaría a sus compinches de ajedrez, entre los cuales había desde profesionales insignes hasta menestrales sin nombre, y a otros amigos menos asiduos, pero que tal vez quisieran asistir al entierro.

 (...)

De joven se demoraba en el Café de la Parroquia antes de volver a casa, y así perfeccionó su ajedrez con los cómplices de su suegro y con algunos refugiados del Caribe. Pero desde los albores del nuevo siglo no volvió al Café de la Parroquia y trató de organizar torneos nacionales patrocinados por el Club Social. Fue esa la época en que vino Jeremiah de Saint-Amour, ya con sus rodillas muertas y todavía sin el oficio de fotógrafo de niños, y antes de tres meses era conocido de todo el que supiera mover un alfil en un tablero, porque nadie había logrado ganarle una partida. Para el doctor Juvenal Urbino fue un encuentro milagroso, en un momento en que el ajedrez se le había convertido en una pasión indomable y ya no le quedaban muchos adversarios para saciarla.
(...)
Todo fue por el ajedrez. Al principio jugaban a las siete de la noche, después de la cena, con justas ventajas para el médico por la superioridad notable del adversario, pero con menos ventajas cada vez, hasta que estuvieron parejos. Más tarde, cuando don Galileo Daconte abrió el primer patio de cine, Jeremiah de Saint Amour fue uno de sus clientes más puntuales, y las partidas de ajedrez quedaron reducidas a las noches que sobraban de las películas de estreno.
(...)
El doctor Urbino no la reconoció, aunque la había visto varias veces entre las nebulosas de las partidas de ajedrez en la oficina del fotógrafo, y en laguna ocasión le había recetado unas papeletas de quinina para las fiebres tercianas.

 (...)

Tratando de distraerlo lo invitó a jugar al ajedrez, y él había aceptado por complacerla, pero jugaba sin atención, con las piezas blancas, por supuesto, hasta que descubrió antes que ella que iba a ser derrotado en cuatro jugadas más, y se rindió sin honor. El médico comprendió entonces que el contenedor de la partida final había sido ella y no el general Jerónimo Argote, como él lo había supuesto. Murmuró asombrado:

—¡Era una partida maestra!

Ella insistió en que el mérito no era suyo, sino que Jeremiah de Saint-Amour, extraviado ya por las brumas de la muerte, movía las piezas sin amor. Cuando interrumpió la partida, como a las once y cuarto, pues ya se había acabado la música de los bailes públicos, él el pidió que le dejara solo. Quería escribir una carta al doctor Juvenal Urbino, al que consideraba el hombre más respetable que había conocido, y además un amigo del alma, como le gustaba decir, a pesar de que la única afinidad de ambos era el vicio del ajedrez entendido como un diálogo de la razón y no como una ciencia.
(...)
Sabía apenas que Jeremiah de Saint-Amour era un inválido de muletas a quien nunca había visto, que había escapado a un pelotón de fusilamiento en alguna de las tantas insurrecciones de alguna de las tantas islas de las Antillas, que se había hecho fotógrafo de niños por necesidad y llegó a ser el más solicitado de la provincia, y que le había ganado una partida de ajedrez a alguien que ella recordaba como Torremolinos pero que en realidad se llamaba Capablanca.

 (...)

Si poder de concentración disminuía año tras año, hasta el punto que debía anotar en un papel cada jugada de ajedrez para saber por dónde iba.
(...)
Fue allí donde Lorenzo Daza le enseñó a Juvenal Urbino las lecciones primarias del ajedrez, y él fue un alumno tan aplicado que el ajedrez se convirtió en una adicción incurable que lo atormentó hasta el día de su muerte.