sábado, 4 de agosto de 2007

ELEMENTAL, QUERIDO WATSON

Es larga la tradición, tanto literaria como cinematográfica, que supone que los detectives son aficionados, cuando no expertos, en ajedrez. Entre todos destaca Philip Marlowe, de quien nos ocuparemos en un futuro próximo. No podía ser menos el gran Sherlock Holmes, cuya afición al ajedrez fue glosada por extenso por Raymond Smullyan. Aunque a veces la recreación de los escarceos ajedrecísticos de los detectives de ficción no es muy afortunada. Un ejemplo es “The Hound of Bakervilles” Hammer Films Productions, 1959. Dirigida por Terence Fisher y estrenada en España como “El perro de Baskerville”.

En ella encontramos la siguiente secuencia:

El Dr. Mortimer (Francis de Wolf, al que Arsenio Corsellas presta su voz en la versión castellana) acude al despacho de Sherlock Holmes (Peter Cushing, José Luis Sansalvador), el célebre 221b de Baker Street, para informar de un crimen que parece tener relación con una leyenda del pasado.

Mientras el Dr. Mortimer cuenta la terrible historia de la vida y muerte de Hugo de Baskerville (David Oxley, Isidro Sola) y de la maldición asociada a su familia desde entonces a Watson (André Morell, Felipe Peña) y Holmes, éste escucha, repantigado en su sillón, con una mano cubriéndole el rostro y sumido en profundas reflexiones, al lado de un tablero de ajedrez. Al terminar el discurso del Dr. Mortimer y ser requerida su opinión, Holmes, antes de contestar, abre un ojo, lanza un Eureka, se incorpora, juega Dc4 mate con ademanes más propios de un jugador de café que de un sesudo detective, se frota las manos y ríe satisfecho.

La cosa no es para tanto. Para empezar, el tablero está mal colocado. Desde la perspectiva de Holmes el cuadro negro queda a su derecha por lo que, o el genial detective compuso mal la disposición de los trebejos desde el principio o estaba jugando desde un lado del tablero. Pero, además, la posición que muestra la pantalla y que se reproduce en el siguiente diagrama

no da para tanta alharaca. El equilibrio material está inclinado de forma decisiva para el bando de las blancas, el que defiende Holmes, por no mencionar la insólita disposición de las piezas negras: el alfil en h1, el peón doblado en c2, el rey en b3. Además, el hecho de que Holmes no tenga rival sugiere que está jugando por correspondencia o resolviendo un problema o un estudio. En cualquier caso, causa sonrojo que un mate en una bastante simple cause tanta satisfacción en una persona que pasa por ser un gran lógico y un fino observador del mundo que le rodea.

Realmente, Terence Fisher, o sus ayudantes, no estuvieron finos en este tema.

3 comentarios:

Ema dijo...

Muy buena tu observación Mariano.

En muchas películas siempre hablan del ajedrez y le erran en algún aspecto.

Lo feo es ver que muchos de esos errores son grotescos, como la mala disposición de la dama y el rey en las posiciones iniciales.

Saludos
Emmanuel http://www.genios64.com
Problemas de ajedrez

Mariano García Díez dijo...

Gracias por tus comentarios, Emmanuel.

Alviseni dijo...

si,algo parecido pasa en una partida que juega el protagonista de "la estrategia de luzhin". cuando le pones pausa a una partida, creo ya casi al final de la película, la pausas y al estudiar el tablero, ves que, para ser grandes maestros, de alguna manera no es normal que sigan jugando a partir de la posición que se ve, en la que se ve claramente una derrota.