«Cuando todo da lo mismo, ¿por qué no hacer alpinismo» cantaba el gran Javier Krahe en un disco cuyo título presenta evidentes resonancias ajedrecísticas (Sacrificio de dama. Lollipop. Madrid, 1993). Y ¿por qué no? Si lo que te espera es una buena partida de ajedrez en el campamento base...
Eso es lo que están haciendo los alpinistas Max von Kienlin (a la izquierda) y Hermann Kühn, con Reinhold Messner de mirón, durante una expedición al Nanga Parbat en junio de 1970. La expedición, por cierto, terminaría de forma trágica con la muerte de un hermano de Messner en un difícil descenso después de haber coronado la «montaña desnuda» paskistaní de más de ocho mil metros.
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