Con motivo del Festival Internacional de Jazz de Madrid, que nos entona el alma todos los otoños, en el vestíbulo del Centro Cultural Conde-Duque se exhibe una muestra fotográfica de Jean-Pierre Leloir. Leloir, que recibió del compositor Michel Legrand el tremendo elogio de ser considerado «un músico cuyo instrumento es la cámara», documentó a todos los grandes del jazz desde los años 50 hasta su muerte en 2010. Su ingente obra se ha recopilado recientemente en el libro Jazz Images (Elemental Music Records. Barcelona, 2016)
En la exposición podemos ver la foto que encabeza esta nota. En ella vemos a Dizzy Gillespie rodeado de admiradores en una playa de Antibes en 1962. El texto que acompaña a la fotografía señala que ni siquiera en la playa Gillespie dejaba su peculiar trompeta angular. Ni el tablero de ajedrez, añadimos nosotros.
Otro retrato de Dizzy Gillespie por Jean-Pierre Leloir, el que mostramos debajo de estas líneas, se publicó en el libro de André Francis Jazz (Editions du Seuil. París, 1958). La ausencia del retratado no impide que lo cataloguemos como tal. La trompeta, en su peculiar ángulo de 45º (o de 135º, según se mire), y el tablero de ajedrez lo hacen tan reconocible como si estuviera mirando a la cámara.
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