miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL RELOJ DE MORPHY

Dial del reloj de Morphy tal y como se conserva en la Academia de Ciencias de San Francisco


El 28 de mayo de 1859 el Club de Ajedrez de Nueva York ofreció un banquete de bienvenida a Paul Morphy, quien acababa de regresar de la triunfal gira europea que le había coronado como el mejor jugador del mundo. En el transcurso del banquete, los organizadores obsequiaron a Morphy con un reloj manufacturado por la American Watch Company y un tablero de ajedrez con sus correspondientes trebejos. 


Grabado representando los trebejos del ajedrez de Morphy

El lector interesado puede leer aquí los discursos que Morphy y sus anfitriones intercambiaron con motivo de tan fausto acontecimiento. Tanto el reloj como el juego de ajedrez eran de notable factura y estaban manufacturados en ricos materiales.


Los trebejos, fabricados por Tiffany al igual que el tablero, eran de plata y oro montados sobre bases de cornalina. Las piezas blancas, las de plata, representaban a los pueblos bárbaros del norte de Europa y las negras, las de oro, al Imperio Romano de época de Teodosio I el Grande. El tablero era de ébano y nácar y tenía una placa con la siguiente leyenda: "A Paul Morphy, en reconocimiento de su genio y como testimonio de admiración de sus amigos y seguidores de Nueva York y Brooklyn. 1859". Una descripción pormenorizada del tablero y sus trebejos puede leerse en Sarah's Chess Journal. Después de la muerte de Morphy, el tablero y sus trebejos fueron subastados. Los adquirió un tal Walter Denegre, un intermediario que trabajaba para un cliente desconocido, y a partir de aquí se pierde su pista hasta el día de hoy.


El reloj estaba grabado en su exterior con las armas de los Estados Unidos y un monograma con las iniciales P.M. La esfera presentaba unas miniaturas de piezas de ajedrez que sustituían a los números habituales realizadas por dos pintores ingleses especializados en estos menesteres, los hermanos John y George Webb, según cuenta D. E. Keeler en En Passant.

Poco tiempo después de su regreso a Estados Unidos, Morphy, que ya estaba dando muestras de insania, se vio envuelto en costosos procesos legales y tuvo que empeñar sus objetos personales, entre ellos el reloj, para conseguir fondos. 


En 1885, el reloj estaba en poder del jugador francés Jules Arnous de Rivière, con quien Morphy había jugado varias partidas en el café de la Regence durante sus visitas a París en 1858 y 1863. 



Morphy jugando contra de Rivière en 1858

Rivière afirmaba que Morphy se lo había dejado en depósito a cambio de una gran cantidad de dinero y que nunca lo había rescatado. En 1921, todavía estaba en posesión de los herederos de Rivière pero a partir de aquí se pierde la pista. Años después, apareció la esfera, sin que se sepa muy bien cómo, que hoy en día se exhibe en la Academia de Ciencias de San Francisco.


Pero afortunadamente tenemos el arte para cubrir los vacíos de la historia.


Fritz Leiber fue un escritor estadounidense, acaso poco valorado en España, que centró su labor en la ciencia ficción, el terror y la fantasía. Leiber fue hombre de variados intereses: además de escritor, fue actor, experto tirador de esgrima, predicador, guionista de cómics, inventor de juegos de mesa y, también, ajedrecista. En todas las reseñas biográficas se habla de su afición y de su talento como ajedrecista. Con frecuencia se cita su victoria en el Open de Santa Monica de 1958 como su mayor logro deportivo pero he sido incapaz de averiguar la fuerza real de este torneo. Ni Leiber ni sus dos rivales conocidos del torneo parecen haber tenido ELO ni rating de la Federación Estadounidense de Ajedrez. Tampoco Chess Base recoge partidas de él.


Mayor huella ajedrecística ha quedado en sus libros, dentro de su narrativa son varias las obras que toman el ajedrez como parte de su trama. The Dreams of Albert Moreland, The 64-Square Madhouse, Knight to Move (El movimiento del caballo. Orbis, 1985) y The Moriarty Gambit son una buena muestra de ello. Si no me equivoco ninguna de ellas, salvo la indicada, ha sido traducida al castellano.


En agosto de 1974 publicó en la revista If, Worlds of Science Fiction el relato "Midnight by Morphy's Watch" que tampoco se ha publicado en castellano. Aprovechando este hecho, y en contra de lo que suele ser habitual en este blog, me voy a permitir destripar el relato. Así que, ¡deténgase, lector, y deje de leer esta nota si no quiere que le chafe el placer de leer el cuento de Leiber con ojos virginales (en las librerías de lance virtuales se puede encontrar con facilidad)!


Si no lo hace así, y allá usted, le diré que "Midnight by Morphy's Watch" (Medianoche en el reloj de Morphy) cuenta un sorprendente acontecimiento en la vida de un hombre que ya ha dejado de ser joven, Stirf Ritter-Rebel. Entre sus intereses, uno muy destacado es jugar al ajedrez. También es un apasionado de la historia del ajedrez, tanto desde una perspectiva académica como de sus aspectos más anecdóticos. Es difícil no ver en el protagonista un trasunto del propio Lieber. Incluso sus nombres se parecen: Fritz Reuter Lieber el escritor; Stirf Ritter-Rebel el personaje. Ambos son apasionados ajedrecistas, ambos viven en un apartamento de una sola pieza con baño, ambos son amantes de lo sorprendente y lo misterioso.


Un día que Ritter paseaba por el centro de San Francisco sin más afán que contemplar el ir y venir de la gente repara en una tienda de antigüedades que le había pasado desapercibida hasta ese momento. Atraído por ella, se acerca al escaparate donde ve, entre un surtido de juegos de ajedrez baratos, un peón plateado que representa a un guerrero bárbaro. 


Algunos trebejos del tablero de Morphy

Sus conocimientos de historia del ajedrez le hacen ver inmediatamente de qué juego provenía dicho trebejo así que entra a la tienda para examinarlo más de cerca y comprarlo. Apenas traspasado el umbral se ve deslumbrado por un reloj de oro que yace en medio de otros objetos. Avezado cazador de antigüedades, Ritter efectúa un lento acercamiento oblicuo hacia reloj, como un alfil. El mandamiento fundamental del buscador de rarezas es no mostrar demasiado interés por el objeto que se desea así que comienza a preguntar al anticuario, un hombre de aspecto báltico y rostro levemente familiar, por el precio de varios objetos para ir acercándose poco a poco a su objetivo.  

Después de un breve regateo consigue hacerse con ambos objetos por un precio razonable y con la alegría del cazador satisfecho se retira a su casa para disfrutar de sus trofeos. Allí examina detenidamente los objetos. De su archivo personal saca una fotografía inédita de Alekhine muerto en la habitación de su hotel de Estoril en 1946, en la fotografía descubre un peón del mismo juego del que acaba de comprar; después busca una fotografía de la muerte de Steinitz y efectivamente entre los objetos que aparecen en la fotografía se encuentra otro peón del mismo juego. Así pues, dos campeones del mundo y los dos con síntomas sicóticos en algún momento de sus vidas habían poseído el juego de ajedrez de Morphy y, probablemente, el reloj. Que tres campeones del mundo, oficiosos u oficiales, hubieran poseído los mismo objetos era un asunto extraordinario. No se canse el lector buscando las fotos de la muerte de Alkhine, evidentemente es una licencia poética de Lieber.

A medianoche el reloj empezó súbitamente a funcionar. Desde ese momento, Ritter empezó a sentir una vaga presencia en torno a él. Paralelamente, experimentó un renacer de sus ansias competitivas. También mejoró notablemente su capacidad para visualizar mentalmente posiciones de ajedrez, hasta el punto de que consigue analizar sin recurrir al tablero a los grandes clásico de la literatura ajedrecística y encontrar nuevas ideas y variantes nunca vistas hasta la fecha.

La noche siguiente decidió ir a jugar a un restaurante que albergaba un club de ajedrez. Para su sorpresa, rivales que antes eran invencibles para él ahora eran superados con facilidad llegando a derrotar fácilmente a un campeón estatal. Sin embargo, mientras juega le parece ver una elusiva presencia entre el público que no consigue contemplar plenamente en ningún momento.

Grabado del reloj de Morphy en el que se puede ver la tapa y el anverso


La noche llega envuelta en pesadillas y desasosiego y por la mañana decide volver a la tienda de antigüedades para interpelar al propietario. En la mejor tradición de la literatura de terror, descubre que la tienda ya no existe. El dueño, sin embargo, le da noticias del antiguo propietario y sus excentricidades, por ejemplo descansar haciendo el pino. De repente recuerda a quién le recordaba el vendedor, a Nimzovich otro ajedrecista con problemas mentales.

Por la noche repite su brillante actuación en el club de ajedrez derrotando a todos los rivales que se le enfrentan, incluso a los más fuertes en una simultánea a la ciega. Pero la presencia que le acompaña y que nunca puede ver claramente le atormenta más allá de sus fuerzas y decide deshacerse del reloj enviándoselo al vigente campeón del mundo.

Así pues, Lieber propone que el reloj de Morphy, entregado en depósito a Arnous de Rivière por aquel en una fecha indeterminada pero posterior a 1859, llegó a las manos de Steinitz probablemente en torno a 1867, cuando después de un bache en su juego emergió como el mejor jugador de su generación. Steinitz se desharía de el reloj antes de 1894, fecha en la que fue derrotado por Lasker, y llegaría a manos de Alekhine a mediados de los años 20 del siglo XX, cuando derrotó, contra la opinión generalizada, a José Raúl Capablanca. Alekhine lo conservaría hasta su muerte en 1946 y aquí surge un problema: ¿cómo llegó a poder de Aron Nimzovich quien había muerto en 1935? Pero, como dice el propio Lieber, ¿qué significan la vida y la muerte frente a las fuerzas con las que nos estamos enfrentando? Nimzovich, o su fantasma, lo conservarían hasta 1974, fecha en la que lo compró Ritter quien solo lo tuvo en su poder tres días. Evidentemente, el campeón del mundo a quien Ritter envía el reloj es Bobby Fischer, lo que explicaría los desordenes síquicos que padeció el duodécimo campeón del mundo de ajedrez y que le llevaron a abandonar la práctica del ajedrez.

Aunque los hechos históricos no casan perfectamente con los ficticios, Lieber debía desconocer que en 1921 el reloj todavía estaba en posesión de lo herederos de Arnous de Rivière, la atmósfera del relato, la progresión de la trama, los guiños al lector versado en la historia del ajedrez hacen de la lectura de esta pieza una delicia.

Pero, ¿qué ha pasado con el reloj de Morphy? ¿Estaría todavía entre las pertenencias de Fischer a su muerte o fue subastado en 1998 con el resto de sus bienes? ¿Lo veremos reaparecer en algún momento? Según el relato, la posesión del reloj dota de excelencia ajedrecista pero pone en riesgo la salud mental. ¿Hay algún jugador emergente de cuya cordura podamos dudar? Habrá que permanecer vigilantes.


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