Aunque su principal tarea profesional fue la realización de documentales para televisión, actividad por la que
recibió numerosos premios, el escocés David Peat mantuvo durante toda su vida una enorme fidelidad a
su primera pasión: la fotografía. Durante cerca de cuarenta años tomó miles de
fotografías en sus ratos libres. Fue un trabajo
personal e inédito, salvo por algún reportaje juvenil, ya que rara vez llevaba el positivado de sus
fotos más allá de la hoja de contactos. Era una labor que reservaba para
después de su jubilación. Al serle diagnosticado en 2009 un cáncer incurable,
todo cambió. Decidido a que el trabajo de tantos años no se perdiera, empezó a revisar los viejos contactos y a positivar una selección
de los más de 10.000 negativos que llegó a acumular.
Fruto de este trabajo fue la exposición "Through the Looking Glass. Forty Years of Street Photography" celebrada en la galería Watermill de Aberfeldy en 2011, apenas un año antes de la muerte del fotógrafo, y la publicación del libro "An Eye on the Street" (Rennaissance Press. Edimburgh, 2012) ya de manera póstuma. Tanto la exposición como el libro alcanzaron un notable éxito y no tardó en publicarse un segundo libro recopilatorio de su trabajo: "An Eye on the World" (Watermill. Aberfeldy, 2013) y una gran exposición retrospectiva "David Peat, photographer. A Retrospective".
El trabajo de David Peat se mueve de lleno entre los amplios márgenes de lo que ha venido definiéndose como fotografía documental. El afán del fotógrafo era capturar esos momentos únicos, irrepetibles y llenos de significado que suceden de forma espontánea a nuestro alrededor. Fotógrafo, pues, callejero, que vagabundea por las calles cámara en ristre a la caza de esos instantes capaces de contar una historia por sí solos. Un fotógrafo humanista, con una mirada cómplice, humorística y compasiva hacia los fotografiados.
"Your Move", realizada en París en 1996, es la imagen preferida de su
viuda, Trish McLaurin quien veía en ella una buena muestra del estilo de su marido. La pareja aparece sumida en profundas reflexiones. El hombre estudia intensamente la posición en el tablero mientras que la mujer mira fijamente a su contrincante como queriendo decir: "Te toca".
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