Maigret y las buenas personas (Maigret et les braves gens. Publicada por entregas en el diario Le Figaro entre mayo y junio de 1962) es la quincuagésima octava (¡¡¡58, sí!!!) entrega de la serie de novelas noir protagonizadas por el comisario Jules Maigret, el más conocido de los personajes inventados por Georges Simenon (1903-1989), del que supongo que no habrá que hacer mayor presentación.
El desarrollo de la acción es el mismo al que estamos acostumbrados por otras novelas de la serie. El comisario Maigret va investigando el caso metódicamente, exprimiendo al máximo la rutina policial, movilizando todos lo recursos a su cargo, con una mirada siempre sensible al sufrimiento de las personas. Mientras, el progreso de la trama nos va mostrando la vida cotidiana de la gente involucrada en el caso, las glorias y miserias de la sociedad de la época.
En Maigret y las buenas personas hay una pequeña mención al ajedrez. La víctima del caso que investiga el comisario ha sido asesinada mientras jugaba una partida de ajedrez contra su yerno. En medio de la partida este, pediatra de profesión, recibe una llamada urgente y debe ausentarse para asistir a un paciente. Poco después, su suegro es asesinado.
Simenon no profundiza mucho en el juego, que apenas aparece un par de veces en las reflexiones de Maigret quien se pregunta qué haría el asesinado cuando su yerno tuvo que abandonar abruptamente la partida:
¿Se habría quedado realmente solo ante el tablero de ajedrez y habría continuado solo la partida durante algún tiempo, empujando alternativamente las piezas negras y blancas?
O cómo habría sido la velada entre los dos, momento en el que se le escapa a Simenon un pequeño prejuicio sobre los ajedrecistas.
Maigret se esforzaba en reconstruir la escena: los dos hombres delante del tablero de ajedrez, silenciosos y graves, como todos los aficionados a ese juego.O en la descripción de la escena del crimen:
Sobre una mesita, efectivamente, se veía un tablero de ajedrez con las piezas dispuestas como si la partida se hubiera interrumpido bruscamente.
Y poco más. Es simplemente una pincelada costumbrista que pretende mostrar cómo se entretienen las personas de la pequeña burguesía, clase social a la que pertenecen los protagonistas de la novela, pero no tiene nada que ver con el desarrollo ni la resolución del caso.
Justamente fue esa escena, la del cadáver delante del tablero de ajedrez, la elegida por Vicenç Ballestar (1929-2014) para la ilustración de la cubierta de la primera edición española del libro, puesta en circulación en 1962 por la editorial Caralt. La misma editorial recuperó la ilustración de Ballestar para su edición de 1982, aunque reproduciéndola en un blanco y negro más sobrio y prescindiendo del retrato de Jean Gabin —que tantas veces interpretó a Maigret en el cine— que presidía la cubierta original.
Vicenç Ballestar fue uno de los más prolíficos ilustradores españoles de mediados de siglo XX. Suyas son cientos de cubiertas de novelas de serie negra, de fantasía y del Oeste de editoriales populares. Su fama traspasó las fronteras españolas y trabajó para gran número de editoriales europeas.
Vicenç Ballestar fue uno de los más prolíficos ilustradores españoles de mediados de siglo XX. Suyas son cientos de cubiertas de novelas de serie negra, de fantasía y del Oeste de editoriales populares. Su fama traspasó las fronteras españolas y trabajó para gran número de editoriales europeas.
FICHA TÉCNICA
GEORGES SIMENON
MAIGRET Y LAS BUENAS PERSONAS
CARALT. BARCELONA, 1963
ILUSTRACIÓN DE VICENÇ BALLESTAR
TRADUCCIÓN DE FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ
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