miércoles, 30 de noviembre de 2022

ESTUDIO PARA UNA CARICATURA DE MARCEL DUCHAMP POR RICARD BOIX


Este Estudio para una caricatura de Marcel Duchamp es una obra de 1920 del lamentablemente poco conocido artista catalán Ricard Boix i Comes (1894-1949).

Instalado en Nueva York desde 1917, Boix (Richard Boix en las publicaciones norteamericanas) sobrevive trabajando para agencias de ilustradores para prensa. A partir de 1920, gracias a Man Ray, de quien es vecino, se introduce en los círculos de vanguardia, donde entra en contacto con los dadaístas neoyorquinos. Poco a poco, empieza a ganarse un nombre en la prensa y comienza a trabajar para los grandes medios: The New York Tribune, The Dial, Vanity Fair... A partir de 1924 se retira a una propiedad en New Jersey y poco más se sabe de él hasta su suicidio en 1949, después de la muerte imprevista de su esposa.

Llama la atención que Boix haya dibujado el caballo de ajedrez siguiendo el modelo que el propio Marcel Duchamp diseñara en Buenos Aires solo unos meses antes.

En 1921, Boix volvió a retratar a Duchamp jugando al ajedrez junto al grupo de los dadaístas neoyorquinos en una obra que publicamos aquí.

FICHA TÉCNICA
RICARD BOIX
ESTUDIO PARA UNA CARICATURA DE MARCEL DUCHAMP (1920)
PINCEL, BOLÍGRAFO, TINTA AZUL, GRAFITO, AGUADA y LÁPIZ VERDE. 33 x 21,6 cm.
YALE UNIVERSITY ART GALLERY



martes, 29 de noviembre de 2022

ENRIQUE VILA-MATAS vs ALEXEY MENSCHIKOV



Tanto él como quien andaba a su lado éramos como dos aleatorios caminantes que habían decidido pasear al azar por un laberinto urbano que se iba creando a medida que nos perdíamos en él. Aunque vistos desde lo alto del Edificio Flatiron, seguro que éramos otra cosa: dos piezas de ajedrez, por ejemplo, perdidas por el tablero de un gran problema matemático que llevaba a la pregunta de si sabríamos volver algún día al punto de partida, o conseguiríamos escapar.

 

FICHAS TÉCNICAS
ENRIQUE VILA-MATAS
MONTEVIDEO
SEIX BARRAL. BARCELONA, 2022

ANDREY MENSCHIKOV (BEDNIJ)
ШАШКИ (DAMAS), 2014

Pese a que el autor ha llamado Damas a su fotografía, el hecho de que los paseantes recorran escaques de los dos colores, cosa imposible en el juego de damas, nos lleva a pensar que es una imagen apropiada para ilustrar la cita ajedrecística de Vila-Matas.

lunes, 28 de noviembre de 2022

LA MUJER DE PAJA

Ajedrez en una escena de la película de 1964 Woman of Straw, dirigida por Basil Dearden.

El feroz Charles Richmond, interpretado por sir Ralph Richardson (actor con un parecido notable con el poeta francés Charles Baudelaire), se dirige a su sobrino de la siguiente forma:

Hasta media partida eres pasable. Después muy malo, como tu padre. No tienes médula, no tienes vigor. Al menor impulso caes.

Sean Connery y Ralph Richardson.

Sean Connery como Tony Richmond

domingo, 27 de noviembre de 2022

UN AMIGO DE KAFKA

Un amigo de Kafka es un cuento de Isaac Bashevis Singer (1902-1991) publicado por primera vez en la revista The New Yorker el 23 de noviembre de 1968. Posteriormente daría título a la colección de relatos A Friend of Kafka and Other Stories  editado por Farrar, Straus & Giroux en Nueva York en 1970 (Un amigo de Kafka y otras historias. Planeta. Barcelona, 1978).


Singer, premio Nobel de Literatura en 1978, escribió la casi totalidad de su obra en yidis y la temática fundamental de su trabajo fue la descripción de la vida y cultura de los judíos europeos antes de la II Guerra Mundial y su diáspora por el mundo.

Un amigo de Kafka narra la historia de un viejo actor venido a menos, Jacques Kohn, bien relacionado en sus tiempos con la flor y nata de la intelectualidad europea de principios de siglo. No solo fue amigo de Kafka, también lo fue de Zweig, de Chagall, de Piscator, de Ehrenburg... Ahora, sobrevive de dar sablazos a los miembros del club de escritores yidis de Varsovia y de contar historias a quién quiera escucharlas.

Pese a su delicada situación económica, Kohn se resiste a dejarse abandonar y plantea su vida como una partida de ajedrez que está disputando contra la vida. Una partida en la que va a agotar todos los recursos defensivos que su experiencia le ha proporcionado:
Todos jugamos al ajedrez con el Destino. El Destino mueve una pieza, y nosotros movemos otra. El Destino intenta darnos jaque mate en tres jugadas, y nosotros intentamos impedírselo. Nos consta que no podemos ganar, pero sentimos la necesidad de oponer resistencia. Mi adversario en este juego de ajedrez es un ángel muy duro de pelar.
Y esa dificultad ennoblece aún más la misión puesto que:
De todos modos, mi querido amigo, debe usted reconocer que, caso de jugar al ajedrez, más vale hacerlo con un adversario de nota que con un maleta. 

 La idea de comparar la vida con una partida de ajedrez es constante a lo largo de todo el cuento. Ante un acontecimiento sorprendente e inesperado, insiste en la misma línea de razonamiento.

¿Acaso mi adversario en la constante partida de ajedrez me tendía una nueva celada? Durante los últimos años, mi adversario había jugado sin gran encono. Sí, porque, como usted sabe muy bien, mi querido amigo, también hay lo que podríamos llamar ajedrez humorístico. Según me han dicho, Nimzowitsch a veces gastaba bromas a sus adversarios. Y en los viejos tiempos, Morphy tuvo fama de ser un humorista del ajedrez. In mente, dije a mi adversario: «Buena jugada, jugada de maestro...»
Y al afrontar el peligro en el que se había visto involucrado pensó:
Bueno, más que vergüenza de presentarme ante Dios era vergüenza a presentarme ante mi burlón adversario en la partida de ajedrez
Por fin, resumiendo su vida ante el narrador que nos está contando la historia, que ya le ha prestado dinero, pero del que espera obtener aún algo más concluye:
Sí, todo no es más que un inmenso juego de ajedrez. Siempre temí a la muerte, pero ahora que estoy con un pie en la tumba he dejado de temerla. No cabe duda de que mi adversario planea jugar lentamente. Seguirá con su táctica de quitarme todas mis piezas, una a una. Primero, me quitó mi arte de actor, luego me convirtió en pseudoescritor. Y tan pronto hizo esto último, me dio esa parálisis que afecta a algunos artistas de la pluma, incapaces de escribir media palabra. A continuación, me privó de mi vigor viril. Sí, ya sé que aún falta mucho para el jaque mate, y esto me da cierta fuerza. Que hace frío en mi dormitorio, pues bien, que siga haciendo frío. Que hoy no tengo ni para cenar, pues bien, nadie se muere por no cenar un día. Él me ataca y yo contraataco
Conseguido el objetivo de recibir el préstamo, Kohn encomienda a su benefactor a la providencia divina.
En fin, si hay Dios, no tengo la menor duda de que le recompensará. Y si no hay Dios, ¿quién es ése que juega al ajedrez con Jacques Kohn?



sábado, 26 de noviembre de 2022

BEHEMOTH


Ilustración de Alexander Kostin (1955) para El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov. Kostin es un escultor, pintor e ilustrador gráfico ucraniano de origen ruso. La obra que mostramos formó parte de la exposición Metafísica de las imágenes, exhibida en Moscú en 2018, que reunía ilustraciones para los Poemas en prosa de Ivan Turgenev y El Maestro y Margarira.

Behemoth —en algunas traducciones al español se le llama Popota ya que en ruso Behemoth significa hipopótamo— es un gigantesco gato negro que forma parte del séquito demoníaco de Woland (el diablo) en la novela. Capaz de hablar, de andar sobre dos patas e incluso de metamorfosearse en un ser humano durante pequeños espacios de tiempo, Behemoth es aficionado al sarcasmo, al vodka, a Dostoievsky («¡Dostoievsky es inmortal!», grita en un momento de la novela) a las armas de fuego y, además, al ajedrez.


domingo, 20 de noviembre de 2022

EL HOMBRE QUE MIRABA PASAR LOS TRENES, LA PELÍCULA

En 1952 se estrenó una adaptación cinematográfica homónima de la novela El hombre que miraba pasar los trenes, de Georges Simenon. La película fue dirigida por Harold French e interpretada por Claude Rains, Märta Torén, Marius Goring y Herbert Lom en sus principales papeles. La adaptación difiere del original literario en varias cosas, aunque paisajes y paisanajes son idénticos.

Aquí también Kees Popinga es un empleado ejemplar y también el dueño de la empresa en la que trabaja, Julius de Koster, va a quebrar de forma fraudulenta la compañía. El inspector Lucas sospecha que hay algo turbio en el entorno de De Koster y empieza a investigarlo.

Al igual que en la novela, la película muestra una escena en un club de ajedrez. Pero aquí no es Popinga el aficionado al ajedrez, sino el inspector Lucas. En el transcurso de la escena, el policía mide sus fuerzas con sus interlocutores no solo en el plano ajedrecístico, sino en el real, haciéndoles saber que está tras su pista y que domina el juego de los engaños mejor que ellos. Al derrotar a De Koster y a Popinga, que se turnan en defender una posición perdida, Lucas deja claro quién se va a imponer al final. 

En lo que respecta a los aspectos técnicos del ajedrez, los asesores de la película no estuvieron muy afortunados. Dado que las posibilidades de colocar el tablero antes de comenzar el juego son solo dos, sorprende la terquedad en ponerlo mal en películas o series de televisión, hecho que parece desafiar todas las leyes de probabilidad estadística. Pero así pasa una vez más en esta película.

Además, la posición no tiene mucho sentido ajedrecístico, con piezas en lugares insólitos y poco probables en un juego normal, aunque fuera de aficionados, y parece haber sido compuesta solo para lograr un mate rápido que demuestre la superioridad estratégica en todos los sentidos del inspector Lucas. La posición del tablero y el desarrollo de la partida es como sigue:

Y unos cuantos fotogramas de la película.

Marius Goring como el inspector Lucas en un fotograma de El hombre que miraba pasar los trenes.
Harold French, 1952


Herbert Lom (Julius de Koster), Claude Rains (Kees Popinga) y Marius Goring (inspector Lucas) en un momento de la película.
El inspector Lucas está interrogando a De Koster.

Ajedrez y cerveza en El hombre que miraba pasar los trenes

Märta Torén en una fotografía sobre el tablero




miércoles, 16 de noviembre de 2022

EL HOMBRE QUE MIRABA PASAR LOS TRENES

El hombre que miraba pasar los trenes es una de las llamadas novelas «duras» de Georges Simenon. Cuando la publicó —1938— ya había alcanzado primero la fortuna y luego fortuna y fama escribiendo. Primero, novelas populares escritas a un tanto la palabra (solo su asombrosa prolificidad le permitió ganar dinero con esa fórmula), luego su mundialmente reconocida serie de novelas policiacas protagonizadas por el comisario Maigret. Con todo, para Simenon, estas novelas duras fueron lo más importante de su producción.

El hombre que miraba pasar los trenes es una obra compleja. La mayoría de los comentaristas se refiere a ella como una «novela sicológica». Y si por ello se refieren a la profunda introspección que su protagonista realiza, estaríamos en lo cierto.

Pero nos parece que es algo más. El análisis de los medios de comunicación, con su necesidad de atraer al público a costa de la verdad; el París nocturno, con sus brasseries, bistrós y guinguettes; las fiestas populares; incluso el mundo de la prostitución y el hampa tienen cabida en libro.

Sin embargo, es la personalidad de su protagonista, Kees Popinga, la que llena completamente la acción. Popinga es un perfecto burgués. Encargado de una empresa de suministros navales, lleva una vida intachable: honrado, hogareño, buen padre, buen empleado. Apenas una noche a la semana, se acerca al club de ajedrez a jugar unas partidas. Una actividad tan respetable como el propio protagonista.

Solo pasar ante algunos de esos establecimientos contrarios a las buenas costumbres y ver partir a los trenes que marchan hacia destinos ignotos y lejanos turban su ánimo y plantean una duda sobre su intachable fachada.

La ordenada vida de Kees Popinga salta por los aires cuando el dueño de su empresa le revela que abandona trabajo y familia. Que ha desfalcado los fondos de la empresa y huye con amante y dinero a otro país, dejándolo todo atrás.

La huida del dueño significa la ruina de Popinga. Sin trabajo, sin poder hacer frente a la hipoteca que pesa sobre us hogar, con un alto nivel de vida: buena casa, buena ropa, buen colegio para sus hijos, Popinga entra en crisis. Huye a París e intenta ocupar simbólicamente el lugar de su jefe, seduciendo a su amante. Y cuando esta se ríe de su pretensión, él la mata. Popinga es ahora un prófugo.

Todo lo que antecede es apenas el prólogo de la novela. El resto es el desesperado intento de Popinga por definirse a sí mismo, por medirse con la imagen que los medios de comunicación dan de él. Por saber quién es realmente. Si el anterior honrado comerciante, o el desalmado criminal de ahora.

La huida de Popinga por París se estructura como un duelo entre el jefe de la policía (un antiguo ayudante del comisario Maigret, el ahora inspector Lucas) y él mismo y en varios momentos lo define como una partida de ajedrez. Pese a todos los intentos de no dejar pistas que lleven a su detención, Kees no se ha logrado desprender del todo de las costumbres burguesas. Y siempre que puede busca algún café donde se juegue al ajedrez.

Con relación al juego hay una anécdota jugosa en el libro que da idea de cómo es Popinga. Un día, en su club de ajedrez, en un ataque de fanfarronería se jactó de poder derrotar a un contrincante ofreciéndole ventaja de material, pero perdió. Como su adversario jugaba con su propio tablero y sus propias piezas, fabricados en materiales nobles  y de magnífica factura, Popinga descargó su frustración distrayendo una pieza del tablero y metiéndola en una jarra de cerveza negra que había sobre la mesa. Cuando rememora la escena, se regocija de que la pieza nunca fuera encontrada por su propietario.

Como ya sabemos la historia se repite, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa. Años después, frente al sicólogo forense que intentaba comprender la personalidad de Popinga. Al recordar la anécdota, quiere repetirla. Pero la taza de café donde intenta esconder la pieza no es lo suficientemente alta como para ocultarla del todo y queda burdamente al descubierto. Casi podríamos decir, que ello sella su derrota final.

De todas las ediciones que hemos visto de la novela, solo una —la de la colección Folio de Gallimard, editada en 1980— tiene un motivo ajedrecístico en su cubierta. ¡Y muy bien traído, por cierto! Una dama blanca estilo Régence cerca de una taza de café y una copa de cerveza. Como en la anécdota que protagoniza Kees Popinga en la novela.




FICHA TÉCNICA
GEORGES SIMENON
EL HOMBRE QUE MIRABA PASAR LOS TRENES
TUSQUETS. BARCELONA, 1997
TRADUCCION DE EMMA CALATAYUD

1ª EDICIÓN 
L'HOMME QUI REGARDAIT PASSER LES TRAINS
GALLIMARD. PARIS, 1938




domingo, 13 de noviembre de 2022

COCKTAIL PARTY


Esta fotografía de Francis Miller (1905-1973) forma parte de un ensayo fotográfico publicado el 2 de diciembre de 1957 en la revista Life bajo el título de The cocktail party: Hurrah? A popular american institution is laid open for examination (Las fiestas con cócteles ¿Viva?. Una popular costumbre americana sometida a examen).

En el artículo se rastrean los orígenes de las fiestas con bebidas alcohólicas, los códigos imperantes en las mismas e incluso su tipología. La foto muestra al anfitrión de una fiesta celebrada en Chicago, Ric Riccardo, (a la izquierda y totalmente perdido) jugando al ajedrez contra Tryon Edlin, mientras la mayoría de los invitados baila a su alrededor. Riccardo era un empresario del gremio de la hostelería que regentaba un restaurante/galería de arte conocido como el Montmartre del Medio Oeste. Tryon Edlin era un pintor retratista.

Francis Miller fue uno de los fotógrafos de Life y sus colaboraciones con la revista incluyen momentos históricos (Martin Luther King en el famoso discurso de I Have a Dream; acontecimientos políticos; reportaje social; temas relacionados con la infancia y los derechos civiles), sin embargo, su obra, de alta calidad, no parece haber merecido la misma atención que la de otros fotógrafos contemporáneos suyos.

Miller era un maestro en pasar desapercibido y lograba escamotear sus cámaras con una facilidad pasmosa de la mirada de la gente que retrataba. Las escondía en cajetillas de tabaco, entre el nudo de su corbata, incluso entre las páginas de una novela de George Eliot. Así podía trabajar sin que sus modelos sobreactuaran ante su presencia.

 

domingo, 6 de noviembre de 2022

BAJO EL SOL DE MEDIANOCHE


La actriz canadiense Katheryn Winnick disfrutando del sol de medianoche (la foto está tomada a las 1:47 de la madrugada) en Islandia con una copa de vino y antes de empezar una partida de ajedrez. ¡Eso es saber beber! ¡Digo vivir!

Katheryn está en una de las llamadas cabañas de cristal de Islandia, establecimientos hoteleros que permiten dormir bajo las estrellas o jugar al ajedrez bajo el sol de medianoche.

viernes, 4 de noviembre de 2022

ENROQUE SICILIANO


Arroco siciliano (Enroque siciliano) es una novela de la escritora italiana Constanza DiQuattro (1986), publicada este mismo año y no traducida todavía, que yo sepa, al castellano.

Ambientada en la siciliana ciudad de Ibla a principios del siglo XX, la novela cuenta la historia de Antonio Fusco, hombre de oscuro pasado, que llega a la localidad para hacerse cargo de la farmacia local por expreso deseo del anterior propietario, recientemente fallecido.

Ibla es una localidad encerrada en sí misma, desconfiada y un punto hipócrita, que recibe con suspicacia, cuando no abierta hostilidad, al nuevo farmacéutico. Mientras Fusco intenta ganarse la confianza de los vecinos, aunque sus avances más significativos los logra con las vecinas, descubrimos que su vida está gobernada por una pasión irrefrenable: el juego.

Como pasa con algunas personas que ha sufrido mucho, a Antonio Fusco le aburre la normalidad, la cotidianeidad le produce atonía. Necesita tensión, necesita que sus sentidos estén a flor de piel, necesita el vértigo del riesgo, del jugarse todo a una carta, para sentirse vivo. Y así vive, poniendo todas las noches su fortuna y su vida en juego en las mesas del casino local.

El encuentro casual con un niño afectado por el síndrome de Hutchinson-Gilford, también llamado progeria infantil, sacude su vida de arriba abajo. El niño, Federico, considerado un engendro satánico por la ignorancia generalizada, parece haber desarrollado un discernimiento parejo al envejecimiento prematuro al que su enfermedad le aboca. Se burla de que Antonio se deje gobernar por el azar y no ponga sus empeños en un juego más alto, en el que la inteligencia prima y que es el que él practica: el ajedrez.

Pero Antonio no entiende bien sus consejos. No es la inteligencia lo que emplea para enderezar su vida, sino los impulsos. Lo único que se le ocurre es retar al cavaliere Romeo, con el que está alcanzando un nivel de apuestas incompatible con su hacienda e ingresos, a jugárselo todo a una partida de ajedrez. Aunque cuesta creer que dos personas que apenas saben jugar al ajedrez acuerden jugarse una enorme suma de dinero a este juego, literariamente da mucho juego, pues provoca la disputa de una partida delirante, en la que ambos contendientes apenas conocen las reglas del juego y juegan estremecidos, temiendo incumplir alguna norma inintencionadamente que suponga su ruina. Ambos contendiente intentan aprender en un par de días los fundamentos del juego, lo que provoca en Fusco una pesadilla que contiene unas imágenes inquietantes y descarnadas del juego:
Todas las piezas del tablero habían cobrado vida en su cabeza persiguiéndole en una carrera desesperada. Y cuando la carrera finalizó, volviéndose, vio a los caballos sodomizar a los alfiles y a las torres derrumbarse sobre sí mismas. Vio a las damas abofetear a los reyes, mientras sus coronas caían al suelo. Pero lo que más le inquietó fue la multitud de peones incitando a gritos a los demás a cometer las peores vilezas. Y cuando Antonio, con el coraje que solo proporcionan los sueños, se había acercado a ver sus rostros, no pudo evitar estremecerse.

La autora cita en la novela el libro de Pietro Carrera de 1617, cuyo título, de acuerdo a las convenciones de la época sobre la materia, era Il gioco de gli scacchi di D. Pietro Carrera diviso in otto libri ne´quali s'insegnano i precetti, le uscite, e i tratti posticci del gioco, e si discorre della vera origine di esso. Federico tenía un ejemplar del libro de Carrera en su biblioteca. Y en el epílogo de la novela se siente obligada a decir que el «Enroque siciliano» no existe como jugada de ajedrez ni como modo de hablar.

Sin embargo, en español, la palabra enroque ha aparecido con muchísima frecuencia en los medios de comunicación en los últimos tiempos para significar que alguien se ha reafirmado en su posición, casi siempre con un matiz levemente negativo, indicando que se es poco dialogante, rígido en sus posturas o incapaz de ponerse en el lugar del otro. No es extraño leer (o escuchar en radios y televisiones) que el gobierno se ha enrocado en... (aquí puede ponerse cualquier cosa) o, ítem más, que la patronal se enroca en... o, ídem de lienzo, que los sindicatos se enrocan en..., solo por citar a los principales agentes sociales de las sociedades actuales. ¡Pobre enroque! ¡Verse en tales compañías!

En italiano parece que ocurre lo mismo. Antonio Fusco dice en un momento de la novela:
Toda esta tierra es un continuo enroque, también este pueblo está enrocado, como la gente que vive aquí se enroca en sus propias ideas y rehúsa abandonar sus posiciones. El miedo está enrocado y también las mentiras. Está todo allí, en la torre más alta del castillo. Están los sueños y las esperanzas, pero también los resentimientos y las venganzas. Todos ansiosos de proteger al propio rey sin entender que quizá el rey está ya muerto.

El enroque sería para la autora de esta novela el inmovilismo, el mantener posturas intransigentes y caducas, sin dejar que un hálito de novedad purifique el aire viciado por los siglos. 

El tratamiento del ajedrez en el libro no es especialmente bueno, pese a haber sido asesorada la autora por miembros de su familia, según dice en la página de agradecimientos, y no parece comprender muy bien la mecánica del juego. La importancia del ajedrez en el libro radica en su sentido simbólico. En la contraposición entre el azar y la fatalidad por una lado y la ciencia y el control de la propia suerte por otro.

La sobrecubierta del libro muestra un fragmento del cuadro Marte jugando al ajedrez contra Venus, del pintor barroco Alessandro Leone Varotari, dicho Il Padovanino. Hablaremos de él a su debido tiempo.

FICHA TÉCNICA
COSTANZA DiQUATTRO
ARROCO SICILIANO
BALDINI+CASTOLDI. MILANO, 2022



 

miércoles, 2 de noviembre de 2022

MATHILDE FRANCHON POR DAVID BELLEMÈRE


Fotografía del francés David Bellemère (1972) para la revista Marie Claire Italia realizada en enero de 2010. La modelo es la también francesa Mathilde Frachon (1992).

El reloj usado para la sesión fotográfica parece un Garde.

martes, 1 de noviembre de 2022

INKTOBER


Ayer terminó octubre, aunque para dibujantes de todo el mundo fue Inktober (o incluso tintubre) lo que terminó.

Inktober fue un reto personal del dibujante Jake Parker pensado para mejorar sus prestaciones como dibujante y desarrollar hábitos positivos como artista. El reto fue publicar un dibujo al día durante todo el mes de octubre, 31 dibujos en total. La cosa empezó en 2009 y hoy en día el número de dibujantes de todo el mundo que participa en el reto es legión.

Las reglas son simples:

1 - hacer un dibujo a tinta

2 - publicarlo en las redes sociales

3 - etiquetarlo con #inktober e #inktober+año en cuestión

4 - repetirlo diariamente durante el mes de octubre

Desde 2016 se sugiere un tema para cada día del mes (aunque, como en todas las cosas de artistas, reina cierta anarquía) para que dé unidad a la convocatoria. El tema del 8 de octubre fue el «juego». Mi amiga Lucía Álvarez Herrezuelo eligió el ajedrez como medio de representarlo.