sábado, 30 de noviembre de 2019

AJEDREZ PARA UN DETECTIVE NOVATO

—Antes tenemos que jugar al ajedrez. ¿Qué es lo primero que hacemos por la mañana?
—Jugar al ajedrez.
—Como ya te he dicho —apostilló. 
—¿No era tan urgente la misión?
—Sí. Pero lo primero es lo primero? 
Ajedrez para un detective novato. Juan Soto Ivars 
Cubierta de la primera edición

Ajedrez para un detective novato es la tercera novela del escritor y periodista Juan Soto Ivars, colaborador habitual de la prensa  española y comentarista de la actualidad política a través de su blog «España is not Spain». Escrita con una evidente intención satírica, en sus páginas la parodia se entremezcla con el esperpento en una trama detectivesca con ligeros toques fantásticos.

Básicamente, su argumento cuenta la historia de un oscuro escritor —que trabaja como negro al servicio de otro escritor, este famoso— que se enrola —o es enrolado— como aprendiz del mejor detective de su época.

El resto del título se justifica porque el famoso detective es aficionado al ajedrez e impone, como uno de los conocimientos que el novato debe adquirir, que aprenda el juego. Bueno para la memoria, dice. Para ello le obliga a leer tres tomos en tapa blanda de «partidas legendarias». A lo largo de toda la historia será constante el enfrentamiento ante el tablero de maestro y discípulo —que indefectiblemente termina con la derrota de este último— e incluso la resolución de la intriga se hará en torno a un tablero de ajedrez.

Portada de la primera edición

No. El ajedrez no es el póquer. En el ajedrez la fortuna reparte las mismas cartas a los dos jugadores. El único privilegio que dicta la suerte es quién empieza, pues a partir de ahí el tablero deja de ser un casillero de sesenta y cuatro infiernos para convertirse en una red entre dos cerebros. Entonces empieza la guerra.
Sobre los aspectos puramente ajedrecísticos, pese a que el autor parece haberse esforzado en documentar el tema, me gustaría matizar algunas cosas. Hay cierta insistencia a lo largo de toda la novela de medir los progresos realizados en virtud del tiempo que el novato tardaba en perder. Así, aguantar diez minutos es mejor que aguantar cinco —y no digamos nada de aguantar quince—. Como si fuera un combate de boxeo en el que perder por puntos en el último asalto fuera mejor que hacerlo por KO en el primero. También hay pequeños errores en los aspectos técnicos. Por ejemplo, podemos leer: «en pocas jugadas embarranqué en un zugwang (sic) —aunque entonces ignoraba el significado de zugwang— y cada movimiento empeoró mi posición». Aunque demos por buena la definición, la ortografía correcta es zugzwang. Y más adelante «alfil por peón C1 (sic)», lo que es una jugada imposible ya que si el peón es blanco tiene su lugar inicial en c2, y si fuera un peón negro que ha llegado a la fila 1, no puede permanecer allí como peón sino que tiene que ser cambiado por una pieza como parte de la misma jugada. Cosas de poca importancia, pero los ajedrecistas somos algo quisquillosos con el juego.

Hemos dicho que la resolución final del argumento se da en torno a un tablero de ajedrez y lo que hay en ese tablero es una partida que ya ha hecho su aparición en el blog en varias ocasiones: la siempreviva. Disputada en Berlín en 1852 entre Adolf Anderssen y Jean Dufresne es un ejemplo paradigmático del ajedrez romántico. Maestro y discípulo comentan la partida mientras se resuelve la acción. Es preciso señalar que el discípulo nunca llega a ganar al maestro, pero comentando esta partida le da el relevo. Uno de los últimos párrafos de la novela lo avala:
Además del cuaderno encontré mucho dinero, un testamento donde me dejaba todo, las llaves de la mansión y del despacho y un rey blanco de ajedrez. El de Anderssen. El suyo.
Para terminar, la siempreviva. Hemos incluido, a modo de comentarios, las frases de la novela alusivas al desarrollo de la partida. 



FICHA TÉCNICA
JUAN SOTO IVARS
AJEDREZ PARA UN DETECTIVE NOVATO
ALGAIDA EDITORES. SEVILLA, 2013

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