Philippe Halsman fue un fotógrafo estadounidense de origen letón. En París, a donde se trasladó en 1931, comenzó a trabajar como fotógrafo de moda independiente. Pronto obtuvo éxito como retratista con una técnica que revolucionó los modos tradicionales que se basaban en un foco suave, Halsman por el contrario buscaba fotografías de una gran nitidez con un encuadre muy cerrado que aislaba y destacaba los rasgos del retratado.
Como tantos judíos europeos, Halsman tuvo que emigrar a Estados Unidos en 1940 ante la invasión nazi de Francia. En 1942 consiguió que una de sus fotos fuera portada de la revista Life. Cosa que repetiría cien veces más, el récord absoluto de la revista. Hasta su muerte en 1979, realizó centenares de retratos de celebridades de todo pelaje y condición.
Además de su obra como retratista, Halsman es famoso por dos trabajos fotográficos: su colaboración con Salvador Dalí, que duró cerca de tres décadas y de la que salieron obras memorables como "Dalí Atomicus" o el libro sobre los bigotes de Dalí; y la serie "Jump" (saltos). La idea de esta serie era que, al concentrar toda la atención en el acto de saltar, los modelos dejaran caer la máscara y se mostraran tal cual eran, dejando aflorar su personalidad real. De forma insospechada, Halsman consiguió que gente de lo más seria, políticos, aristócratas, científicos, se pusiera a brincar junto a buena parte de la farándula internacional.
El retrato del undécimo campeón del mundo de ajedrez, Robert James (Bobby) Fischer, fue realizado en 1967 y es un buen ejemplo de la técnica de Halsman: un encuadre muy cerrado, una iluminación muy dura y una gran nitidez. A Fischer no tuvo que ponerlo a saltar, probablemente porque no tenía una máscara que proteger: su obsesión, su vida, era el ajedrez.
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