domingo, 12 de junio de 2011

EL JUGADOR DE AJEDREZ DE DUPUY-MAZUEL

En 1926, Henri Dupuy-Mazuel publicó en la editorial Albin Michel su novela "Le joueur d'Échecs". De Dupuy-Mazuel sé poco, por no decir nada. Y poco he podido averiguar por internet. No he sido capaz de encontrar una biografía o un comentario crítico sobre él. Ni siquiera una fotografía. Como si se tratara de un Salinger o un Pynchon, su rastro parece desvanecerse en el misterio. Apenas las fechas de nacimiento y muerte, 1885-1962, y unas breves notas biográficas extraídas de un foro en las que se dice que nació en Perpignan y que decidió matricularse en la Escuela Naval pero que abandonó los estudios para dedicarse al periodismo y la literatura.

No pasa así con su obra, en definitiva lo que importa, ya que sus libros se pueden encontrar fácilmente en las librerías de lance. Es autor de numerosas novelas históricas, de algunas novelas piadosas y, bajo el pseudónimo de Henry Catalan, de una serie de novelas de intriga protagonizadas por la hermana Angèle, una monja detective. Sus obras llamaron pronto la atención de la industria cinematográfica y varias de sus novelas fueron adaptadas al cine, alguna por directores tan ilustres como Jean Renoir.

"Le joueur d'Échecs" parece haber sido la primera de sus novelas y, a juzgar por las numerosas traducciones que se realizaron, debió obtener un reconocimiento más que mediano. Ya en 1927, buen año para el surrealismo y el ajedrez, Ediciones Españolas editaba la versión española con traducción de J. M. Aguado de la Loma.




"El jugador de ajedrez" empieza con un recurso muchas veces empleado en literatura. El narrador se afana en encontrar datos para completar el libro que está escribiendo sobre un "célebre autómata jugador de ajedrez" cuando el azar le lleva a conocer a un esquivo personaje que dice estar en disposición de ofrecerle noticias fehacientes sobre la historia que le ocupa. Cuando el desconocido lee el trabajo realizado le pide que lo destruya y publique en su lugar un manuscrito que le entrega. El manuscrito contiene las memorias del barón Wolfgang Von Kempelen y en él se explica la génesis y se desvela el misterio de "El Turco".

El manuscrito nos sitúa en Polonia a mediados del siglo XVIII, concretamente en la ciudad de Riga que en aquel entonces formaba parte de Polonia o mejor dicho de la Mancomunidad de las Dos Naciones, en la época de la primera partición del país entre Rusia, Prusia y Austria. Los ejércitos rusos dominan la zona y un coronel, Boleslas Vorowsky, lidera en la clandestinidad a los independentistas polacos frente a los ocupantes.


Boleslas es, además, un notable ajedrecista. La rivalidad entre rusos y polacos se traslada al tablero y Boleslas se enfrenta al mayor Nicolaieff que pasaba por ser uno de los mejores ajedrecistas de Europa. 


Los rusos a la izquierda y los polacos a la derecha.
Boleslas Vorowsky vs Grigori Nicolaieff.


El polaco vence y la reyerta que se produce tras la partida desencadena una sublevación general en la que los polacos son derrotados y Boleslas gravemente herido. Con sus dos piernas rotas encuentra refugio en la casa de Von Kempelen.


Boleslas convalece en casa del barón mientras los rusos que han puesto precio a su cabeza le buscan infructuosamente. Es solo cuestión de tiempo que descubran su escondite. Von Kempelen piensa cómo podría romper el cerco y salvar a Boleslas. Una tarde, mientras el polaco juega al ajedrez con su amada, Kempelen tiene una idea: construirá un autómata jugador de ajedrez, dentro esconderá a Boleslas, y aprovechando la habilidad para el ajedrez de este, dará un par de exhibiciones y abandonará el país.


Boleslas convaleciente juega al ajedrez con Sofía.


Von Kempelen muestra su idea para esconder a Boleslas y poder sacarlo del país.


La primera parte del plan se ejecuta a la perfección. El autómata, un turco bigotudo adornado por un enorme turbante, deja espacio suficiente en su interior para ocultar a una persona y los mecanismos para que Boleslas pueda manipular el brazo del autómata y ejecutar las jugadas funcionan a la perfección. El resto queda en manos de la habilidad para el ilusionismo del barón Von Kempelen.


La segunda parte, sin embargo, fracasará. Paradójicamente por el éxito obtenido por el ingenio. Las exhibiciones del "El Turco" despiertan tal expectación que atraen la atención de las autoridades. Tanta que Von Kempelen recibe la orden de dirigirse a Varsovia para presentar su invento en la corte del rey Estanislao II Poniatowski. Allí empeorará la situación ya que el rival del autómata será el viejo enemigo de Vorowsky, el mayor Grigori Nicolaieff. Incapaz de refrenar su ingenio, Boleslas derrota a Nicolaieff con una combinación muy similar a la que le había deparado su victoria en Riga lo que despertará las sospechas del ruso quien no tardará en adivinar la verdad.


El Turco en Varsovia.
Vorowski vs Nicolaieff, segundo encuentro.


Es ahora Catalina II de Rusia la que reclama al autómata para su corte. A Von Kempelen no le queda más remedio que dirigirse hacia San Petersburgo, adentrándose cada vez más en territorio enemigo.


Ya en la corte, Catalina se dispone a jugar contra el autómata. Es un hecho histórico ya que el autómata de Von Kempelen fue presentado realmente en la corte Catalina II y los testimonios contemporáneos nos dicen que a la emperatriz le gustaba mucho jugar al ajedrez.


Catalina la Grande jugando contra "El Turco" en la corte de San Petersburgo.


Consciente de lo que está en juego, Catalina cuenta delante de la corte una historia oriental en la que un Príncipe que acaba de derrotar a un Señor rebelde ofrece a su cautivo una partida de ajedrez como medio de salvar su vida. Si ganaba la partida se salvaría. Si ganaba el Príncipe, moriría. El Señor ganó la partida pero el príncipe adujo que tal cosa era delito de lesa majestad y ordenó ejecutar igualmente al Señor.


Kempelen entendió la alusión y en un intento de conmover a Catalina relató la historia de Garin de Montglane. Garin se enfrentaba a Carlomagno en una partida de ajedrez con su vida en juego. Sin embargo, si ganaba el emperador le entregaría su reino, su esposa, y sus ejércitos. Garin venció, pero generosamente se arrojó a los pies de Carlomagno y le pidió únicamente un feudo y un ejército para seguir sirviéndole.


Pese a los consejos recibidos, y al siniestro relato que Catalina acaba de hacer, Boleslas se niega a perder voluntariamente frente a la emperatriz y gana la partida. La emperatriz se lo toma a mal, recuerda la ofensa de lesa majestad que culminaba su relato y ordena fusilar a "El Turco" delante del Palacio de Invierno. Ahora, Von Kempelen tendrá que usar de toda su habilidad para salvar a Boleslas.


El cartel de la versión alemana de la película recoge el dramático momento del fusilamiento de "El Turco" con Bolesla Vorowsky en su interior.


Como las cosas iban deprisa en los años veinte del siglo XX, ya en 1927 se estrena la versión cinematográfica de la novela de Dupuy-Mazuel, algunos de cuyos fotogramas han servido para ilustrar esta entrada. La dirigió Raymond Bernard y sus principales intérpretes fueron Pierre Blanchar (Boleslas Vorowski), Charles Dullin (Von Kempelen), Édith Jéhanne (Sofia), Camille Bert (Nicolaieff) y Marcelle Dullin (Catalina II).


El guión de la película es muy respetuoso con la novela, salvo la localización geográfica inicial, Vilnius en lugar de Riga. La adaptación al cine es incluso superior a su referente literario ya que prescinde de ciertos pasajes esotéricos presentes en la novela con lo que la trama gana en verosimilitud. Además, mientras que el paso del tiempo ha dejado algo anticuado el discurso de Dupuy-Mazuel, la película mantiene aún hoy una poderosa presencia visual.  




Y en 1928 se estrenaba la versión española de la película de Raymond Bernard, titulada "Jaque a la reina" con lo que queda claro que la costumbre de los distribuidores españoles de no dejar un título original sano no es precisamente cosa de nuestros días. Así comentaba el diario ABC, en un breve publicado el  14 de marzo de 1928, el estreno de la película acaecido sólo dos días antes:


Cinema Palacio de la Música
"El jugador de Ajedrez", la muy ponderada novela de Dupuy Mazuel, ha servido de base a la gran película "Jaque a la reina", en la que con presentación fastuosa se da a conocer una trágica época que consternó a Rusia y a Polonia. Los personajes están caracterizados maravillosamente por artistas de la Comedia Francesa.


En 1938 se estrenó una segunda versión de la obra de Dupuy-Mazuel dirigida por Jean Dréville y que no he tenido la oportunidad de ver todavía. Quedará pues para una ulterior entrada.

2 comentarios:

Antonio Gude dijo...

Magnífica entrada, ilustrada a la perfección. Efectivamente, parece que Dupuy-Mazuel era un personaje extraño. Tiene otra novela, 'Échec au Roy' que, obviamente, debe ser también de tema ajedrecístico, lo que sugiere que el ajedrez le interesaba mucho. No la conozco, y utilizar la forma arcaica de rey (Roy, en lugar de Roi) sugiere que debe ser también de época. Te superas a ti mismo. Un abrazo. (No he podido contestarte en mi blog, porque no logro meter comentarios).

Mariano García Díez dijo...

Gracias, Antonio.

Intentaré encontrar la novela.

Un cordial saludo.