Pero es sin duda en el juego del ajedrez donde este rechazo de la asociación del rojo y el negro se hace más patente y es más precoz. Cuando nace este juego en el Norte de la India hacia el siglo VI de nuestra era, se enfrentan un campo rojo y un campo negro, una oposición fuerte y significativa en toda Asia: el rojo es allí el principal contrario del negro. Dos siglos más tarde, la cultura árabo-musulmana conserva estos dos colores al adoptar el juego, y luego lo difunde en todo el espacio mediterráneo; hacer que se enfrenten en el tablero es para ella pertinente y coherente. En cambio, cuando el juego llega a Europa, un poco antes del año 1000, hay que occidentalizarlo, es decir, no solo replantear la naturaliza y el recorrido de las piezas sino también los colores de los dos campos: rojo contra negro no constituye en absoluto una pareja de contrarios para la mentalidad feudal cristina. Son dos colores que no mantienen entre sí ninguna relación, ni siquiera de oposición; asociarlos, aunque solo sea en el terreno del juego, tiene algo de diabólico. Durante el siglo XI, se cambió pues el negro por el blanco, y en el tablero se enfrentaron un campo rojo y un campo blanco, dos colores que pasaban entonces por ser los más antinómico, tanto a nivel material como a nivel simbólico. Y así seguirá siendo hasta el siglo XV, momento en el que se instaura progresivamente el juego moderno, donde los dos campos que se enfrentan son el blanco y el negro142.
142. A finales de la Edad Media se impone poco a poco la idea de que la pareja blanco/negro es más rico en significado que la pareja blanco rojo. A partir de los años 1360-1380, el color negro fue objeto de una promoción notable: pasó de ser el color del Diablo, de la muerte y del pecado, a ser el color de la humildad y la templanza, dos virtudes entonces en plena expansión. Además, las teoría de Aristóteles en cuanto a la clasificación de los colores se habían difundido ampliamente y en ellas el blanco y el negro eran los dos polos extremos de todos los ejes cromáticos. Por eso en muchos ámbitos la oposición del blanco y el negro empezó a ser vista como más fuerte y más rica que la del blanco y el rojo, particularmente en el tablero de ajedrez. Véase M. Pastoureau: Le jeu d'échecs médiéval, París, 2012, pp. 30-34.
Michel Pastoureau (1947) es un historiador francés especializado en la Edad Media y, dentro de este periodo, en estudiar los aspectos simbólicos de la sociedad medieval: el color, la heráldica, los emblemas... Además está muy interesado en el ajedrez como espejo de la sociedad medieval.
El fragmento que citamos sobre estas líneas procede de su libro Rojo, historia de un color.
FICHA TÉCNICA
MICHEL PASTOUREAUROJO. HISTORIA DE UN COLOR
FOLIOSCOPIO. BARCELONA, 2024
TRADUCCIÓN DE NÙRIA PETIT


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