jueves, 9 de julio de 2020

LA PARTIDA DE AJEDREZ DE JOSEF DANHAUSER

El cuadro de hoy es una obra del año 1839 realizada por el pintor austriaco Josef Danhauser. Se titula La partida de ajedrez y pertenece a las colecciones del Palacio Belvedere de Viena. Danhauser fue uno de los representantes principales del estilo Biedermeier, nacido en la Europa central en la primera mitad del siglo XIX. El estilo Biedermeier refleja los ideales de la burguesía acomodada de la época, lo que en pintura se tradujo en un arte realista y academicista, que se expresa fundamentalmente mediante escenas de género que representan diversos aspectos de la vida cotidiana, teñidos en ocasiones de un amable sentido del humor. Un arte agradable, escasamente comprometido con los problemas sociales, como corresponde a un arte respetuoso con los ideales de la Restauración y el absolutismo.


La partida de ajedrez presenta un abigarrado retrato grupal, en el que un nutrido grupo de personas reaccionan de forma diversa a la partida de ajedrez que se acaba de celebrar y que constituye el motivo central de la composición. Por cierto, entre ellas hay quien ha creído reconocer, en el hombre en primer plano a la derecha de la composición que lleva una rama de olivo en la mano, al célebre compositor Franz Liszt. Danhauser ofrece todo un muestrario de penetración sicológica, mostrándonos los sentimientos que el desenlace de la partida suscita en los diversos personajes representados.

Supuestamente, el cuadro describiría una historia real. El año 1838, uno antes de que se pintara el cuadro, se habría disputado una partida de ajedrez entre un adinerado banquero,  de nombre Bernhard Freiherr von Eskeles, y una mujer noble, de origen húngaro, cuyo nombre no ha sido preservado por la Historia. En la partida se dirimió una importante apuesta. La historia habría sido así: el amante de la noble húngara habría incurrido en cuantiosas deudas con el banquero Eskeles, deudas que se habría visto incapaz de satisfacer. Una partida de ajedrez fue el medio que la mujer encontró para resarcir la deuda. Una victoria suya liberaría a su amante de la obligación contraída. No nos ha llegado la contrapartida que ella debería asumir en caso de derrota, aunque no cuesta demasiado imaginarla.

Danhauser aprovecha la composición para señalar el nuevo papel que las mujeres desempeñan en la sociedad, hecho remarcado por la estatua que aparece en la parte izquierda del cuadro, que representa el tema clásico de Hércules y Ónfale. En ella, el hijo de Zeus aparece vestido con las ropas de su amante y llevando los utensilios para hilar, mientras Ónfale viste la piel del león de Nemea y porta la maza del héroe.

El detallismo de la composición lleva a hacer reconocible la posición final presente en el tablero. Efectivamente, la dama ha conseguido dar mate a su rival, aunque nos parece que al mate que vemos solo se pudo llegar después de un burdo error de von Eskeles.


Por cierto, el estilo Bierdermeier no se circunscribe solamente a las Bellas Artes, también se interesó en las artes aplicadas. Muebles y elementos decorativos también participaron de este movimiento. El mismo cuadro nos da un ejemplo al mostrarnos un hermoso juego de ajedrez Biedermeier.



FICHA TÉCNICA
JOSEF FRANZ DANHAUSER
THE CHESS GAME (1839)
ÓLEO SOBRE LIENZO 135 x 175 cm.
PALACIO BELVEDERE, VIENA

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