miércoles, 3 de julio de 2024

HABLA EL REY. UN POEMA DE FRANCISCO DELGADO-IRIBARREN

Del 21 de al 30 de junio de este año se ha celebrado en la localidad pacense de Zafra el Festival De la Luna al Fuego con el que los zafrenses dan la bienvenida al verano.

Como no podía ser de otra forma, en una ciudad de tan honda raigambre ajedrecística —allí nació Ruy López (1530-1580/90), autor del más importante tratado de ajedrez del Renacimiento, y también Manuel Pérez Candelario (1983), fuerte Gran Maestro Internacional—, el ajedrez estuvo muy presente en las actividades del festival: torneo de partidas rápidas, partida de ajedrez viviente, exhibición de partidas simultáneas y,  como novedad, el Primer Certamen Literario Ruy López, este año dedicado a la poesía y con el ajedrez como tema principal.

El vencedor del certamen fue el escritor Francisco Delgado-Iribarren Cruz con su poema Habla el rey, que presentó al concurso con el muy ajedrecístico seudónimo de Gary Morphy.

Francisco Delgado-Iribarren cultiva con frecuencia el ajedrez en su quehacer poético. Suyo es el libro Este juego es infinito. 64 sonetos ajedrecísticos (Editorial Poesía eres tú. Madrid, 2020) del que tenemos pendiente hablar por extenso.

Mientras tanto, les ofrecemos el poema con el que obtuvo primer premio en el certamen que estamos comentando.

HABLA EL REY

Observad el tablero con cuidado,

los días blancos y las noches negras.

El marco de este juego es infinito,

cabe la gloria, cabe la condena.

Sabed que no podréis salvaros solos,

vuestra suerte depende de otras piezas.

Tenéis que pelear como un ejército,

del amigo que sufre estar muy cerca.

Preparaos también para sufrir,

el sufrimiento a todo el mundo llega.

Lidiar con la impotencia del fracaso,

llorar el desconsuelo de la ausencia.

Es más, algunos perderéis la vida

muy pronto, antes de lo que se espera,

y dejaréis en vuestros más cercanos

un río inagotable de tristeza.

Pero todos debéis seguir luchando,

porque el valor obtiene recompensa.

Encontraréis felicidad, seguro,

hallaréis el amor en otras piezas.

Nuevas misiones, renovados sueños,

combinaciones y jugadas bellas.

Trabajad por dejar a nuestros hijos

un legado de paz y de belleza.

Peones, apoyaos, id muy juntos,

no tengáis prisa por llegar a reina.

Caballos, sed ligeros, abrid huecos,

buscad vuestras mortíferas tijeras.

Alfiles, sed astutos, sed puñales,

cubrid las diagonales más abiertas.

Torres, cuidad de mí, defended bien

nuestra línea, pero a todo atentas.

Mi reina, tú eres la más dotada,

¿qué te puedo enseñar que tú no sepas?

Yo soy muy frágil, pero en la batalla

última puedo decidir la guerra.

Sed ambiciosos, listos y prudentes,

la gloria solo llega a quien la sueña.

Y no olvidéis jamás, por un instante,

que hay un dios que en lo alto nos observa.



El autor frente al tablero





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