A la famosa «sala de Napoleón», del Yaz, acudía todas las noches un gentío alegre que bebía y jugaba frenéticamente, sin pensar en el mañana. Allí conocí a varios oficiales de la misión militar francesa, que me llevaban a su cuartel para jugar al ajedrez. El comandante de la misión, que también se hizo muy amigo mío, era un francés típico, bueno y colérico, tan apasionado por el ajedrez que cuando me dejaba ganar me obsequiaba con grandes paquetes de azúcar, té, macarrones y pastas, cosas que ya escaseaban mucho en Rusia, y, en cambio, cuando perdía se encolerizaba y decía que yo le había hecho trampas. Me ganaba casi siempre, naturalmente.
El maestro Juan Martínez que estuvo allí es una novela que cuenta las peripecias del bailaor Juan Martínez (1896-1961) en la URSS en los primeros años de la revolución. Martínez se las contó al periodista Manuel Chaves Nogales (1897-1944) en París, en los años 30 del siglo XX. La novela es un relato en primera persona de la guerra civil entre blancos y rojos que se extendió por Rusia entre 1917 y 1923 y en la que Juan Martínez y su compañera Solé estuvieron a punto de ser fusilados tanto los bolcheviques como por los blancos.
La ilustración presenta unos trebejos fabricados por la fábrica de porcelana Lomonosov de San Peterseburgo en 1921 (contemporánea, por tanto, de los hechos narrados en la novela) y diseñado por las hermanas Danko. La escultora Natalya (1892-1942) se encargó del modelado de las piezas y Elena (1898-1942), pintora, poeta y escritora, se encargó de la decoración pictórica.
Siendo una obra de inspiración bolchevique, las piezas rojas representan a obreros, campesinos y miembros del ejército rojo y los peones son jóvenes campesinas (uno de los pocos ejemplos de peonas en los ajedreces figurativos). Las blancas por su parte representan a la muerte, el dinero y a oficiales zaristas. Los peones en este caso son esclavos encadenados.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario