martes, 12 de abril de 2022

LOS TRES MOSQUETEROS

Por su parte, y desde ese punto de vista, el cardenal no le iba a la zaga al rey. Cuando hubo visto la formidable elite de que Luis XIII se rodeaba, ese segundo, o mejor, ese primer rey de Francia también había querido tener su guardia. Tuvo por tanto sus mosqueteros como Luis XIII tenía los suyos, y se veía a estas dos potencias rivales seleccionar para su servicio, en todas las provincias de Francia a incluso en todos los Estados extranjeros, a los hombres célebres por sus estocadas. Por eso Richelieu y Luis XIII disputaban a menudo, mientras jugaban su partida de ajedrez, por la noche, sobre el mérito de sus servidores. Cada cual ponderaba los modales y el valor de los suyos; y al tiempo que se pronunciaban en voz alta contra los duelos y contra las riñas, los excitaban por lo bajo a llegar a las manos, y concebían un auténtico pesar o una alegría inmoderada por la derrota o la victoria de los suyos. Así al menos lo dicen las Memorias de un hombre que estuvo en algunas de esas derrotas y en muchas de esas victorias.

Ilustración de Mead Schaeffer (1898-1980) para la edición publicada por Dodd, Mead & Co. en 1929.



FICHA TÉCNICA
ALEJANDRO DUMAS
LOS TRES MOSQUETEROS
ALIANZA EDITORIAL. MADRID, 2010
TRADUCCIÓN DE MAURO ARMIÑO


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