domingo, 9 de agosto de 2020

EL MAGO DE RIGA



Dice José María de la Loma en algún lugar de la novela que «la gente elige una excusa y los escritores elegimos un personaje». Y es verdad porque Mijaíl Tal es en este libro solo un pretexto. Asegura que no conocía nada de Tal hasta que un día dio con una crónica sobre él en un diario. El personaje le pareció interesante y se documentó sobre su vida y sobre el ajedrez para escribir esta novela. Novela, no biografía. Pronto queda claro que esto es así. El Tal que comienza a emerger desde las primeras páginas no parece verosímil. Nada verosímil. A estas alturas es de imaginar el enfado del lector ajedrecista que esperase encontrar en el libro la vida del octavo Campeón del Mundo contada hasta sus más mínimos detalles.

Espaciadamente, porque el libro se explaya en enormes digresiones (sobre otros ajedrecistas, sobre escritores, sobre el hecho mismo de escribir) van desgranándose las anécdotas sobre Tal que, mil veces repetidas, ni siquiera parecen mejor documentadas que en el más apresurado texto periodístico. Algunas están equivocadas, sin más. Además faltan algunas de las más surrealistas, como la célebre de cómo sacar a un hipopótamo de un pantano.

Algunos errores son tan delirantes —confundir el segundo apellido de Arturo Pomar (Salamanca) con  su lugar de nacimiento; llamar Terán repetidas veces a Román Torán— que he llegado a sospechar si no serían intencionados. No en vano el autor dice que «toda esta novela» es una licencia.

Superado el estupor inicial, yo tampoco esperaba esto, empecé a cogerle el gusto a la cosa. La novela está escrita en un tono muy ágil con frases cortas y sentencias breves que hacen rápida y amena la lectura. Tal tiene poca importancia (o la tiene toda) pero el narrador, ya no me atrevo a decir el autor, empieza a opinar sobre todo lo que se le pone a tiro, sazonando el texto con gotas de un humor vitriólico y, a veces, un punto cínico. Como hemos dicho la literatura («¿Por qué se escribe?». «¿Para quién?». «¿Cuál es el misterio de la creación literaria?».  Y, estoy de acuerdo, la más inquietante: «¿Para qué sirve leer novelas?».) es una parte importante del libro. Surgen interesantes reflexiones de autores consagrados y descubrimos a algunos escritores letones poco conocidos en Moratalaz. 

Pero pronto todo se desmadra, la narración empieza a prestar más atención a los personajes secundarios que al principal, inventándose una vida para cada uno de ellos. Incluso a los objetos. La historia del ejemplar de la biografía de Tal escrito por Damsky que compra el narrador para documentarse ocupa más espacio que el análisis del contenido del libro. Nos enteramos de de quién lo compró, de la gente que lo leyó, de cómo terminó en una biblioteca pública al serle confiscado a un ladrón, de cómo ardió la biblioteca y de cómo el libro terminó en una librería de lance. Incluso se menciona a Voris Bian (sic) y esto ya no puede ser un error, tiene que ser intencionado.

Este es el tenor del libro. Desaconsejable si se quiere conocer a fondo la vida de Tal. Aconsejable si se quiere pasar un buen rato. Yo, al menos, lo pasé.

Quiero terminar con una cita de Tal que se menciona en la novela pero que no había leído nunca antes. Como no se aporta la fuente, y el libro es como es, no puedo asegurar que saliera de los labios de Tal. Pero me gusta, de hecho me gusta mucho más que algunas citas sobre ajedrez que circulan por ahí y no quiero dejar de consignarla. Un periodista argentino habría preguntado a Tal en un torneo disputado en Buenos Aires si tenía ganas de regresar a casa. Tal habría respondido:
mi casa es el tablero

A continuación una partida que se menciona en el libro. Torán-Tal, jugada en la República Federal de Alemania en 1961.



FICHA TÉCNICA
EL MAGO DE RIGA
JOSÉ MARÍA DE LOMA
EDICIONES ALGORFA. MÁLAGA, 2019

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