domingo, 12 de septiembre de 2010

SCALA II


64. Ars combinatoria (Ediciones de la imprenta) es un librito  (9x8 cm.) publicado por Eduardo Scala en mayo de 2010. En él se propone la creación de un poema aleatorio basado en el juego del ajedrez. 

El libro  contiene 64 páginas, con  perforaciones en su parte izquierda que permiten  arrancarlas con facilidad, que se dividen en dos bloques: 16 sustantivos masculinos, de los que ocho son monosílabos y otros ocho bisílabos, y 16 femeninos divididos de la misma manera.

El poema, los poemas, se elaboran de acuerdo al siguiente ritual: se cortan las hojas  y con ellas se forman dos mazos, uno masculino y otro femenino, que se barajan  independientemente y con los que se compone un tablero de ajedrez de 64 cm. de lado. Después...
lea, contemple y goce las multiples lecturas del poema siempre nuevo.
A modo de ejemplo, en el libro se ofrece uno de los posibles tableros, que mostramos en el siguiente diagrama:


Los posibles poemas son pues tantos como jugadas tiene el juego del ajedrez algo que  como es bien sabido alcanza cifras astronómicas. El matemático estadounidense Claude Shannon estimó el número de jugadas posibles en 10 elevado a 120, o lo que es lo mismo, un uno seguido de 120 ceros lo que nos da la siguiente cifra:
1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.
000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000
El vértigo surge cuando averiguamos que según Jorge Wagemsberg, director del Museo de la Ciencia de Barcelona, el número total de partículas subatómicas que contiene el universo solo asciende a 10 elevado a 80.

Ante esta enormidad de posibilidades, voy a proponer una que entronca con una tradición que también relaciona el ajedrez con la poesía: el recorrido del caballo. 

El recorrido del caballo es un problema matemático en el que se pregunta si un caballo puede recorrer las 64 casillas del tablero sin pasar dos veces por la misma, efectuando lógicamente jugadas legales. Es un problema que ha apasionado a matemáticos de todas las épocas, pudiéndose citar entre los más destacados a Euler.

Los matemáticos árabes ya resolvieron el problema en el siglo IX y en algunos manuscritos camuflaban la solución en un poema de 64 versos. Según la nomenclatura árabe para reproducir partidas de ajedrez cada casilla viene designada por dos letras, así que las dos primeras letras de cada verso se correspondían con la casilla que el caballo debía ocupar en su peregrinación y leyendo el poema se llegaba poco a poco a su solución. 

Uno de los primeros en resolver este problema fue el ajedrecista árabe del siglo IX al-Adli ar-Rumi cuya solución podemos ver en el diagrama siguiente:


Así que, siguiendo la solución de al-Adli y partiendo del tablero base contenido en el libro, obtendríamos el siguiente poema: 
la nada / el dedo / la faz / el nudo
la boca / el no / la rama / el sí
la vid / el humo / la voz / el hoy
la luna / el tú / la mar / el hilo
la te  / el dos / la rosa / el gozo
la hez / el gen / la gota / el yo
la caja  / el muro / la  paz / el rizo
la hora / el rezo / la ruta / el rey
la red / el velo / la vida / el sol
la mano / el paso / la cruz / el dado
la risa / el pan / la sed / el fin
la hoz / el cero / la nube / el don
la duda / el mar / la seda / el beso
la sal / el todo / la dama / el rito
la luz / el ser
Solo después de escrita esta entrada me he dado cuenta que el poema surgido siguiendo la solución de al-Adli empieza por la nada y termina por el ser. Claro que, necesariamente, la siguiente jugada, la que cierra el círculo y empieza una nueva peregrinación, ha de llevarnos ineludiblemente de vuelta a la nada.

2 comentarios:

Juan Escourido dijo...

¡Maravillosa círculo! Me queda la impresión de que Al-adli, de alguna manera, ya cifró la aparición de ese cíclico Ser en la Nada/Nada en el Ser. Luego Scala cumplió el papel del médium. De hecho, la necesaria mediación para que se forme el círculo tiene lugar sobre las palabras que él dispone.Y, finalmente, tú lo haces ver.

Excelente.

Establo Pegaso dijo...

Muy interesante, como todo los temas que toca Eduardo Scala, que sabe ir a lo esencial.
Un saludo