CLARÍN
“También creyó que su fama de hombre de talento se afianzaría probando sus fuerzas en el ajedrez, y aplicó a este juego mucha energía. Una tarde que jugaba en presencia de varios socios y llevaba perdidas muchas piezas, vio su salvación en convertir en reina un peoncillo.
- ¡Éste va a reina! –exclamó fijando con los suyos los ojos del adversario.
- No puede ser.
- ¿Cómo que no puede ser?
Y el contrario, por instinto, retiró una pieza que estorbaba el paso del peón que debía ir a reina.
- A reina va, y lo hago cuestión personal –añadió envalentonado Trabuco, dándose un puñetazo en el pecho.
Y el contrario, sin querer, le dejó otra casilla libre.
Y así, de una en otra, jugándose la vida en todas ellas, convirtió el peón en reina y ganó el juego el enérgico diputado provincial de Pernueces”.
“También creyó que su fama de hombre de talento se afianzaría probando sus fuerzas en el ajedrez, y aplicó a este juego mucha energía. Una tarde que jugaba en presencia de varios socios y llevaba perdidas muchas piezas, vio su salvación en convertir en reina un peoncillo.
- ¡Éste va a reina! –exclamó fijando con los suyos los ojos del adversario.
- No puede ser.
- ¿Cómo que no puede ser?
Y el contrario, por instinto, retiró una pieza que estorbaba el paso del peón que debía ir a reina.
- A reina va, y lo hago cuestión personal –añadió envalentonado Trabuco, dándose un puñetazo en el pecho.
Y el contrario, sin querer, le dejó otra casilla libre.
Y así, de una en otra, jugándose la vida en todas ellas, convirtió el peón en reina y ganó el juego el enérgico diputado provincial de Pernueces”.
FICHA TÉCNICA
LEOPOLDO ALAS "CLARÍN"
LA REGENTA
BARCELONA. DANIEL CORTEZO, 1884 Y 1885.
LA REGENTA
BARCELONA. DANIEL CORTEZO, 1884 Y 1885.
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