martes, 23 de marzo de 2021

GAMBITO DE ALFIL DE REY, DE CARMELO M. LOZANO


Antes que nada, creo necesario decir que Gambito de alfil de rey, pese a su título  y portada, no es un tratado técnico sobre el rey de los gambitos, en afortunada expresión de Antonio Gude. No. Gambito de alfil de rey es una antigua novela española, muy poco conocida, que a punto estuvo, en 1967, de ganar el premio Nadal de literatura, uno de los más prestigiosos de la época.

Su autor, Carmelo M. Lozano, es un abogado y profesor de derecho en la Universidad de Murcia del que poco puede averiguarse en la red. Que esta es su primera novela y que escribió tres más sin conseguir el favor ni de la crítica ni del público.

En el prólogo de esta novela encontramos una declaración sorprendente: «actualmente solo se interesan por la novelística unos cuantos ejemplares de la especie humana, tan pocos que podríamos clasificarlos en cinco grupos». El quinto grupo son precisamente los ajedrecistas. Y, al desarrollar la idea, afirma que los buenos ajedrecistas «vienen a buscar problemas nuevos, hastiados de haber resuelto  todos o casi todos en su tablero». Por último, declara que el tema de la novela no es otro que la partida Inmortal de Andersen y Kieseritzky, disputada en Londres en 1851, de la que se ofrece su desarrollo.

La novela cuenta dos historias completamente diferentes, las andanzas de Mariano Pérez Alba, un joven adinerado y hastiado, muy adinerado y muy hastiado, en una pequeña ciudad española que no se nombra y Rafael, un cubano que trabaja para la resistencia anticastrista. Solo al final de la novela las dos historias se entrelazarán para dar pie al desenlace.

Además de las referencias estructurales que hemos citado, el ajedrez es una vaga afición de Mariano. Lo juega con una amiga, una vez al año.
—Pepa, tráeme el ajedrez. El de viaje.
—¿Otra vez ella?
—Sí; otra vez.
—Es muy tarde para ver a nadie.
—A ella no. Trae el ajedrez.
Para ella «el ajedrez era un remanso, que igual permitía la fijeza del pensamiento que el viaje de la imaginación». Para él, simplemente un rito que había que cumplir. Además de Andersen, Kiseritzky, mencionados en el prólogo, también se nombran las defensas Philidor y Laske (sic). Al final de la obra, Mariano se «sacrifica» y aquí cobra pleno sentido el título de la novela, para obtener un beneficio para las poquísimas personas que estima, mientras él se lanza a la «búsqueda de un Dios paternal». 

Sin embargo y pese a lo dicho, me parece que más que un gambito la figura ajedrecista que mejor cuadra con la estructura de la novela es la del «automate». El automate es un tipo de problema en el que las blancas, en vez de intentar dar mate al rey contrario, tienen que forzar a las negras a dar mate a las blancas. Jugar a perder, en suma.

FICHA TÉCNICA
CARMELO M. LOZANO
GAMBITO DE ALFIL DE REY
PLAZA & JANÉS. BARCELONA, 1967
PORTADA DE R. MUNTAÑOLA



 

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