Hasta la vista amigo. No le digo adiós. Se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo dije cuando era triste, solitario y final.
La cita viene del momento culmen de "El largo adiós", para muchos la mejor novela de Raymond Chandler. El escritor argentino Osvaldo Soriano tomó parte de la última frase como título de su primera novela. Y, lógicamente, "Triste, solitario y final" compone un sentido homenaje a la figura del personaje principal de la obra de Chandler: el detective Philip Marlowe.
Stan Laurel, el flaco de El Gordo y el Flaco, encarga a Philip Marlowe que investigue por qué nadie le contrata ya en Hollywood. Marlowe con la ayuda del propio Soriano emprenderá un delirante viaje por un Los Ángeles tan surreal como absurdo. Como en el original chandleriano, el libro es una reivindicación de los perdedores, y una diatriba como apostilló Eduardo Galeano en la edición de Seix Barral de 2003 "contra un mundo que tan al revés recompensa y castiga".
El amor que Soriano profesaba al personaje de Raymond Chandler queda patente a lo largo de todo el libro. Marlowe está dibujado con tanta precisión que a veces sentimos que estamos frente al original. Su dimensión ética, su despacho, su apartamento, su gato, sus manías están reflejadas con puntillosa exactitud, también sus soliloquios delante del tablero de ajedrez. Vean, si no, unos ejemplos:
Tal vez Capablanca quiera jugar una partida de ajedrez (...) Sacó el tablero y desplegó las piezas. En verdad no tenía ganas de jugar. Guardó el ajedrez. Se sentía peor que Capablanca.
-¿Juega al ajedrez?
-Muy mal. Apenas sé mover las piezas?
-Bueno, tal vez pueda ganarle.
-¿Juega seguido?
-A veces, cuando Capablanca no está de mal humor?
-¿Juega al ajedrez?
-Bueno.
El detective se puso de pie, buscó el tablero y sacó las piezas de una caja de cartón. Faltaba el rey blanco. Buscó en el escritorio. Encontró una bala 45 y la puso en el casillero de su rey.
La ilustración que muestra a Stan Laurel y a Oliver Hardy jugando una partida de ajedrez es obra de un miembro de una asociación que pretende comprar la escuela donde estudió Laurel para convertirla en un museo dedicado a "El Gordo y el Flaco". La venta de estas ilustraciones es una de las formas que tienen de recaudar fondos.
FICHA TÉCNICA
OSVALDO SORIANO
TRISTE, SOLITARIO Y FINAL
CORREGIDOR. BUENOS AIRES, 1973
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