Como dijimos en una entrada anterior, el ajedrez era una disciplina muy apreciada entre las clases dirigentes de la Edad Media. Hasta el punto de que era un adorno que honraba a todo buen caballero y que, por lo tanto, quien aspirase a serlo tenía que dominarlo. Está consideración, que se extendió por la Edad Moderna, dejó una amplia huella en la literatura y el arte, como con escasa pericia estoy intentando demostrar en este blog. La literatura popular no podía ser ajena a este hecho. A modo de ejemplo sirva el siguiente poema, extraído del Romancero Viejo, en el que una esposa describe las características de su marido.
ROMANCERO
EDICIÓN DE PALOMA DÍAZ-MAS
EDITORIAL CRÍTICA. BARCELONA, 1994
SEÑAS DEL MARIDO
-Caballero de lejas tierras,
llegáos acá y paréis,
hínquedes la lanza en tierra,
vuestro caballo arrendéis:
preguntaros he por nuevas
si mi esposo conocéis.
-Vuestro marido, señora,
decid, ¿de qué señas es?
-Mi marido es mozo y blanco,
gentil hombre y bien cortés,
muy gran jugador de tablas
y también del ajedrez.
En el pomo de su espada
armas trae de un marqués
y un ropón de brocado
y de carmesí el envés;
cabe el fierro de la lanza
trae un pendón portugués
que ganó en unas justas
a un valiente francés.
-Por esas señas, señora,
tu marido muerto es.
En Valencia le mataron
en casa de un ginovés,
sobre el juego de las tablas
lo matara un milanés.
Muchas damas lo lloraban,
caballeros con arnés,
sobre todo lo lloraba
la hija del ginovés;
todos dicen a una voz
que su enamorada es.
Si habéis de tomar amores
por otro a mí no dejéis.
-No me lo mandéis, señor;
señor, no me lo mandéis,
que antes que eso hiciese,
señor, monja me veréis.
-No os metáis monja, señora,
pues que hacello no podéis:
que vuestro marido amado
delante de vos lo tenéis.
FICHA TÉCNICA
-Caballero de lejas tierras,
llegáos acá y paréis,
hínquedes la lanza en tierra,
vuestro caballo arrendéis:
preguntaros he por nuevas
si mi esposo conocéis.
-Vuestro marido, señora,
decid, ¿de qué señas es?
-Mi marido es mozo y blanco,
gentil hombre y bien cortés,
muy gran jugador de tablas
y también del ajedrez.
En el pomo de su espada
armas trae de un marqués
y un ropón de brocado
y de carmesí el envés;
cabe el fierro de la lanza
trae un pendón portugués
que ganó en unas justas
a un valiente francés.
-Por esas señas, señora,
tu marido muerto es.
En Valencia le mataron
en casa de un ginovés,
sobre el juego de las tablas
lo matara un milanés.
Muchas damas lo lloraban,
caballeros con arnés,
sobre todo lo lloraba
la hija del ginovés;
todos dicen a una voz
que su enamorada es.
Si habéis de tomar amores
por otro a mí no dejéis.
-No me lo mandéis, señor;
señor, no me lo mandéis,
que antes que eso hiciese,
señor, monja me veréis.
-No os metáis monja, señora,
pues que hacello no podéis:
que vuestro marido amado
delante de vos lo tenéis.
FICHA TÉCNICA
ROMANCERO
EDICIÓN DE PALOMA DÍAZ-MAS
EDITORIAL CRÍTICA. BARCELONA, 1994
1 comentario:
Me encanta el romancero y la Edad Media. Está genial que juegue el personaje al ajedrez y a las tablas; cuando iba a la facultad de Bellas Artes jugábamos a diversos juegos según las reglas que describe Alfonso X en su libro, incluido el ajedrez con dado. Por cierto, en el museo de Edad Media de París, hay unos "juegos reunidos" y unas piezas de ajedrez preciosas; cuando pase a hacer unas fotos te las mando.
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