En 1952 se estrenó una adaptación cinematográfica homónima de la novela El hombre que miraba pasar los trenes, de Georges Simenon. La película fue dirigida por Harold French e interpretada por Claude Rains, Märta Torén, Marius Goring y Herbert Lom en sus principales papeles. La adaptación difiere del original literario en varias cosas, aunque paisajes y paisanajes son idénticos.
Aquí también Kees Popinga es un empleado ejemplar y también el dueño de la empresa en la que trabaja, Julius de Koster, va a quebrar de forma fraudulenta la compañía. El inspector Lucas sospecha que hay algo turbio en el entorno de De Koster y empieza a investigarlo.
Al igual que en la novela, la película muestra una escena en un club de ajedrez. Pero aquí no es Popinga el aficionado al ajedrez, sino el inspector Lucas. En el transcurso de la escena, el policía mide sus fuerzas con sus interlocutores no solo en el plano ajedrecístico, sino en el real, haciéndoles saber que está tras su pista y que domina el juego de los engaños mejor que ellos. Al derrotar a De Koster y a Popinga, que se turnan en defender una posición perdida, Lucas deja claro quién se va a imponer al final.
En lo que respecta a los aspectos técnicos del ajedrez, los asesores de la película no estuvieron muy afortunados. Dado que las posibilidades de colocar el tablero antes de comenzar el juego son solo dos, sorprende la terquedad en ponerlo mal en películas o series de televisión, hecho que parece desafiar todas las leyes de probabilidad estadística. Pero así pasa una vez más en esta película.
Además, la posición no tiene mucho sentido ajedrecístico, con piezas en lugares insólitos y poco probables en un juego normal, aunque fuera de aficionados, y parece haber sido compuesta solo para lograr un mate rápido que demuestre la superioridad estratégica en todos los sentidos del inspector Lucas. La posición del tablero y el desarrollo de la partida es como sigue:
Y unos cuantos fotogramas de la película.
Marius Goring como el inspector Lucas en un fotograma de El hombre que miraba pasar los trenes. Harold French, 1952 |
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