Andrés y la celada es un libro articulado sobre una anécdota prosaica, pero que se reviste de la importancia que tienen las cosas esenciales, como que un padre enseñe a su hija a jugar al ajedrez (hija que se llama Alicia y con la que también jugaba a hablar al revés: Alicia, ajedrez, hablando al revés... Sin duda su padre la estaba llevando a un País de las Maravillas).
Un libro de poesía, pero entendida como algo que trasciende los márgenes del género, como algo que se aproxima más a una forma de ver, de ser y de hacer.
Un libro a varias manos y a varias voces: original, inesperado y sincero. Originalidad ya desde el epílogo que, en contra de lo que suele ser habitual, aquí precede al prólogo —o a los prólogos—. El primero de ellos, por cierto, del ajedrecista andaluz Ricardo Montecatine, que se pregunta por el vínculo entre el «lógico» ajedrez y la espiritual poesía (según Primo Levi sería la irritabilidad).
La anécdota que decíamos es una partida de ajedrez disputada en un campeonato de Valencia de 1972 por dos aficionados. La partida está comentada de forma poética.
Dos jugadores de ajedrez y dos escritores: cuatro poetas (aunque solo firmen la obra dos). Dos que con sonetos ilustran la obra de los otros dos, los que riman jugadas.
Cuatro poetas, digo.
Me gustaría, sin embargo, que hubiera diagramas para cada jugada. Para que se pudiera leer la partida a la par que los sonetos sin recurrir a un tablero.
Vamos a reproducimos aquí la partida en un visor:
Y también me hubiera gustado una nota sobre la cubierta, en la que cuatro estrafalarios personajes están disfrazados de piezas de ajedrez sobre un fondo escaqueado. Que la foto se repita como colofón me lleva a pensar que pueda tener un significado.
Los autores de todo son Alicia Ruiz (cuyo nombre de guerra poética es Enfero Carulo) y Luis María Pérez, a la pluma; y Antonio Ruiz y Carlos Seguí de Haro, a las blancas y las negras respectivamente.
Por cierto, ni la fotografía de cubierta ni las de los autores que aparecen en las solapas están debidamente acreditadas. En una época en la que la llamada inteligencia artificial está sustituyendo a los creadores esto me parece algo que hay que corregir. ¿Qué la batalla está perdida? Lo sé. Pero ustedes no ignoran que las batallas perdidas son las únicas que merecen la pena ser libradas. Como en el ajedrez, como en la poesía.
¡Y basta! Porque me parecen demasiadas pegas para un libro que me ha gustado tanto. ¡Va a ser verdad que los ajedrecistas somos verdaderamente irritables!
FICHA TÉCNICA
ANDRÉS Y LA CELADA
ENFERO CARULO & LUIS MARÍA PÉREZ
EDITORIAL DALYA. SAN FERNANDO (CÁDIZ), 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario