Louis Hartz (1869-1935) fue un pintor holandés famoso por sus paisajes marinos, escenas de playa y escenas costumbristas sobre pescadores y su entorno. Muchas de estas obras estaban ambientadas en la muy ajedrecística localidad de Wijk aan Zee.
Melancólico, un punto misántropo, reacio a las exposiciones —hasta después de su muerte no se celebró una gran exposición de su obra—, Hartz creía que la pintura no debía contar historias —para eso está la literatura—, pero sostenía que la pintura podía expresar lo «eterno» en las cosas más simples: en una hoja, en una flor.
En 1920, un incendio destruyó la mayor parte de su producción. Cientos de óleos, miles de bocetos ardieron. Hartz logró recuperarse. Su obra después del desastre se centró en realizar retratos. Paradójicamente, esto le granjeó más fama en unos pocos años que la que había alcanzado en treinta de profesión.
Uno de estos retratos es el del segundo campeón del mundo de ajedrez, el alemán Emanuel Lasker (1868-1941). El retrato está datado en 1921 por lo que es probable que se hiciera poco después de su derrota en La Habana ante José Raúl Capablanca.
FICHA TÉCNICA
LOUIS HARTZ
RETRATO DE EMANUEL LASKER, 1921
ÓLEO SOBRE LIENZO.
COLECCIÓN DAVID DeLUCIA
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