Victoria Mortis es una obra de 1921 del sueco Owe Zerge (1894-1983)
Zerge fue un pintor de retratos y naturalezas muertas bastante exitoso en su tiempo, ya que recibió gran número de encargos que le permitieron ganarse razonablemente la vida. Su estilo era realista y no varió gran cosa a lo largo de su dilatada existencia. En una fecha tan tardía como 1976, él mismo ironizaba sobre su anticuado modo de pintar, pero añadía que no creía mejorar a sus modelos si les ponía «un ojo en la frente o la nariz en el pecho».
Victoria Mortis, en la estela de El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel, nos habla de la victoria de la muerte sobre el mundo. En un escenario desnudo, en el que solo están presentes dos figuras, semicubiertas apenas por un manto, destaca el reloj de arena, símbolo tradicional de lo efímero de la vida y del rápido transcurrir del tiempo.
Que la muerte llega rápido es algo que los piratas, por su oficio, sabían muy bien. Por eso, y para meter miedo, muchos añadían a las calaveras y tibias de la Jolly Rogers un reloj de arena. El mensaje para sus enemigos estaba claro: os queda poco. Tal es también el sentido en este caso.
Sin embargo, el reloj de arena también simboliza la mediación entre el cielo y la tierra, la capacidad de renacer, pues la simple inversión ocasiona un nuevo comienzo. Es en este sentido, creemos, en el que debemos interpretar este cuadro, en la línea de otras obras suyas en las que, apoyándose en Francisco de Asís, advierte que nadie escapará de la muerte y que más vale estar preparado cuando esta llegue.
En los últimos años, el gran número de retratos de jóvenes y niños, algunos de ellos desnudos, que pueblan la producción de Owe Zerge (pese a que es difícil encontrar algo directamente sexual en ellos) le han puesto en el punto de mira de los guardianes de la moral y en algunos sitios su obra se tilda de inadecuada.
VICTORIA MORTIS, 1921
ÓLEO SOBRE TABLA. 45 x 49 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR
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