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miércoles, 4 de octubre de 2023

LA REVANCHA DE CAPABLANCA


La rivincita di Capablanca (La revancha de Capablanca) es una novela de Fabio Stassi publicada en 2008. Hasta la fecha, no ha merecido la gracia de ser traducida al español.

Arranca con una cita de Gesualdo Bufalino (sin citar de qué libro), quien preparaba una novela sobre la vida de Capablanca cuando murió.
Porque el ajedrez no es simplemente un juego. Es guerra, teatro y muerte. Esto es: la vida entera.
La novela parte de un hecho ficticio: un supuesto match disputado en Rio Preto entre Capablanca y un jugador norteamericano del que no sabemos el nombre, organizado por un empresario estadounidense, del que saldrá el retador al vigente campeón del mundo, Alekhine. 

Alekhine, contra todo pronóstico, había derrotado al cubano en 1927. La acción transcurre en 1940, veinte años después de que Capablanca obtuviera el título, y se plantea como la última esperanza de este de conseguir una revancha que, como sabemos, no pudo obtener en la realidad.

A partir de este punto se van desgranando anécdotas de la vida de Capablanca (también sobre la de Alekhine), algunas ciertas, otras inventadas. 

Ciertas son la sorpresa de su padre, cuando el niño le dice que había aprendido a jugar por sí mismo, solo mirando jugar a su progenitor; su victoria frente a Corzo, luego frente a Marshall; su trayectoria triunfante hacia el título del mundo; la fascinación que su juego ejerció sobre los aficionados y sus propios colegas...

Inventadas, la historia de Félix, un negro analfabeto, mejor jugador de ajedrez de Cuba, semental de esclavas en las plantaciones para generar nuevas camadas de esclavos sanos y fuertes, y del que se decía que había hecho tablas con Morphy en la visita de este a la isla. El niño Capablanca fantasea con la posibilidad de que gotas de la sangre de Félix corrieran por sus venas. También inventadas son las apuestas cruzadas entre él y Alekhine sobre quién sería el primero en seducir a la esposa del gran duque que organiza el torneo donde se conocieron. Y, sobre todo, la de Xavier, otro niño, al que enseña a jugar y que años después visita a Alekhine poco antes de su muerte para disputar una partida contra él. Un ladrillo más en el muro conspiranoico erigido en torno a la muerte de Alekhine. 

Aunque la perspectiva de la novela sea la de Capablanca, la historia se ve lastrada por un notable grado de maniqueísmo. Que Alekhine no fue el más simpático de los hombres es algo atestiguado por sus contemporáneos; que tuvo comportamientos reprobables, cierto, pero ¿alguien no?; que fue colaboracionista con los nazis por acción u omisión, sabido. Pero, desde luego, no escribió, como se dice en la novela, que Capablanca fuera un mestizo, descendiente de una clase parasitaria y pusilánime, cobarde en su juego, en el que no se aprecia la luz de la inteligencia. Alekhine, mejor que nadie, sabía cómo jugaba Capablanca. En el prólogo, el autor pide perdón al ajedrecista cubano por la haber tomado prestados su nombre y su vida para hacer una novela. Creo que Alekhine hubiera merecido todavía más esas escusas.

Como suele ser habitual, la descripción del juego es muy floja, aunque el autor ha hecho un buen trabajo de documentación sobre la vida de Capablanca y el ajedrez en la primera mitad del siglo XX.

El diseño de la ilustración de cubierta es de Riccardo Falcinelli y el dibujo de Luigi Bicco.



FICHA TÉCNICA
FABIO STASSI
LA RIVINCITA DI CAPABLANCA
MINIMUM FAX. ROMA, 2008

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