En palabras de su director, Fernando Merinero (1958), El viaje de Penélope es «una extravagante, jocosa y romántica visión del amor entre Penélope y Ulises». Si hay un director heterodoxo en el cine español, ese es Fernando Merinero. En esta película inclasificable, excéntrica y apta para poquísimos públicos, que toma como punto de partida la Odisea de Homero, cuenta una historia de infidelidad, celos y viajes interiores que no dejó indiferente a la crítica. Muy al contrario, esta se manifestó rotunda y mayoritariamente en contra.
Hay que aclarar, antes de pasar al ajedrez, que en esta película los papeles masculinos están interpretados por mujeres y los femeninos por hombres. Así, el propio Merinero se reservó el papel de Penélope. En sus viajes, Ulises (interpretado por Glauca) tiene un encuentro onírico con Adonis (Dolma Planas) en el que juegan una partida de ajedrez.
El narrador, Homero, que por supuesto está también interpretado por una mujer (Chus Gil), nos cuenta cómo se desarrolla:
Un dormir agitado de oleaje indómito, que le transporta a una partida de ajedrez donde se juega algo más que la vida. Se juega a Penélope, la esencia del amor sublime. Ser uno siendo dos. ¡Ser uno siendo dos! Sentir el corazón del otro como el latido propio y no comprender su vida sin la del otro ser.
Ulises mueve principalmente sus caballos. Ese noble animal que tanto le ata a Penélope. Y a modo de amuleto se muestra convencido de que le apartará de todo mal. Por eso se lo muestra desafiante una y otra vez al escultural Adonis, quien con orgullo amenaza a su rey con la reina y le amenaza con jaque mate.
ADONIS
—Jaque mate.
Ulises intenta sacudirse la intimidación con la fuerza de su caballo, pero la reina es todopoderosa y nada puede hacer el rey ante su versatilidad de sus movimientos.
Lo dicho, ni lo intenten si no albergan en su espíritu al menos un atisbo de heterodoxia vanguardista.
El viaje de Penélope; Fernando Merinero (Vendaval Producciones, 2010)
Glauca como Ulises |
Ulises, derrotado, emprenderá poco después el regreso a Ítaca |
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